Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

sábado, 22 de febrero de 2020

Cinturita de avispa



  Muy común escuchar a las mujeres recordar los -según ellas- mejores días de su juventud: "Yo era la más hermosa del barrio. Las tetas me llegaban a la cara, el culo me tocaba la nuca. ¡No sabés qué cinturita de avispa tenía! ¡Todos me miraban!" La comparación con el estado previo al embarazo también suele ser recurrente. El cuerpo como eje, como lo más importante de la vida. Como si no hubiera otra cosa: amor, inteligencia, bondad, cultura, experiencia, sabiduría. ¿Quiénes cosifican? Muchas veces, el juicio femenino resulta más severo que el del supuesto patriarcado, la ficción más popular de nuestros tiempos ateos, supuestamente tan racionales ellos, tan científicos...

  "Sin tetas no hay paraíso". Uno escucha a muchas hablar con nostalgia: extrañan la dureza de sus carnes, las durezas que desataban en los varones... ¿Acaso no hay un presente con una carrera, una profesión, un proyecto? ¿Y el "empoderamiento femenino"? Ciertamente, la mayoría de las que se expresan de este modo no suelen ser personas realizadas desde lo laboral y académico. Como si su única inversión hubiera sido el cuerpo y no la mente. Muy triste, ¿no? ¿Qué piensan?

  La expectativa de vida se ha alargado en las últimas décadas. Sin embargo, la preocupación por el paso del tiempo no apareció ahora, sino que ya desde la Biblia se habla de los cabellos blancos y la corrupción del cuerpo. Fenómeno parecido se observa en los antiguos griegos. Por ejemplo, Aquiles prefirió morir heroicamente en la flor de la edad que vivir largo tiempo y marchitarse sin gloria alguna. Más allá de que hoy la cirugías y las cremas parezcan remediar la severidad de los años, que no vienen solos, el saberse mortal atemoriza a millones. Nos vamos a morir. En esencia, ese miedo condiciona el pensamiento y la forma de actuar. Quizás por eso, la manía de quitarse años, de evitar decir la edad, de filtrar las fotos en las redes sociales y renegar de la menopausia, cuan si ésta fuera un anticipo de la muerte...

  Nobleza obliga, genera más pasiones una chica de Instagram que muestra sus nalgas que una profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, que comparte su poesía con el mundo. La pornografía encabeza, por lejos, las búsquedas de internet. La cultura actual, global, privilegia lo visual, lo corporal, por sobre cualquier otro aspecto. Esta matriz moldea el pensar, el sentir y el obrar. No niego que muchísimos hombres sean unos viciosos de la cópula, unos viles animales incapaces de escuchar a otra persona y de mirar más allá del ropaje carnal.

  No somos mayoría los sapiosexuales, los que nos sentimos atraídos por el intelecto del otro. Os voy a dar un ejemplo: tuve una inclinación muy fuerte por una estudiante de Filosofía, cuyo aspecto dista mucho de el de una bomba sexy (según los cánones de nuestro tiempo): hiperdelgada, ojos marrones, anteojos culo de botella, ropa vieja, pálida. Sin embargo, el oírla hablar me ponía cachondo. Compartí un trabajo con ella algunos meses. Ella sabía de mi pasión y solía hablarme de los griegos y de muchas cosas más que ya no recuerdo. Le puse Zaratustra como apodo. Ahora se encuentra estudiando en Europa. No es la Virgen Atea, mujercita mundialmente famosa mencionada en mis escritos. 

  Más allá de la mirada masculina, que llama vieja a toda mujer que ya no le despierte deseo, y más allá de la severidad de las féminas consigo mismas, entiendo que hay otras cosas en la vida, ¿no? Digo, lo intelectual puede ser un capital que se acreciente con los años. Nadie puede quitarte el saber, salvo el alemán, del que mejor no hablar. Además, la experiencia permite tener una mirada más serena y plena, la sabiduría que aparece con el devenir. Del mismo modo, el placer de disfrutar de las pequeñas cosas suele surgir en la edad adulta. Se da un mejor discernimiento sobre lo que vale la pena y lo que no.

  Desde ya, muchas se dan de lleno a la frivolidad y no maduran jamás. Creen que el tener sexo con jóvenes desesperados, rechazados por chicas de su edad, las rejuvenece. Pendeviejas se les dice en la Argentina. Las que hacen el ridículo en el vestir y en el proceder. Creen que tomar semen de mancebo las convertirá en inmortales. Ven en los huevos del ternerito el cáliz de eterna salvación. Embadurnan sus rostros momificados con secreciones de Adonis devaluados, ignorados por las nalgonas de Instagram y Patreon.       

