Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 30 de septiembre de 2018

Claves para mí



  Quiero leer historias de sexo, amor, guerra, política, economía y religión. Algo así: "Hace mucho tiempo, en la época de la gran crisis, manché mis manos con sangre de traidores. Ellos merecieron la muerte por habernos entregado al Fondo Monetario. No olvido la orgía que montamos entre los cadáveres, todavía tibios, en la Plaza de Mayo. Ciertamente, me dio cargo de conciencia fornicar frente a la Catedral. Pero tuve, unos meses después, la gracia de confesarme con el Papa. Su Santidad me dijo que los pecados de juventud se perdonan más fácilmente. Lo mismo aplica a peronistas. Todos los caminos conducen a Roma, compañeros." 

Episodio general



  Época de pocas. Solamente recuerdos y esperanzas. Hoy, nada y promesas. El ciclo del escolazo. Pero no importa. "Todo pasa". Todo pasa, después nada queda...

viernes, 28 de septiembre de 2018

Trump, esperanza contra las feminazis



El primer preso de la era #MeToo es un negro, el señor Bill Cosby. ¡Ahí las tenés a las sororas! El otro gran perseguido es un judío: Harvey Weinstein. Terrible sesgo racista. Klu Klux Klan con vagina. Enjaularon a un tipo sin pruebas. Prevaleció la palabra de la mujer. How to Kill a Mockingbird. Vergüenza. Ojalá Trump frene a esta peste feminazi. No olvidemos que las feministas de todo el mundo siguen los mandatos de las WASP...

El ejército de Onán (por Juan Tierradentro)



El ejército de Onán.

La suerte me ha dado a conocer a un grupo de hombres que no pudieron, por singulares motivos, acertar en el hoyo de las artes amatorias. Tan intenso es el patetismo de estos espíritus que me he propuesto trazar someramente una radiografía de sus terribles disfunciones, no por ramplonería, si no para aprender de ellos y su drama.

Checho Baronetti, hombre de campo, rudo y pertinaz en los quehaceres rurales, por desgracia de un parto dificultoso, quedó idiota. Pero esto no lo afectó en sus impulsos conspicuos: todo lo contrario, quienes lo conocen atestiguan que vivía "entroncado", es decir, todo el día con su miembro reproductor tieso y listo para la acción (que nunca llegaba). Incapaz, por timidez y tosquedad, de abordar a una mujer por motus propio, visitaba con insistencia las lóbregas calles de Villa Cariño. Cigarro humeando en la boca, ojos entornados, paseaba como un flaneur, eligiendo con ademán de príncipe el tugurio donde iba a realizar su descarga láctica. Peculiar modus operandi: cuando estaba a punto de pasar, lo invadía un terror inexplicable y huía a su casa, atravesando mil kilómetros campo adentro para ejecutar la faena onanista que lo tranquilizaba hasta el próximo intento. Baronetti, preso de un pavor irremediable, jamás copuló.

Roberto Pajens, quien recibió el beneficio de una cara perfecta, metro ochentipico y una voz magnética, no salió del Reino de Onán. Sedujo a cientos de mujeres, las besó, las hizo llegar al orgasmo con sus manos, abrazos, susurros y promesas, pero su pájaro nunca entró al nido bendito. Volando incansablemente por cielos idílicos, el ave podría haber sido un mito del primitivo mundo griego. Su inmersión a los 14 años en los arrables frustó el ánimo de su coraje: una morocha del barrio Zaspe se le apareció intempestiva. Su novio se había ido y la casa quedó libre. Pajens, que estaba tomando un "priteado", se dejó seducir por la joven de caderas fértiles y labios carnosos. El joven era virgen y la morocha, arrebatada por la belleza del gringuito, procedió, sin delicadeza, a querer hacer todo junto. Roberto se inhibió y el gorrión no puedo cantar. Su pene reblandecido no pudo entrar y, en desesperada sustitución, quiso hacer magia con su dedo índice. La mujer, privada del goce viril, lo echó a patadas y lo humilló frente a sus amigos, haciendo una seña que Pajens nunca olvidará. Su desventurado desvirgue lo hundió en el ostracismo eréctil y jamás volvió a detener la caída del ave: si se detenía, pensaba, podía llegar a morir.

