Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 16 de marzo de 2022

De algo de

 



  Un hombre que dice haber cruzado a Lucifer y el miedo al miedo. Barrios que atraviesan la nada. La mentira de que alguna vez la ciudad se hace campo.

sábado, 12 de marzo de 2022

Pesadilla de Cúneo y San Agustín

 



  Pesadillé, que no soñé, fuerte el otro día. Me llamaba San Agustín. Canonizado en vida. Predicaba la palabra de Dios en un departamento tipo casa o "ph" de algún barrio porteño. Una morada con reminiscencias de infancia en Flores, juventud con amigos de Caballito o vicio en Palermo Viejo. Allí, en esa porteñidad perfecta, caminaba por las habitaciones y daba testimonio del Evangelio. Cruzaba el patio una y otra vez y volvía a entrar en los cuartos de personas posmodernas. Las lámparas prendidas, la música de fondo y los ruidos lejanos de la calle me dejaban como un santo equivocado de lugar y época.

  Un centurión romano - alto, corpulento y pelado - discutía con su esposa, la pequeña Damaris. Él, Cayo Bruto Severo, se parecía al ítalo-argentino Santiago Cúneo. Por prudencia, o tal vez por miedo, no quise mediar en la querella conyugal. Preferí seguir mi caminata por la casa, Biblia en mano. Daba vueltas en círculo. Salía del patio por una habitación, recorría los cuartitos y volvía al patio a través de otra pieza.

 Creo que nadie oía mi predicación. Quedaba entre Dios y yo. Todos se encontraban de fiesta en la terraza, salvo el matrimonio peleador de Cayo Bruto Severo y Damaris.

  Iba a entrar de nuevo a la casa, luego de atravesar el patio, pero Damaris se interpuso y me asestó una puñalada en el abdomen. Atrás venía Cayo Bruto Severo, también puñal en mano. Entre los dos me hicieron mártir. Lo de la discusión quizás fue una puesta en escena. Me tenían que matar por ser de otra época y debían matar por ser de otra época.

viernes, 11 de marzo de 2022

Y soy vos

 


  De victoria en victoria. ¿Qué pueden decir? Inventores de mentiras. No conformes con sus fracasos, empujan al prójimo a la nada. Incapaces de ser otros, siempre los mismos mediocres.