  Las que se entregaron de lleno al furor seminal de los machos alfas, los famosos malotes, extrañan la adrenalina de montar motocicletas y carruseles de vergas. Lamentan que ni siquiera las quiera ya el chico bueno que dejaron como amigo, al que friendzonearon como si fuera un pedazo de carne que se pone en el freezer del amor.

 En lo personal, creo que, más allá de lo físico, importan otras cosas en la mujer: el amor, la bondad, la cultura, el desinterés, la fidelidad, la inteligencia, la serenidad. Muchos me dirán que no existen personas así y que más fácil me sería encontrar el unicornio azul de Silvio Rodríguez. El debate sobre la NAWALT no me interesa en este texto (gugleen, si no saben qué es). Simplemente, expongo una visión propia de la cultura contemporánea, con sus matices y contradicciones. No puedo negar la mirada cosificante del varón, del que busca a la más joven, del que abandona a la madre de sus hijos por una señorita rompehogares. Ahora, también muestro que muchas veces ellas erigen una vida alrededor de la turgencia de sus pechos y sus glúteos, en lugar de suscitar admiración por dones morales e intelectuales.

  Para finalizar, quiero dar un consejo universal: sea cada cual solidario consigo mismo. ¿Qué quiero decir con esto? Piensen en su yo del futuro. Construyan un mundo que trascienda lo físico. A los jóvenes de ambos sexos: hagan una carrera universitaria o terciaria o estudien algo, intenten tener un buen trabajo, no se llenen de hijos que no puedan mantener. Procuren formarse, viajar, crecer como personas, conocer amigos y hacer deportes. No apuesten todo a la imagen. Miren desde otro lugar. Eviten caer en estupideces, porque luego se arrepentirán. Ojalá el día de mañana, en vez de suspirar y decir "yo tenía cinturita de avispa", puedan jactarse de haber edificado una vida próspera y feliz.     
     

domingo, 16 de febrero de 2020

El revés del mundo



  El mundo es suyo, chicos. Crean. Crean y creen. No duden y den. Vayan ya. Adelante, por el saber y la gloria. Que nada los detenga. Dios los hizo libres e iguales. 

  Una Nueva Roma surgirá...

  

miércoles, 12 de febrero de 2020

Pecadismo



  En un plano, en otro. Una risa, una lágrima. Música adictiva de fondo, suave, sedante. Mismo rostro, pero que cambia a mil. Toda una vida en cinco minutos, muchas pasiones y gestos. Un final feliz. Propaganda de desconocidos que quieren promover el amor...

sábado, 8 de febrero de 2020

El caos pendiente





  Viene de allá, de muy lejos, con ese mirar desafiante y la risita sobradora. Sabe que sabe mucho y que yo no sé nada. 

  Soy tan pero tan poca cosa que, de alguna manera, tengo mucho de algo... 

  La humildad, la humildad argentina de un papa que te la tira en la cara, te la agita, te la sacude y te la muestra mil veces para que sepas que la tiene bien grande.

  Sí, yo, la mierda mayor, la mierda master, la mierdaster, acabo como el más grande de todos los tiempos, pero acabo.

  Acabo de empezar la noche... La noche del descanso, de la paz. Acá no sale nadie. Yo, hombre austero, duermo cada jornada el sueño de los justos. Muero unas horitas y renazco feliz a la mañana siguiente porque sé que Dios existe y que algún día vamos a resucitar. Todo lo que debo comprender...

  Vos, que te vas a la Isla del Temblor, deberías acordarte del sabor de nuestros mediodías, de los vientos que llevan algo, de las tardes con gusto a poco y sentimiento a mucho. 

  Sigo. Fíjate la última oración del último párrafo. Digo "sentimiento a mucho". Pequeños jueguitos con las palabras. No pretendo introducir formas de hablar, sino jugar. Juego a quitarle presión a la lengua, a que no se marchite de tanto lamer piedras de "todes".

  I'm a simple man...

jueves, 6 de febrero de 2020

Seres de luz



  Descubro la soledad como placentera cuando camino bajo la vista del sol. Menos es más. Buenos Aires resulta más sana que una mujer tóxica...