Jorge Pajiagua es el San Agustín del siglo XXI. Con una diferencia: el santo, de joven, había sido lúbrico y activo en las artes conspicuas. Pajiagua siempre posó de serlo. La acción no confirmaba su vanagloria dialéctica en la mesa de los bares, en las rondas de amigos y en los recreos de la facultad. Mitómano desenfrenado, dijo haber copulado en los lugares más raros: Estambul, Pekín, Bolivia y hasta chamuyó con haber embarazado a una mujer de la Polinesia, al mejor estilo Paul Gauguin. Si bien era cierto que había frencuentado esos lugares, lo único que hizo fue homenajear a Onán en los hoteles de todo el mundo. Las mujeres quedaban enloquecidas cuando lo escuchaban relatar, con pomposa oratoria, sus aventuras exóticas, pero cuando lo invitaban a encuentros más íntimos, el marcial Pajiagua, adoptando la pose de un lejano Play Boy, metía intrincadas excusas para esquivar, como un campeón, el terror que la realidad le generaba. Pajiagua, lejos de ser un campeón del placer, es un patético experto en la "puñalada al revés". Un agravante de su psicopatía de autosatisfacción, que lo asimilaba al santo, provenía de un poderoso sentimiento de culpa que brotaba luego de sus fantasías lascivas. Para aminorar el sentimiento,  cultivaba en secreto una enfermiza mariolatría, escribiendo unos extraños poemas a la virgen que había concebido sin acostarse con nadie.
Creía que así, por una súbita alquimia, quedaba libre de esos místicos reproches que lo atormentaban.

Hora heroína



  Mañana, 
  mañana ya.
  Otra hora,
  otro ahora
  con su aura
  y su aurora.

jueves, 27 de septiembre de 2018

Peste silente



  Bocas de mañana dirán de hoy que muchas cosas, muchas cosas. Porque la imprecisión dice mucho más que mucho. No definir nada. Errar los goles para darle suspenso al partido. No matar a los terroristas para que el mundo siga llorando por los pañueludos tirapiedras. La historia se trata más de empates que de derrotas y victorias.

Barajas y dares nuevos



  Llorar sol por no ver pasar a

Los inaudibles



  Murmuran, murmueren adentro de sus casas y lejos de la plaza y el sol. ¿Quiénes son? ¿Quiénes son quienes? Pedazos de invierno que miran el futuro con desgano, sombras que se van entre el inodoro y la tv. Ánimas que van en vano, ¿qué van adónde? ¡Donde cagó el Conde! 

lunes, 24 de septiembre de 2018

Solteros chinos



Quizás todo esté por verse mas no por ello habrá la gente de tocarse... La fuerza de solteros insatisfechos podría llegar a perjudicar los cimientos del sistema comunista chino. ¿Será por esto la súbita mejora de las relaciones con el Vaticano? Digo, una religión de la castidad es capaz de ayudar en un contexto de millones de solitarios que llevan bombas atómicas en los testículos...

Mañana más



  El aire fresco, nuevo, llena mi habitación y mis pulmones. El sol derrite la pereza matinal y un día otro promete grandes desafíos. Todo muy bien, todo muy bello, pero ni noticias del amor...

domingo, 23 de septiembre de 2018

Amor abstracto (por Juan Tierradentro)




Amor abstracto

Ella era profesora de Filosofía en pleno proceso de divorcio. Él, un joven romántico y taciturno. Coincidieron en un tiempo que hoy no comprenden. Se amaron en medio de libros, caminatas nocturas, de diez años de diferencia de edad, enredados en el fuego de un sexo extraño, de una intensidad que sólo ellos dos conocen. Ella vio en él a Schopenhauer y a Lao Tsé; también vio a un príncipe que en vez de montar un caballo, simplemente caminaba por el barrio descalzo, despertando la fascinación que generan los anacoretas, los santos, los iluminados. Él vio a Madame Bovary y a Juana Azurduy; también vio una férrea voluntad de amarlo. Los dos, espíritus de poca practicidad en el mundo real, eran excesivamente soñadores; su amor se construyó en el delirio abstracto de la noche, escondiéndose de la chusma, creando una realidad paralela, fugitiva y huidiza de la luz del sol. Ella se enamoró más que él. Él no sabía lo que buscaba. Ella se renovaba (¿o huía?) del tedio de un matrimonio trunco en la figura evanescente del muchacho, que iba por la vida empujando por el viento. Él, quizás, encontraba en los pechos de la mujer el calor que su madre ya no le daba. Había veces en las que hacían el amor y no leían nada. Otras en la que leían mucho y no hacían el amor. Cuando iban al bosque, por acción de un pacto tácito, no se besaban. Ella volaba de planeta en planeta cuándo él abrazaba los árboles. Él pensaba en dejarla al amanecer todas las veces que se veían: un tembloroso pudor postergaba el extraño impulso. Ella empezó a irse muy lejos a medida que buscaba acercarlo, ceñirlo a las demandas afectivas que jamás pudo concretar con su marido. Él se vio muy cerca de ella. Se asustó. Se dieron cuenta de que las relaciones perfectas son para los libros. Que el romanticismo se agota cuando cesan ciertas conexiones químicas. La relación se desvaneció con el clamor de un amanecer primaveral, justo cuando la naturaleza, engañosa, los deslumbró con la visión de un atuendo inaudito. El cambio de estación ocurrió también en sus corazones. Hoy viven en la misma calle. Están muy cerca. Apenas a unos pasos. Pero ninguno se anima a mirar al otro a los ojos.

