La entrada leve y breve

  Lo esencial es invisible al microscopio...

Más allá de los árboles

Me hace mal la falta de sexo - o la esperanza de tenerlo -, el exceso de Pornhub, no poder salir a correr, los atracones con comida toda mezclada y el clima social imperante. Vivo ansioso, acelerado. A mí lo único que me contiene es trotar unos kilómetros bajo el sol, tirarme en el pasto a hacer ejercicio, elongar tranquilo al lado de un árbol. Hay que dejarse de robar con la muerte por lo menos cuatro años. No existe. Una invención cultural. ¡Basta! Felices los que tienen una linda mujer a su lado para garchulear. O los que viven en una casa con pileta. O los que estás lejos de esta orwelliana ciudad. O los políticos, que salen cuando se les canta el culo. O vos, encerradite del toor que leés esto y te reís porque tu vida entera fue una petera cuarentena. ¡Me vuelvo loca, mi Dios!

Escapar del campo de concentración

Hubo algo que no conté de mi periplo de cinco kilómetros por Villa Lugano: me comí cuatro empanadas de pollo por cien pe. Finitas como cejas de turra, pero sabrosas. Las pedí antes de entrar a comprar pavadas al chino. Todos los días hago consumos "suntuarios" con tal de salir. Ayer me compré un poquito de panceta, papas fritas, un chocolate y una tira de asado. Me cayó mal por el calor y la mezcla estrambótica. Tuve diarrea y vómito al mismo tiempo. Doble salida, sentado en el biorsi como el suicidio del gran Yabrán. Me está matando esto. ¡Me vuelvo locaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Nazis del balcón (balconazis)

A mí la cuarentena no me va a parar. Me arrepiento profundamente de haber bancado esta medida de corte totalitario. Nunca más. ¡Que se me vengan los federales a cagarme a tiros! ¡Basta, viejo! Prefiero morir hoy que vivir este clima de dictadura, buchonería y entreguismo. Misma mentalidad que en la época de Videla. Ya fue todo.

La kuarentena eterna

Hoy caminé 5 km. Hasta Somellera y Murguiondo, a 2,5 km de mi casa. Me harté del encierro. Y me harté también de ser el único tarado que cumple la cuarentena acá. Todo el barrio agolpado en los bancos, cajeros, supermercados y farmacia. Yo me fui solito con el sol. Tomé la calle en subida y encaré para el lado de Estación Lugano. Me hizo bien respirar el aire de la tarde cálida y húmeda. Podría haber ido a un comercio de proximidad, pero en todos se veían colas largas e insalubres, como las de las prostiputas que no usan bidet. ¿Qué hace peor a la salud? ¿Alejarse un poco del domicilio en soledad o pegotearse en una fila con viejas chusmas y palurdos que no se tapan la nariz para estornudar? Ya lo dijo un poeta nacional: "¡Yo sé lo que envenena!" Si me hubiese parado la policía, yo habría mostrado mi documento y mi bolsita. ¿Y si preguntaban por qué uno se fue tan lejos? "Señor oficial, los comercios cercanos están abarrotados de irresponsables que no respetan el distanciamiento social obligatorio". ¡Chau! Sigo marchando hasta Roma. La burocracia kafkiana no me detendrá. Por el contrario, con el pretexto kirchnerista de comprar cosas que no necesito, llegaré hasta el Papa. Peregrino silencioso. Los soldados de la Cristiandad me abrirán paso con la diestra en alto: "¡Salve, Amigazo de Jesús!" Si un joven carpintero judío llegó a ser la persona más popular del mundo, no dudo de mi capacidad para librarme cada día del arresto domiciliario. Porque convengamos que el sedentarismo daña el cuerpo y la mente. Este estado de confinamiento nos inmunodeprime y nos deja con perturbaciones en todo el organismo. Que se aislen los viejos, los enfermos, los cornetas y los que se destruyen con tabaco. Como diría una feminista, "mi cuerpo, mi decisión".

¿Konurmalo mentiroso?

Al Konurmalo le va el refrán: "Perro que ladra, no muerde". Cuatro años con Macri agitándola con "se viene el estallido" y nada. Ahora, con un peronista en el poder, se van a quedar bien mansitos: polenta y cuarentena para todes. No jodamos. El Kongourbano resultó ser tremenda mentira, como el pibe de gorrita que se hace el malo, pero lo apurás y se asusta...