Un sentimiento recurrente



  La ciudad y coches que pasan. Trenes que pasan. Aviones que pasan. Personas que pasan. Recuerdos que pesan...

El trabajo sexual en la Argentina del siglo XXI



 
  En la Argentina de hoy, del año 2020, tenemos muchos debates en curso. Los más importantes giran en torno a legalizar - o no -  ciertas prácticas: consumo y venta de drogas, aborto o ejercicio y frecuentación de la prostitución. Sobre este último punto, quiero hablarles hoy. Obvio, siempre desde la mirada particular y polémica que me caracteriza...

  Para los lectores impacientes, diré que, en principio, estoy a favor del trabajo sexual. Siempre y cuando los sujetos involucrados sean mayores de edad, obren libremente y no haya presiones de ningún tipo. No sé si hay o no trata de personas de la forma en que lo denuncian la Iglesia Católica, las feministas y los partidos de izquierda. Ahora bien, ciertas "whiskerías" en medio de la nada me generan mucha desconfianza. Desde ya, uno condena toda privación ilegítima de la libertad, todo abuso y toda conducta contraria a la integridad física del otro. Pero creo que alguien consciente de sus actos puede, de manera totalmente libre y voluntaria, darse a la que vulgarmente denominan "la profesión más antigua del mundo". ¿Acaso no es un lema de estos días el "mi cuerpo, mi decisión"? 

  Otro argumento muy común para la legalización del trabajo sexual se aplica en relación al aborto y al consumo de drogas: lo prohibido genera una gran negocio para policías, jueces y otros funcionarios públicos. Además, aquello que no está regulado suele carecer de normas elementales de higiene, seguridad y salubridad. Hasta acá, todo lo que dije pertenece al ámbito de los lugares comunes. Nada nuevo bajo el sol. Pero me gustaría dar mi mirada sobre el tema...

  Soy, católico, pero no coincido con la postura de mi admirado Papa Francisco sobre el tema. Los extremos suelen coincidir: feministas y cristianos, por distintos motivos, convergen en opiniones similares sobre la materia. Centran su discurso en la dignidad del cuerpo de la mujer, condenan la cosificación, llaman al hombre a cambiar su conducta. Como lo adelanté en párrafos anteriores, lo veo de otra manera. Me hago rogar...

  Bueno, resulta que no hay miradas masculinas sobre el tema. Miradas sinceramente masculinas, no de manginas aliados de las feministas abolicionistas, o de las feministas tipo Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (la organización liderada por Georgina Orellano). He leído, en las inmediaciones del Hospital Álvarez, hace unos años, consignas como "para la puta la culpa, para el cliente la disculpa". Otra muy común es la de la campaña de "sin clientes no hay trata". Ahora bien, ¿cuál es la causa primera de todo esto? ¡El deseo sexual! ¡Sí! Me dirán las sacerdotisas en estudios de género que se trata de algo cultural. Creo que no: las erecciones nocturnas y matinales constituyen la evidencia empírica de las pulsiones biológicas que acompañan a los varones a lo largo de casi toda la vida.

Supongamos que unos muchachos muy feministas, muy deconstruidos, abolicionistas hechos y derechos, deciden no ir nunca más a ciertos lugares. O nunca fueron y saben que jamás irán a esos sitios estigmatizados de las ciudades. Bien. Seguramente tendrán parejas con las cuales darán y recibirán placer. ¿Qué pasa con los solitarios? ¿Qué hay de los célibes involuntarios o incels? ¿Dejamos que se maten a pajas? Luego los condenarán por "pajeros". Eso si antes no prohíben la pornografía por motivos similares a los que se aplica a la ilegalidad del trabajo sexual (cosificación de la mujer, posible trata de personas, dignidad del cuerpo, etc).

  Me dirán, tanto feministas como católicos y evangélicos, que tener sexo no es una necesidad fisiológica, como comer o dormir. Cierto. Pero serían hipócritas si me negasen que el deseo carnal es una fuerza muy fuerte. El famoso dolor de huevos. O las eyaculaciones involuntarias en distintos momentos del día, fruto de pensar demasiado en el goce no alcanzado. ¿Vamos a mandar a los hombres solos a rezar? ¿O, mejor aún, enviaremos a los célibes involuntarios a talleres de "nuevas masculinidades"? Todo, mientras las mujeres disfrutan de comerse unos suculentos penes. Es fácil para un rico decirle a un indigente que no envidie su fortuna...