Un sueño loquísimo (por Juan Tierradentro)



La muerte Argentina

Yo no sé para quién jugaba. La Nación estaba en peligro. Me encontraba en un estado de vacilación, confuso en una atmósfera de intereses contrapuestos. Las cosas temblaban desde lo invisible: la primera agitación del día iba a producir el caos total: un robo, una puteada, una gresca... daba igual. Lanata se iba a entrevistar con un grupo de anarquistas. El gordo fue hasta la sede del sindicato, yo estaba atrás de él. Tocó la puerta, le abrieron y dos tipos enormes lo hicieron pasar. Apenas entró, uno le dijo: "Te agarramos, gordo puto". Lo habían traicionado. La idea era lincharlo. Y comenzó la hecatombe: apenas raptaron al periodista, comenzaron a sonar unas sirenas apocalípticas y la Patria se ennegrecía en medio de una batalla campal. Los diversos sectores se precipitaron al combate como fieras heridas ante un pedazo de carroña. Manteros, feministas, estatales, estudiantes, gendarmes, militares, fuerzas de seguridad extranjeras, lúmpenes con cuchillos, jubilados con bastones, remiseros, senegaleses de ojos amarillentos, piscopátas alienados, maricones trasnochados, colectiveros iracundos y prostitutas violentas se hacían mierda en una batalla difusa. No había ningún tipo de demarcación estratégica, ni siquiera un esbozo de organización: la furia destructiva de los argentinos rugía en medio de un panorama atronador. Helicópteros, tanques de guerra y aviones campeaban sobre la arena y todos se daban puñaladas traidoras, tiros a quemarropa, arrebatos ponzoñosos. Macri y la cúpula de tecnócratas asustados que lo rodeaban se tomaban el palo. La Embajada de Estados Unidos les había asegurado una vida apacible en diversas partes de Europa. El Pueblo se sacaba la careta y se mataban entre todos. Yo, inexplicablemente, cada vez que iba a ser ajusticiado, era salvado por una extraña suerte. Sentía olor a pólvora, a sangre, caminaba sobre los cadáveres y a cada rato venían personas a amenzarme con armas de todo tipo. A algunos los enfrentaba, a otros les imploraba piedad... sobrevivía milagrosamente en medio de la bullanga de las pirañas sedientas de sangre. La guerra duró todo un día. Al final de la jornada, los medios de comunicación no sabían cómo interpretar el colapso, un silencio fúnebre detenía el ritmo de las redacciones, no había nada qué decir. Había muerto el país: esa era la única interpretación posible. Al amanecer del otro día, un grupo de hombres planeaba la resurrección. Yo los vi reunidos: me invitaron a participar. No acepté. Estaba vivo, era lo único que me importaba, me sentía un paria; el destino del país me importaba un huevo. Es más: celebré la fractura, la desidia y el delirio acaecido. Yo los vi reunidos, una vez más: eran las nuevas bacterias del Gran Queso Argentino. ¡Salud!

sábado, 22 de septiembre de 2018

El hombre de la desgracia



  Ayer u hoy. O tal vez nunca. Las voces de la discordia. De fondo, tambores y gritos de borrachos tristones. Testigo de esta decadencia, decido dormir el sueño de los injustos con tal de no soportar más tanta guerra civil en polvo.

viernes, 21 de septiembre de 2018

La danza de los chirlos



  Cruce de silencios, palabras hacia el interior y sentimientos prohibidos por la timidez. Barrio adentro, enlaces y desenlaces de los cuales ni noticias tenemos. Mientras tanto, yo corro entre los guetos, las miradas, las vergüenzas y las chicas rellenas de amor y encanto.

  Acá no hay heroínas rubias de mi literatura. Tampoco talla la Señorita de Amargo, la de las tetas grandes y los ojazos de Europa Oriental. Tierra de chacales la mía. Entreno bajo el sol a la espera de una guerra social que tal vez no llegue, pero que yo ya gané en mi mente por el solo hecho de irradiar una energía atómica.

  Entre villas y monoblocks, observo solamente el verde del parque y, protegido de toda perturbación, dirijo mi cuerpo en una corrida extranjera de su entorno.

  No puedo omitir que, al pasar por la puerta del centro comercial del Tercer Mundo, me enciendo de lujuria y corro más rápido casi por impulso de pulsiones muy bajas. Pasa que lindas mujeres circulan y la cabeza se rompe toda en deseo y desenfreno. Chicas en auto, en moto; en la parada del colectivo, en la parada del premetro. Y uno, la soledad.

  Hombre joven bajo el cielo.

