Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 20 de enero de 2020

Mujeres después del muro (por Cacho Silvera)



  El siguiente texto NO es de mi autoría. Pertenece a un amigo, Cacho Silvera, viejo lobo de mar. Vive en Brasil y es padre de tres hijos.



  Qué deprimente es ver las historias de cuatro mujeres solteras de 30 que se van de vacaciones juntas. No hay creatividad, no hay fuerza, no hay espontaneidad: todo lo hacen porque quedaron fuera del mercado sexual reproductivo, han chocado contra el muro de las expectativas racionales de los varones y de sus femeninas expectativas irracionales. Cantando música tropical en el auto, comiendo rabas cerca del mar o el río, turnándose para sacarse fotos en las que fingen profunda meditación frente a una montaña. Yendo al boliche con cara de “no queremos más sexo casual, queremos casamiento e hijos”, dan una imagen desteñida de sucedáneo de la estúpida felicidad marital y reproductiva, cargan en sus ojos con el peso de que muchas de sus amigas ya consiguieron banco de esperma y ya tienen a quien cebarle mates los domingos y regañar todas las noches de los días de semana; ya encontraron, después comerse las mejores pijas que su juventud les proporcionó, a quien enloquecer, despersonalizar, aburrir y llevar a la locura. 

Distinto es el caso de los hombres - en caso de que sean medianamente ilustrados y aventureros - ya que en sus caras y acciones no está impresa la urgencia del reloj biológico. En sus huevos hay semen, pero ellos lo expulsarán todos los días a través del bendito mecanismo de la paja a repetición. Una mujer promedio de 30 o más ya duda hasta de pajearse. No quiere más dejarse llevar por la circunstancias, estudiar literatura clásica, leer algún libro de antropología o mandar a la mierda a todo el mundo y buscar un camino propio y auténtico. Simplemente, erra regando el espacio con su triste lamento: tengo 30, no me casé, no soy madre y todo lo que hago es una protesta a eso.

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