  En general, al hombre se le hace más cuesta arriba a la hora de seducir. Se ve en Tinder y Happn, donde muy poquitos tienen éxito. Del mismo modo, en redes sociales como Facebook o Instagram, el común de los tipos no levantan ni sospechas, mientras que ellas reciben atención al por mayor: "likes" en gran cantidad, mensajes privados, invitaciones, elogios. El mercado sexual es muy desigual, las chicas ostentan una mejor posición. Y no me refiero a modelos o a jóvenes que hagan gala de una imagen hegemónica de belleza. Hasta la más normalita tiene más suceso que un pibe del montón para arriba. Los mismos parámetros de internet pueden aplicarse a la vida presencial, por ejemplo, en los boliches: la mayoría de los vagos acaba la noche sin haber recibido siquiera un besito de alguna. Valen estos criterios para otros espacios, como clubes y universidades. La minoría de guapos se quedarán con todo. Algunos rescatarán algo. Pero muchos pasarán por un montón de ámbitos sin ser mirados por lo menos. Todo lo expresado en este párrafo resulta un tema tabú. Ningún muchacho ha de reconocer una sequía sexual prolongada o un fracaso rotundo en materia de relaciones. Se puede admitir que se está desocupado o en la cárcel, pero nunca jamás que hace años que no se tiene intimidad. El que incurra en semejante humillación, quedará más que descartado de cualquier remota posibilidad de copular. 

  Dirán que los hombres que no tiene éxito con las mujeres pueden mejorar su imagen corporal: gimnasio, cremas, linda ropa, perfume. Sí, pero no alcanza solamente con eso. Conozco varios casos de tipos con buena presencia que no se levantan ni a la mañana. Yo mismo, siendo bien parecido, blanco, de lindos ojos, buena altura, brillante sonrisa y cuerpo medianamente trabajado, he estado seis años y medio sin sexo. Obvio que ayuda el dinero, la actitud y todo lo demás. Pero nada garantiza nada. A Seguro se lo llevaron preso. Por otro lado, puede pasar que uno reciba propuestas, indirectas e indirectas, pero proveniente de personas no deseadas. ¿O acaso por ser varones estamos obligados a decir siempre que sí so pretexto de que "en época de guerra, cualquier agujero es trinchera"? Ahí hay otra: la mujer coge con el que quiere, mientras que el hombre coge con la que puede...

   No me fío de los que descalifiquen esta nota desde el anonimato o desde un pasado inventado. Uno lee Facebook y parece que son todos grandes cogedores, con vergas enormes y que han chupado las conchas de las más lindas de Instagram. El argentino promedio suele ser mentiroso, vanidoso, orgulloso y gran simulador (por algo existió la serie Los simuladores).

  En lo personal, tuve mi primera vez a los catorce con una prostituta. Luego, reincidí a los 18. Y de ahí, todos los meses, hasta llegar casi a los 22, cuando renuncié a este hábito. Digamos que me bajaba la autoestima el tener que pagar. Me sentía mal. Una vez fui a un puterío y no me gustó ninguna de las chicas que trabajaban esa tarde, por la zona de Tribunales. Al irme, una meretriz despechada me gritó: "¡Feo, sucio, mogólico! ¡Tenés que pagar para coger!" Horrible. Medio que me traumó. Sucio no soy porque me baño todos los días. 

  Volvamos. Hay distintos tipos de hombres que suelen ser rechazados por el común de las mujeres: enanos, gordos, pelados, narigones. Los "feos". No creo que exista la belleza, sino parámetros occidentales de ella. Aunque convengamos en que, si no das cierta imagen, difícilmente la pongas. O tal vez lo hagas, pero tras muchos fracasos y pérdidas de tiempo y plata en salidas infructuosas.   