  

Santo por circunstancias



  Toda esta soledad me hace digno hijo de Dios. Sin querer, terminé en un camino de santidad y virtud del cual no puedo salir. Quiero pecar y no puedo. Aunque ya expresar tales pensamientos, o consentirlos, repugnan al buen sentido. Como sea, el tiempo me aleja de mí y me desconozco día a día, entre tanta austeridad, ascetismo, miradas al cielo, inspiraciones hondas y paseos en silencio. Ya ni recuerdo de todos esos ayeres que tal vez nunca hubo. Solamente me quedan sueños para corroborar que todavía sigo en el mundo de los cuerpos y la inequidad.

Digno de



  Virgen Atea, Piba Troska, Señorita de Amargo y la Rubia Kill Bill. Algunas que inspiran, inspiraron e inspirarán. Pero de ellas no hablaré hoy, no. Entro en la primavera y mejor olvido los sueños en blandos lechos de paja para pasar revista a horas desiertas. Pienso en todos los no tácitos que pueden engordar mi soledad futura. Abundo en razones de posibles derrotas y hallo por cierto que toda esperanza se vuelve vana en el mundo de las mujeres. Por tal causa, me hago efecto de dureza y vuelvo el cuerpo a caminatas interminables, como si quisiera borrar el mundo de tanto andarlo.

  Palabras nomás en la noche. Sacrificios de la espera. Reinventarse a uno y no reventarse por la mirada de los otros y la no mirada de las otras. 

Un tiempo y un templo



  El Señor. ¡Palabra perfecta Señor! Observen detenidamente la bella combinación de las letras, con esa eñe en el centro justo de la construcción salomónica. Al principio, la ese soberana. Al final, una erre austera. No olvidar la potencia de sol de la última vocal. En conjunto, vemos a Dios encarnado en un sustantivo verdaderamente singular. 

  Parece mentira que la Iglesia es la mejor empresa de todos los tiempos. Fundada por un judío, of course. Dos mil años después, cuando parecía que la compañía iba a cerrar sus puertas, un argentino puso orden y evitó la quiebra. El Señor es salvación garantizada.

  Hay Cristo para rato.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Un sinfín de fines



  Asumamos que algo hay que decir. Porque si prolongo el silencio, te mato. Y si vos callás, me humillás. Una cita a ojos vista, en el centro de la escena. No escondo novia alguna ni mandé hijos que no tengo a la casa de una suegra figurada. En tu caso, tampoco hay ningún personaje metido en tu vida. Por lo menos, te presentaste como sola. Y no recibiste la bendición de los niños. "Soledad de dos en compañía", dijo un loco.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Estancias



  Rubias de la Argentina rica. Las miro y no las toco. Camino por Avenida del Libertador y me pregunto si alguna vez podré compartir una noche de pasión con alguna de esas bellezas porteñas.

  ¿Qué tienen sus novios que no tenga yo? Casa, auto, un buen empleo; contactos, buena familia, un dealer de confianza. Hombrecitos blancos, con buena ropa y rico perfume. Tipos tan hermosos que me hago puto con mirarlos.

  Paso por el patio de Pato Bullrich y observo ojos claros, modales delicados, carteras finas que cuelgan de brazos finitos a la altura del codo. Sonrisas como carteles luminosos, zapatos y botas que realzan las torres y yo, que arrojo la vista a los autos para evitar erecciones.

  Soy pobre, soy negro, soy una mierda peronista. No existo. No me interesan los departamentos con vista al río y los coches de lujo. Solamente quiero las mujeres. Pero no tengo nada. Viajo en colectivo y vivo en los monoblocks de Lugano. Mi nombre es Conflicto Social.

martes, 18 de septiembre de 2018

Plan D



  Dicen que la Argentina no tiene plan B, pero los planes sobran. La gente sobra. Solamente el arriba y los suyos están cómodos. Abajo, morimos una guerra civil por goteo, con motochorros y drogas, que explotan como armas químicas de los barrios.

Iván Carrino es un pelotudo.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Arde abismos



  El gato juega con el ratón, pero no lo mata ni lo hiere. Inseparables dicen que son. 

  El gato, por no haber matado al ratón, será echado de la casa...

sábado, 15 de septiembre de 2018

Un plan C



  El camino de las letras, el camino de los sueños. No hay penas ni olvidos. Las coyunturas generan merma en los ánimos, pero la eterna búsqueda de la zanahoria justifica el girar de la ruedita.