Los profesionales de siempre

Se viene un mundo en el que los profesionales van a ser odiados con fuerza. Todos son antipueblo. Los economistas mandan ajustar, despedir, privatizar. Los médicos prescriben cuarentena, aislamiento social y paz mental falsa y medicamentosa. Los egresados de "ciencias" sociales adoctrinan en escuelas y universidades en ideología de género: deconstruirse al punto de amputarse los huevelines, matar a los propios hijos y rechazar la cultura heredada. Por otro lado, los biólogos y afines promueven solapadamente la extinción humana, so pretexto de que el parate del mundo limpió la contaminación y ahora Flipper nada feliz en el Riachuelo. Llegará el día en que tener un título, cualquiera, sea una vergüenza, una mancha. Porque los estúpidos universitarios, además de no saber qué hacer para que mis zapatos huelan bien, van contra el sentido común, el conocimiento popular y la sabiduría natural. Miles de años de demonización de la doxa en favor de la episteme. Se creó una humanidad a partir de los relatos de escribas, sacerdotes y doctos. Hoy la desmesura llegó a un punto límite. Me quedo con una frase de una persona que no terminó la primaria: "Menos es más"...

Siempre con el Papa

"Las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia". Recemos por nuestro Santo Padre. Francisco, líder espiritual de miles de millones de seres humanos, se encuentra en un momento difícil, igual que el resto de la humanidad. Dios le conceda buena salud, paz y sabiduría. Del mismo, provea Él buen juicio y rectitud a todos los gobernantes del mundo. En esta hora triste de ciudades cerradas y gran mortandad, se pone de manifiesto lo limitado que somos. Que María, nuestra madre, nos dé la humildad que necesitamos para vivir como hermanos.

El Konurmalo infernal

La cuarentena fracasó. Manso esfuerzo al pedo. Vean las fotos de las colas para cobrar AUH o para comprar mercadería. Esto no es Italia o España, donde la gente se maneja desde la casa. El Konurmalo verá más mortandad que Lombardía. Será un infierno...

Luna al Sur

  No hay azul, solamente Sur por delante, por todas partes. Crece el mundo bajo mis pies. El futuro se dibuja enorme allá lejos. Una luna nos espera en una ciudad perfecta...

Noche whiskera

  Escribo sobre todo y sobre nada a la vez. Extraño las calles de Buenos Aires y los días de sol bajo el sol. La reclusión me mata peor que todos los virus. Me siento mal, amor. Soñé con vos, con tus playas abiertas. Califica de locura todo esto de traerte hoy acá, pero no lo hago tanto por vos, sino por ese paisaje que te rodea. Dios bendiga al hermoso país del Norte.

  Se escucha raro, demasiados pájaros. Ojalá pudiera salir a verlos a toda hora. Irme tras su vuelo. Caminar hasta donde no se vean más aves y luego volver en un sueño de trenes.

  Quiero abismos y misterios. Los santos intercederán por mí. Tengo cabellos dignos de venerarse como reliquias, igual para mis huesos de oración. Puedo vivir el mundo y luego ser considerado el antimundo. 

 Sueño con días de sol bajo el sol, no días de sol desde la ventana rea de la peste. Veo parques que se abren para mí. Te veo a vos, mi texto, mujer de mi divagar perpetuo. Te abrazo. Quedamos bien. Sigo mi camino. Debo llegar a la Costa Este. Mi padre me espera (creo). Hago el viaje al revés de los pioneros y los conquistadores. Me dirijo al Atlántico. Quizás vaya a Londres. Después puede que toque Francia y Alemania, España y Grecia, Turquía y la tierra sagrada de Israel. De ahí, de vuelta a Buenos Aires (por un par de semanas nomás). Chile, Australia y Japón. Pero creo que tengo que ir a Roma, porque todos los caminos conducen hacia allí. Al Papa, al Papa. Marcho hacia él y me encuentro con que soy yo, misterios de la fe. ¿Adónde ir después?  

Minitas fumonas (Daniel Alejandro)

Las drogas son siempre disociativas. Como Internet, el trabajo, las pantallas; como dormir y todo lo que hacemos para evadirnos. El absoluto del tiempo es una búsqueda constante por la evasión.

Así, los jóvenes habitantes de la posmodernidad, o de la modernidad tardía, cohabitan un mar de sucesivas sustancias evasivas. Así, las chicas de los 90, hoy ya con más de 20 años, se dejan arrastrar por la corriente...

Por tales consideraciones y otras conjeturas coyunturales, un amigo ha sufrido mucho. De verdad. Un amigo que no soy yo. El tipo se encariñó con una petisa de ojos claros que conocio por ahí. No una amerindia como le gustan a Maslatón, al contrario: una digna de la genética europea más pura.

Para no ser muy denso, voy a ir al meollo: la piba era un encanto físicamente, pero muy corrompible. Tal es así que mi amigo entró en una puja, una especie de Guerra Fría psicológica y moral contra un machote malote, de esos que están escondidos en traje de cordero, revestidos de correctismo político, progresismo y culpa de clase.

Las minas caen muy fácil en ese enredo, esta no era la excepción ("aman los payasos y la pasta del campeón"). Mi amigo se quedó solo, como siempre, como tantas otras veces. Y como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, volvió a sufrir lo que antes. La chica de sus sueños, la petisa de ojos claros, se quedó con el malote peludo que le ofrecía un piso completo en una zona linda, auto, viajes y, lo más importante, le proveía de sustancias tóxicas.