  Vamos con un refrán muy argentino y sabio: "La novia es la puta más cara". El otro día, leí un posteo en Facebook del polémico economista Nicolás Salvatore. Decía algo así como que salir a cenar a Palermo, a un lugar tranquilo, cuesta tres mil pesos (y sabemos que siempre paga el hombre). Bueno, seguía él con lo siguiente: uno, cuando está conociendo gente, por ahí sale dos veces por semana, o más, con la misma persona u otras. En total, según este profesional de las finanzas, se podría terminar gastando apróximadamente treinta mil pesos al mes (hay que contar estacionamiento y otros gastos). Desde ya, él pertenece a otro segmento socio-económico, pero a escala, da proporciones similares. Como barato, entre algunas cervezas y algo de comer, se pueden ir más de mil o mil doscientos pesos de la nada (en un lugarcito medio pelo). A ver: un caballero puede desembolsar un fangote de guita, mas eso no garantiza que la vaya a poner (la pija, porque la tarasca, sí). Con las trabajadoras del amor, uno se garantiza sexo sí o sí, y del bueno (las más de las veces). Porque puede pasar que, por generosidad y simpatía, un masculino consiga pasar la noche con su agasajada, pero ella le mezquine mucho en la cama y termine siendo muy aburrido y decepcionante... 

  Para comparar con el párrafo anterior, dejo los datos que me dio una trabajadora sexual vía WhatsApp (téngase en cuenta que el mensaje es de noviembre de 2019, por lo cual, debido a la alta inflación argentina, pudieron aumentar los aranceles). A saber: en el barrio porteño de Villa Crespo, servicio completo onda novios, y en horarios de lunes a jueves de 10 a 19 hs y viernes y sábados de 10 a 21 hs, la tarifa es de 2000 pesos argentinos e incluye sexo oral sin condón hasta el final, fantasías y masajes, más un plus de sexo anal. La chica en cuestión, una rubia cuarentona que parece de muchísimo menos y raja la tierra, hermosa total de ojos verdes. Pienso un día ir de visita...


 Creo que es muy fácil para las mujeres hablar del tema sexo y condenar a los hombres. Por un lado, se dice que aguantan más la abstinencia sexual (cosa que no creo, pero bueno). Por otro lado, y esto no se me podrá negar, ellas tienen más facilidad para conseguir un compañero para pasar la noche. Incluso, una cuarentona larga me ha mostrado en su celular la cantidad de jóvenes apuestos desesperados por darle cariño. No nos engañemos. Lo de la igualdad funciona nada más que como la invitación a vivir una utopía de amor y paz, mas en verdad sabemos bien cómo se mueve el mundo, aunque no queramos decirlo por vergüenza.

  A menos que seas el chico lindo de la clase, del gimnasio o el barrio, la tendrás bien difícil. Y hablo de salir con mujeres que a uno le gusten. No vale tratar al prójimo de "virgo" cuando sacaste a tu novia o amigarche de una cárcel, un geriátrico o un zoológico. ¡Así cualquiera moja el bizcocho! 

  Aclaro que no asocio directamente el consumo de servicios de prostitución con la "fealdad" de un hombre. De hecho, muchos varones bellos van con meretrices. Pero no puedo dejar de preguntarme por aquellos a los que les cuesta más conectar con el género femenino. Me parece egoísta condenarlos a la masturbación, considerada "violación telepática" por algunas feministas, cuando ellas pueden gozar de una rica chupada de concha y de una pija que las llene de orgasmos. ¿Acaso no tiene un muchacho el mismo derecho a dar y recibir un poquito de placer? 

  Entiendo que el motivo de la oposición de muchas mujeres a la prostitución es por el valor que se dan a sí mismas en un mundo de escasez sexual para el varón. Dicho de otro modo, la vagina es un bien sobrevalorado porque no abunda. Entonces, a través del noviazgo, el matrimonio y la convivencia, ellas pueden pedir lo que sea. Siempre tendrán esclavos dispuestos a todo con tal de complacerlas. Harán las veces de cajero automático, guardaespaldas, psicólogo, chófer, masajista, banco de esperma y chivo expiatorio. El mangina, el hombre sometido a la voluntad femenina con tal de obtener un huequito para colocar su pasión viril, hará lo imposible por un poquito de placer. ¡Mi reino por una concha! La ampliación del campo de batalla ha sido tan notable que muchos se han vuelto verdaderos cornudos conscientes con tal de retener a su lado a sus parejas. ¡Tremenda humillación! Por los mismos principios antes expuestos, esos de que ellas la tienen más fácil ligar que nosotros, digo que el camino del poliamor no conviene al grueso de los caballeros. Ya conté en otro texto el caso de una chica de 42, que salió conmigo, y que tenía doscientos "matchs" en Tinder. ¿Cuántas conquistas puede tener un tipo común en esa aplicación? ¡La verdad, eh! ¡No me vengan con estadísticas sacadas del INDEC! Hagamos mediciones sinceras, aunque nos muestren nuestra total indigencia...  