  Julio Humberto Grondona - Dios le perdone sus millones de pecados - nos dejó, entre tanta porquería, una frase hermosa: "Todo pasa". Jugar en la B no es la muerte de nadie.

viernes, 14 de septiembre de 2018

La Municipalidad (por Juan Tierradentro)



La Municipalidad

En la Municipalidad
un hombre silba
la Marcha Peronista:
la memoria continúa;
lo que hace un espíritu superior
sea noble o corrupto
sea liberador o esclavizante
permanece por cien años
en la conciencia de los pueblos débiles.
En la Municipalidad
una joven muchacha resbala
su vanidad se ve golpeada
y con disimulo, intenta recomponerse
ante la mirada secreta de decenas de personas.
La Municiplidad es un hormiguero
de autómatas que sacan papeles
que escupe una máquina
que les permite el acceso
a un box determinado
donde hacen reclamos,
donde pagan cosas,
donde presentan papeles
donde pierden tiempo.
Abajo, la plebe reniega;
en los pisos intermedios,
los burócratas, con aliento a bizcocho
y a mate y a café y a churros
y a atorrancia y a gusano
ríen, ríen eternamente
ríen del obrero cansino
ríen del que trabaja de verdad
ríen del destino de los pobres desgraciados
sin privilegios ni licencias:
cualquiera de estos empleados
puede ir a Disney y gastar
300.000 pesos
en 15 días.
Y los puedo ver,
en sus oficinas herméticas
cantando lo que cantan sus huevos.
Y en el piso de arriba,
literalmente en la cúpula,
la casta más despreciable:
Intendente, Concejales y secretarios
de secretarios, bailando la danza
de la inutilidad, inconscientes
de su futura ignominia.
Caras que también rieron en caros carteles
que rogaron con cinismo
ese ridículo favor que es el voto;
caras camaleónicas
de rocambolescas mutaciones:
a veces fingen preocupación,
otras bohonomía
más nunca develan la verdadera identidad
porque su oficio es dar vueltas
junto a la mentira.
La cúpula dorada y negra
donde caen las invisibles excrecencias
sobre la cabeza del pueblo que adora y odia a los líderes...
y que siempre paga por eso.

Un plan B



  Ella rechaza los regalos de tu familia, amigo. Quiere devolver todas las cajas. No corresponde. Yo los observo a ambos. Tomo la palabra: "Mejor que deje todo en la calle, pero lejos de acá. No se la puede obligar a recibir nada". Tu novia entra en la casa y en razón. Quedamos en la vereda, bajo un cielo negro, cuyo aire se corta por el vapor de nuestra respiración. La escarcha cruje sobre el pastito que crece alrededor del árbol. Estamos desabrigados, pero se me ocurre entrar a tu auto y prender la calefacción. Luego te muestro una torre lejana, de color blanco, y te digo que ahí cerca vivo. Nos vamos, varón. La noche nos pertenece para siempre.

jueves, 13 de septiembre de 2018

La previa del más




  Motos, tiros y mujeres idiotas. Urdir el escape o quedarse a perecer. Siempre habrá tierras que ensanchen los cementerios. A menudo, las tormentas se devoran barrios enteros. Mas el tiempo hace justicia por todo y por todos y funde en igualador olvido al rico con el pobre.

La previa del mal



  Lloverá azul, azul lloverá. 
  En tu cara, en tu mal.
  Rastro, refugio ideal
  y la mierda te sorprenderá.

  No hay nada más igual que todas esas lagunas que se forman lejos de la mente. Esquemas para armar, visos de irrealidad e imposibilidades para cumplir.

  Viajes en el ascensor. Ir corriendo por ahí. Estallar las piernas e inflar los puños en calles sin bulevar. Y ahora recuerdo lo bueno...

  Te veo en una esquina, la tuya, con la frente deseosa de cielo. El sol te acaricia levemente y una brisa te mueve el pelo para encanto de mi contemplación.

  Parece que no hay futuro, pero todos los años le robamos años a la muerte y sacamos carne del frigorífico sin fin. Animales.

  Correr, correr. Las pantorrillas se rompen con los rigores del asfalto y quiero estallar en mierda, sudor y pulsaciones de no saber, de no poder ver qué hay a los costados.

  Todo urbe, incluso las nubes bajan a la calle y se suicidan en la alcantarilla. Más gritos, agitación y perros que comen arriba de la mesa.

  Un final para otro final.


miércoles, 12 de septiembre de 2018

No tan malo



  Una conciencia franciscana me hizo refractario al anhelo de riquezas. No siento ganas de ganar oro como si fuera el pan de cada día. No entro en el combo loco colectivo de remover tripas ajenas para hacerme de metales. Sin embargo, de lo mundano, me pueden las mujeres. Todo mi ascetismo se va a la mierda por mi deseo de amor, sexo y compañía.

  La soledad tal vez sea un nombre para un fenómeno inventado como problema. Porque nadie nace con novia. Una imposición cultural lleva al acercamiento de los cuerpos. La especie debe reproducirse. El mal pasa por no fabricar aportantes para la seguridad social (teorías conspirativas hay varias, aunque las mayorías acusan el antinatalismo).

  Viendo los problemas de mucha gente, pienso que tal vez no sea tan malo estar solo. No lo digo a modo de consuelo. ¿Cuál hay si alguien no sale con nadie? ¡Como si los otros fueran el cielo y uno mismo, el infierno! 