Esto no me lo contó, eh. Lo sé de primera mano. En una ronda de mates, una tarde cualquiera, la pibita mostró la hilacha diciendo que no estaba con ganas de estar de novio, pero que había conocido a un chico que le daba flores, flores de cannabis, eh.

Ahí fue cuando le clavé la mirada a mi amigo. No reaccionó. Estaba perdido en esos ojos turquesas. Como sea, no es una historia muy original, seguro a algún lector le sucedió o conoce movimientos similares de las féminas. Hay que tener cuidado con la manipulación social, pero sobre todo con las petisas de ojos claros.

Alberto Underwood

Para tristeza de Stolbizer, Alberto ya ganó. Este año tiene la agenda patriótica del coronavirus. El año que viene, por ahí te mete el aborto (ojo que hay legislativas y eso, tal vez, influya para un lado o el otro). Ya en 2022, tendremos el último Mundial de Messi (casi con seguridad). Y en 2023, quizás con un país en vías de normalizarse, el Bigote le ceda su lugar a +A o al peronista que mejor llegue. Incluso, contrario a lo que dicen todos, el tipo puede cebarse e ir por la re... En cualquier caso, nos vamos a divertir con tanto circo, aunque no haya pan...

Las ficciones políticas

Los mismos que dicen que los médicos cubanos son espías, hablaron en su momento del comando iraní-venezolano adiestrado en Cuba. ¿No pueden meter a Corea del Norte en el relato? Para hacerlo más divertido. No digo que esos países no sean unas porongasvirus llenas de moscas, pero aflojen con la conspiranoia, vieja macrista...

De Lugano 1 y 2 al mundo

Desde el día en que me recibí en Puan, sé que me puedo morir tranquilo. Yo quería dos cosas en la vida: un título universitario y conocer Europa. Demasiado para un chabón de los monoblocks de Lugano 1 y 2. No sé cómo existen terribles burgueses desalmados que no se conforman con nada, que desean más y más, hasta que no haya universo. Digo, el mondongo del surfista de Ostende, ¿qué onda? ¿Y los que chetontos que fueron a Pinamar en cuarentena? ¿Y los rugbiers de Gesell? ¿Y el Tincho violador de Rodrigo Eguillor? ¿Los globoludos? ¿Qué me dicen del viejín que se subió gravemente enfermo a un avión en Madrid? Fíjense qué clase social destruye a la Argentina con su apetito existencial desbocado. Porque, aunque digan lo contrario, son altos ateos. Como católico, no me importa la muerte. Por eso mismo, vivo con profunda felicidad y alegría peronista; con fe, con esperanza. Dios existe. Y si me llama a su lado, me voy. Sé que voy a resucitar de entre los muertos. Por la gracia del bautismo, nací del espíritu. Los humildes no vivimos según los desvaríos de la carne. Anhelamos el cielo y no la vil fama de machotes malotes, verdaderos amigos de Satán. San Alan, patrono de la juventud argentina, los bendice.

Viejotas chotas macristas arribistas

No me gusta la onda de la gente mayor que quiere vivir doscientos años para votar a Antonita Macri. Esa Argentina decadente se tiene que morir. Chetoslovaquia debe perecer. Ya lo dijo un poeta maldito: "No es cualquier cosa tener razón, es dar la vida poniendo el pecho".

Cura italiano héroe

Muy bien por ese cura italiano que sacrificó su respirador por un joven. Cristo dijo que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos. Este santo se entregó por un desconocido. Va a vivir por siempre. Ya advirtó Dios que "el que quiera salvar su vida, la perderá. Y el que por mí la pierda, la hallará". Todo lo contrario al vejete argentino que se subió enfermo a un avión en Madrid. Para los señores mayores que se portan mal, garrote garrote. Y para los jóvenes, también. Y para las jóvenes, como dice la canción, "¡látigo, látigo!".

Viejito boludo en Madrid (noticia de marzo)

¿Vieron el jovato de setenta que se subió al avión en Madrid con síntomas de coronavirus? Mala persona. Viejo, ya viviste lo que tenías que vivir. Quédate en España y que sea lo que Dios quiera. Cero sacrificio por el prójimo. El demente impotente ese puso en juego la vida de miles de personas. ¿Qué es esto de aferrarse con tanta desesperación a la propia vida? Peor que un animal. No. Miren Jesús: murió a los 33. O Aquiles, que pereció joven y hermoso (aunque ficticio, sirve como ejemplo de virtud). Terminemos ya con la cultura macrista del vejete que se quiere salvar a toda costa sin importarle los demás. Mirtha Legrand ha hecho mucho daño ya. Flaco, si te toca, te toca. Corta la bocha. Mejor morir como héroe anónimo que quedar como garca y pelotudín público a perpetuidad. ¿Qué ejemplo da ese tereso a sus hijos y nietos? ¿"El abuelito es un cobarde"? Estemos preparados para la gloria. Mañana cenaremos en el Hades...