  Por ascetismo, por una elevada moral judeo-cristiana, o por la práctica de alguna disciplina oriental de autoconocimiento, un sujeto puede vivir sin sexo. Bien. Son elecciones. También están los asexuales. Y los "no-fap", aquellos que rechazan la masturbación y la pornografía. De la misma manera, otros sujetos buscan desahogarse yendo con prostitutas y me parece válido. Convengamos que la expectativa de vida creció, los plazos se extendieron, los casamientos han disminuido y muchos llegamos a los treinta en solitario (hemos elegido estudiar, viajar o trabajar de más). A su vez, debido al hábito de la gimnasia, la mejora en la medicina y la conciencia sobre el cuidado corporal y mental, se vive con mayor vitalidad, con lo cual, las pulsiones sexuales persisten con mayor intensidad a lo largo de los años. En este momento, un sujeto de cuarenta bien mantenido se encuentra en plenitud. Sin más preámbulos, pregunto: ¿qué vamos a hacer los que no podamos conseguir compañera a lo largo de estas primeras décadas del siglo XXI? Con treinta años, no me pienso resignar a la sequedad absoluta porque una feminista castradora me lo mande. Ya bastante la humanidad padeció el yugo de la religión al respecto.

  El trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro. Los futbolistas usan los pies. Los carpinteros, las manos. Los abogados, la lengua. Los políticos, la cabeza. Las prostitutas utilizan la vagina (y la boca y el ano según lo quieran). A no ser que me digan que el canal vaginal es sagrado. Todo bien con el culto a la Virgen María, pero muchas prefieren ganar un buen dinero como meretrices, que ser pobres infelices del servicio doméstico. Seguramente deberá discutirse el tema de los salarios, los precios, la macroeconomía y comparar con otros países. Pero incluso en naciones desarrolladas, con un sinfín de oportunidades, muchas eligen alquilar su cuerpo y no en una oficina, una fábrica o un negocio. Del mismo modo, y como siempre lo digo, en muchas ocasiones el matrimonio resulta una forma santificada de prostitución, ¿o acaso no hay personas que se han casado por dinero? Lo mismo aplica a noviazgos, convivencias o "amigos con derechos". No digo que sea la general, pero el obrar interesadamente no se limita al extinto rubro 59.

  Creo que la legalización del trabajo sexual acabará con la corrupción policial y las mafias circundantes. Ningún funcionario podrá chantajear a una meretriz a cambio de dinero o protección. A su vez, la actividad generaría innumerables fuentes de trabajo. Habría empleos directos, como los de las profesionales del amor, e indirectos, como personal de limpieza, chóferes u otros. Sin ir muy lejos, Las Vegas o Amsterdam deben gran parte de su prosperidad a las personas que ejercen la profesión más antigua. La Argentina podría multiplicar exponencialmente su cantidad de turistas y más en una época en la que carecemos de divisas.

  En cuanto a las relaciones interpersonales, entiendo que la legalización de la prostitución llevaría a que muchas mujeres bajen sus pretensiones. Un verdadero sinceramiento de los vínculos, un reperfilamiento afectivo. Millones se esmerarían en tratar mejor a sus potenciales parejas. Y muchos varones querrían más a sus novias, esposas o amigas con derechos. Se acabaría la locura de Sex and the City en el Tercer Mundo. La revista Cosmopolitan perdería razón de ser. Ningún varón se martirizaría por un poco de atención femenina si tuviera la posibilidad de acceder a ella por otros medios. Pero bueno, algunas quieren detentar el monopolio de la actividad sexual. 

  Quizás, al principio muchas odiarán la legalización del trabajo sexual. Sentirán que perderán poder sobre los hombres. Pero a la larga, en relaciones de igualdad, de amor y comprensión, todos saldremos ganando. Muy pocos tipos querrían vivir yendo de putas si tuvieran la posibilidad de ser queridos en serio. Porque, a decir verdad, más allá de las comedias románticas, lo que falta es amor en nuestra sociedad. Parece que solamente se quiere un compañero para pagar la cuota del auto, el departamento o las vacaciones al Caribe, las cuales servirán para llenar Instagram de fotitos, para envidia de las vecinas. Se tiene que acabar la era de la apatía, del "me duele la cabeza", de los maltratos y las infidelidades. Nosotros también sufrimos y la pasamos mal y queremos un poco de afecto. 