  La dinámica de Tinder y Happn prolonga la adolescencia al infinito. Pregunto: ¿tan importante es ser popular? No hay mérito de uno en que otros juzguen bello su disfraz de carne. Vanidad. Bajo el sol eterno, tus tetas caerán y su pene se marchitará como flores en otoño.

  Sí, mucha gente dirá que tengo esta postura "espiritual" por haber quedado afuera del mercado del meta y ponga poronga. Puede que sí. No lo sé. También estoy out de los afectos. Ninguna me quiere ni me busca. 

  ¿Por qué será que "virgo" es un insulto? ¿Por qué un hombre que sale con muchas mujeres es tratado de "ganador"? Preguntas nomás. 

  Todo está por verse.

   

lunes, 10 de septiembre de 2018

Poema escrito en el banco (por Juan Tierradentro)



El mundo es cerebral,
automático, arteramente predecible.
La música son llamados eléctricos
para depositar billetes y cheques
en máquinas falibles.
El tajo eterno del cielo
recordando la presencia del Infinito
es un adorno, un repetitivo detalle
para estás máquinas cerebrales
de realidades cuadricurales
y anhelos curriculares.
Los viejos arquetipos los llaman en sus sueños
pero no responden: responden
a lo inmediato
para eso fueron educados,
y el misterio rara vez los roza
prefieren girar en círculos
subir en rectángulos
marchar horizontalmente.
El mundo es cerebral
y lo cubre un viejo manto
de ingenua confianza positivista
en el Progreso.
Pero el Progreso es impreciso:
donde ayer había refinamientos espirituales
hoy hay groserías execrables,
donde otrora había técnica bárbara
hoy hay tecnología sofisticada.
El Progreso no es el Progreso:
solo hay devenir humano
en el que algo baja y otra cosa sube
en el que donde algo muere, nace otra cosa.
Pero el mundo es cerebral, automático,
arteramente predecible.

Jorge es obeso y compra quesos
de forma compulsiva:
kilos de leche endurecida y estacionada,
tiene miedo de no volver a la quesería
por la crisis.
Ahí lo veo: el sábado y el domingo
con sus quesos y su familia,
la larga historia de su líbido
que, como estadío final,
acaba comprando quesos para su placer
y su poder.
Eva sube historias a las redes sociales
busca novio: quiere que su novio sea un actor, alguien famoso, simbólico: esquiva la mirada del joven proletario
y vomita rubiamente sobre el lumpenaje nocturno, que la acecha con chillidos ominosos.
José tiene treinta años
espoleado por la edad
se va a vivir con la represiva Verónica.
Verónica tiene un plan:
poner injustas restricciones al desarrollo personal de José.
José la va a traicionar.
Todo esto ocurre bajo el Sol,
nada nuevo, todo nuevo
bajo la Luna.

Memorias encriptadas



 
   Uno se entiende a sí mismo. Al menos, sería lo esperable. Por eso, porque me comprendo, me escribo cualquier cosa y sé de qué hablo. A su vez, las memorias que dejo encriptadas quedan al alcance de todo el mundo. Frases silenciosas se prestarán a variadas interpretaciones en un juego de infinitud indiscreta.
 

sábado, 8 de septiembre de 2018

Un derrapé



  Un derrapé, así con tilde en la "e", la letra del momento. Un escribir sobre todo y nada a la vez; un simulacro de Google, ese all you can eat de la información.

  En la era de la inteligencia artificial, se puede redescubrir lo natural, si algo queda de eso (o si alguna vez existió, porque me temo que somos artificios de Dios).

  En verdad, y también en mentira, tengo un método bárbaro para pensar sobre cualquier asunto: intento irme a "a" y "z" para luego recorrer todo el alfabeto en modo tenaza. Juego al zurdo y al derecho para pegar mejor. 

  Ya que estamos a la moda, y está de moda hablar de "posverdad", digamos que los prejuicios son "preverdad". Si se comprueba la farsa, la angustia no debe cundir porque un nuevo escándalo habrá de echar redención en el aire, como si se tratará de un veneno en aerosol. Si el prejuicio se "corrobora" en los hechos, alguno podrá jactarse de su don de clarividencia.

La chica del puente



  Para alguna, para todas, o para ninguna. ¿Quién es la chica del puente? Podría ir al plural y hablar de "las chicas de los puentes". La belleza que se multiplica, como otrora lo hacía el agua de la fuente, entre la iglesia y el banco.

  Mujeres que no conozco, que tal vez nunca conozca. Rostros de fantasías, figuras de sueños, maridos y novios de pesadilla. Entre puentes peatonales y torres del espacio, me hago tiempo y cielo de suspiros y banco el viento macho que bombardea Soldado de la Frontera (la guerra nombra las calles y ellas no saben mi nombre).

  Por la Plaza del Ombú, las que salen a caminar. Las mismas figuritas bonitas que veo en todas partes. Y paro acá antes de que digan que hago un catálogo de diosas...

  

Análisis letra "Vencer el tiempo" (por Juan Tierradentro)



Análisis de la canción "Vencer el tiempo", de Almafuerte.

  En muchas de las canciones de Almafuerte se trasluce la visión cristiana del despojo de las inmundicias y se deja entrever ese impulso vital que propende hacia el retorno a la unidad primigenia: “Todos se fueron de acá, pero yo me estoy llegando, no me importa el que dirán, sólo lo que estoy sintiendo”. Da la sensación de que el Adán expulsado tiene, miles de años después, la posibilidad de volver a auscultar el paraíso vacío. Harto de los dioses del Olimpo y de experimentar las pasiones prohibidas en el contrato inicial con Dios, vuelve a llegar y ve, oye y se siente despojado de las murmuraciones de los que se fueron: porque no sólo estuvieron Eva y él, sino también todos los seres humanos que nacieron y murieron. Como dice el místico cristiano Meister Eckhart: “No hay quien no haya estado inmerso en las verdes praderas encantadas, pero las rechazó al oír los desaforados arrullos de las pasiones que viene de afuera”. El afuera es el mundo. “Siento vivo el corazón, resistiendo a campo abierto la tormenta más feroz y el embate de los vientos”. El anhelo del retorno no resulta fácil: el campo se abre a lo Sagrado, pero la conciencia está abarrotada de inmundicias: miles y miles de años han reducido al Espíritu a un mero despojo racionalista con los instintos primarios destruidos: enfrentar el nuevo panorama (que, paradojalmente, es la “vieja patria celestial”) se asemeja a una feroz tormenta y los vientos de semejante calma son un embate: salir de la corriente y afrontar la mismísima nada fuera del tiempo puede ser perturbador. “No he de negar que no la estoy pasando bien últimamente, pero yo no siento miedo: quiero aprender a estar con la nada frente a frente para vencer el tiempo”. La poesía de Almafuerte está plagada de sinsabores, traiciones, incomprensiones. A Iorio no le tiembla el pulso al auto señalarse como un “perro cristiano”. Imagen dura del hombre apaleado. En otro pasaje de su Evangelio, nos dice: “Amarga Cruz de sal cargo desde el momento de nacido”. No la pasa bien: se suicida su primer mujer, los amigos lo abandonan, se suicidan ex compañeros, su universo se desintegra, pero no siente miedo, quiere aprender. Como dice Whitman: “La madeja del hombre está en el tiempo, es el tiempo mismo”. Eso es lo que quiere aprender: a vencer el tiempo, la raíz, el alma mater del sufrimiento humano. “Estoy muy cerca del mar, pero lejos de la red, no se si me internarán, o si me interne”. Está cerca del agua, del agua que contiene una profundidad abismal: el mar como metáfora de la disolución del yo en una pureza traslúcida, vibrante. Todavía no se zambulle de lleno: la red, el mundo, está lejos. Pero todavía se debate en la duda. Piensa: “No se si me internarán”. A punto de terminar con la faena, sigue pensando en ellos, los que se fueron del Paraíso. “Devastadores del consciente general, intentan hacerme sentir un mal pensado”. Hay cierta culpa y malestar por lo que los otros dicen. Consiguió la llave, le abrieron las puertas, pero la rabia sigue ahí. Él conoce bien quiénes son los devastadores de la conciencia. Los vio en la estación de Liniers, en las discográficas; son los políticos, los farsantes de la farándula,; quizás los vio hasta en la Escuela Científica San Basilio, puede que se lo hayan dictado sus amigos del “otro lado”. Tal vez Iorio haya podido vencer al tiempo y no quiso. O no pudo. Antes de cortar con la lejana red, hizo la Cruz frente al cercano mar y volvió al amarre de la ciudad central, respondiendo al llamado de la mano de cemento etéreo.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Voces del bien



  La excusa de siempre: preguntar la hora, pedir una moneda, manguear un cigarro. Una vez que el ingenuo accede al pedido del aparecido, viene el desguace. Cosas que pasan. En toda ocasión en que un extraño quiere algo de mí, ofrezco un no con cara de pocos amigos y sigo mi camino. Soy un hombre que va solo por la vida y por la calle.

Una del puente (o "Under the Bridge")



  Puente, pontífice. De un lado a otro, entre el cielo y la tierra. El eterno pasaje. Ir y volver. Resucitar el domingo por la mañana.

  No desmerezco a los que se toman el flujo del tajo a la espera de un atajo. ¿Acaso el hombre no puede esperar la salvación mundana de una mujer? ¿Qué clase de patriarcado teológico, o teleológico, impone que todo varón ha de ser un Personal Jesus para alguna damita? Claro que me odiarán por estas líneas, pero sepan los posmodernitos que yo "deconstruyo" de verdad. Y sí: quiero ser mantenido.

  Europa, volveré y seré millones...

Nico Tiempo



  Tu amigo Jesús no se pasó la juventud haciendo pajaritos de barro. Tampoco deberíamos deternos a hablar sobre bueyes perdidos y vaquitas ajenas. Suena maquiavélico, pero nosotros podemos ser los cerdos que caminan en dos patas, con la excusa de que tenemos que cuidarnos del ataque del águila. No importa. Solamente quería decirte que no tenés que cansarte de la realidad: la realidad se tiene que cansar de vos.

Los importantes



  La furia y la fuga. El vendaval, los destrozos, las corridas y mucho que mucho más que azar. Por las calles, destinos por trazar. 

  Mucho que mucho y menos que más caos. Patadas en los bajos, piquetes de ojos y bastante de gas caro sobre los rostros ajados de los mestizos de mil planetas.

  Bestias de fábulas copularán con mujeres de corazón y mente virgen. Cada esquina con su anticristo. Y en toda pantalla, un aborto de mono dará ciencia y paz secular.

  Perreras de Instagram moverán la cola de tanta felicidad (conviene fingir alegría ante el paso de la revolución ausente).

  El punto de no retorno.

La curva de



  Le hablé con el corazón y me contestó con excusas, que sacó de un bolsillo lleno. La vida. 

  Entre desatinos y desatinos, me entretengo con fuegos artificiales, muertos de utilería, presos de cotillón, billetes de mentira y futuros de arroz y sueños.

Boca de jarro



  Se te hace leche la boca por la fuerza de un deseo. Ves cómo crece sobre tu lengua la cabeza del dragón y abrís los ojos fuertes al sentir el calor de sus llamas. Explota, explota y te brota la vida de los labios, clara abundancia de tu corazón lascivo.

jueves, 6 de septiembre de 2018

De un siglo sin sobras



  No lo abortes.
  No te suicides.
  No matarás.
 
  Vos no sobrás, vos faltás. No hay gente de más sino corazones de menos. Elegí la vida: elegí a Dios. La cultura del descarte no lleva a ninguna parte.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Es una tarde de sol




  Dice la canción que "es una tarde de sol, no te la podés perder" (me la enseñó el Oso Rojo, hincha de Huracán). No. Imposible. Mejor perder la vida que perderse una tarde de sol. 

  "Perderse en una tarde de sol. Voy caminando hacia vos. Tu novio va a correr, ¡vamos a coger!" (se canta tipo cantito de cancha, mi rubia futbolera).

lunes, 3 de septiembre de 2018

Azul y otras condenas



  El cielo miro y nunca se acaba. Con sol, sin sol; celeste, o no tanto: arriba siempre brilla más. 

  Uno solo, siempre solo, se hace a caminar y recorre horas de curiosidad y del cielo mío que nunca acaba. 

  Con sol, siempre celeste cielo, brilla más que las horas de estar solo y caminar, curiosidad que nunca acaba.

  El cielo mío miro.

Miedos y mierda




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  Escribo con los ojos cerrados, pero me doy cuenta de que unas letras azarosas no pueden transmitir esas ganas fuertes que tengo de verte, mujer desconocida a la que hoy le dedico esta miseria personal.

  Te sentiré venir.

domingo, 2 de septiembre de 2018

La curva del fin del mundo



  Bombas atómicas en tu vagina. El hongo seminal se expandirá entre humo y paredes que cederán al calor del bombardeo coital. Elucubración de noches mejores. 

   Elegiste.

La era del cielo



  Lejos del suelo, cerca de una risa que sube más y menos. Sorpresas de un cero, de una brisa repentina llena de veneno y escándalo.

  No todo lo que está arriba es cielo.

Macrimen



  Macri, fabricante de pobreza. ¿Qué más decir? De solo pensar en la realidad de los más humildes, no puedo continuar con la escritura. La situación argentina me bloquea. Imposible. Todo se torna gris y silencio. El hambre de un niño también es corrupción.

  Cambiemos de gobierno.

De un siglo sin obras



  Una Argentina peor cada día, en medio de gritos y sangre, entre hambre y barros cloacales. Al que quiera oponerse, palo y a la bolsa (la de color negro). Los medios, como siempre, funcionales al saqueo. Nunca acabarán las excusas para justificar la represión. 

  En el párrafo anterior, no dije nada nuevo. Tampoco innovo si comento acerca de mi rechazo a gente de porquería como Juliana Awada, dueña de talleres textiles clandestinos. Muchas personas votaron mierda, pero hoy se quejan del mal olor que hay en Buenos Aires.

  Por mucho que quieran anestesiar a los humildes con dineros estatales, las masas destruirán barrios como Recoleta. En pocos meses nada más, Patio Bullrich será convertido en un comedor popular. Ya lo verán...