  El matriarcado se va a caer...


  

   

La ideología chonguística




  En la Argentina, se habla de "chongo" para referirse a hombres atractivos, generalmente jóvenes. El término fue popularizado por el intelectual Juan José Sebreli, que explicó que la palabra surgió en el ambiente homosexual argentino. Hoy en día, la expresión es utilizada más que nada por mujeres, usualmente en relación a amantes y varones para unas pocas noches. Más allá del concepto en sí de lo chongueril, quería esbozar algunas líneas sobre qué consideran deseable las argentinas en un tipo. De ahí el título de "La ideología chonguística".

  Para empezar, el chongo suele llevar el pelo corto. Bien machote, malote. Un garrote. Obvio que hay galanes de cabellos largos, tipo Facundo Arana en su momento, pero, en general, los perfiles más vistosos son aquellos considerados más viriles: policías, militares, delincuentes, transas, abogados; boxeadores, patovicas, luchadores de UFC; cantantes de trap, reguetón y rap; políticos, empresarios, gerentes de grandes empresas, empleados bancarios. Ahora bien, observen lo siguiente: el cortecito cortito lleva implícita la idea de productividad laboral, de seriedad, de hombre con un buen trabajo. Un sabio judío me comentó una vez que yo debía estirparme las mechas porque "para la semiótica del sentido común, el pelo largo significa vago". Sí, las crines me llegan casi hasta la mitad de la espalda. Cinco años sin que Dalila alguna use en mí sus tijeras. Sigo abajo para no estirar tanto el párrafo...

  El pelo largo está asociado a comunismo en el inconsciente colectivo argentino. El Che Guevara. Los subversivos de la década del '70. Los militares asesinos, que se llevaban pibes presos por no dar con el aspecto oficial (la "colimba"). Digamos que mi look pasó de moda. Encima, representa ideológicamente una postura antisistema. Ellas quieren un empleado bancario bien remunerado, un valiente oficial de policía, un exitoso ladrón, un fuerte boxeador, un hábil político. Supongo que me darán contraejemplos, como el bello de Santiago Cafiero, pero vuelvo sobre lo mismo: una golondrina no hace verano. Yo trato de sistematizar la realidad, describo formas de producción y reproducción.

  En general, existen pocos varones no famosos que sean populares en redes sociales. La riqueza de "likes" suele estar del lado femenino. No hablo de youtubers, sino de pibes comunes y corrientes que puedan tener cientos de "me gusta" en una foto. Bueno, en la mayoría de los casos, esos pibitos facheritos, chonguitos, llevan el pelo corto, ostentan buena condición física y tienen cara de malotes. Vamos a explicar más y mejor todos estos puntos.

  Hago un paréntesis en este párrafo para hablar sobre las barbas. Tema polémico. Como Team Verano y Team Invierno. En los últimos años, tuvo un auge su uso. Creo que influyeron muchos futbolistas, como Cavenaghi, el Chori Domínguez, Pocho Lavezzi y otros. Antes también se asociaba el pelo facial al comunismo. Ahora, hasta hombres de derecha, como el Abogado Nivel Dios, andan barbados por la vida. En esta cuestión no voy a ahondar. Solamente mencionar que, vista la profusión de barbudos, empezó el negocio de las barberías. En mi caso particular, no me afeito porque suelo irritarme mucho la piel. Sufro. En fin. Sigo con la descripción de la ideología chonguística.

  El hombre de pelo corto, que mira serio al horizonte, cuan gerente de un banco que sueña con negocios millonarios en China, despierta más interés en las mujeres que un hippie de pelo largo de Filosofía y Letras("Acá sí que no se coge", ver el sketch). Dirán que hay de todo en la viña del Señor. Sí, pero yo hablo de la general. No puedo ir caso por caso. No me da la vida. No quiero ser Funes el memorioso. Paso. Ahí abajo les dejo la máxima...

 El hombre de pelo corto, el servidor del sistema, se muestra como mejor partido, como un buen proveedor. Despierta más confianza que un predicador de imagen crística, como uno, que imita a Jesús hasta en el aspecto. El Tincho transmite seguridad material. Parece, en potencia, un buen padre, un buen marido. 

  Además del pelo, otra característica del chongo, es un gran prestigio dentro de un determinado círculo social. Tincho, Tomy, Rola y Ferchu son pibes queridos por las chicas del colegio bilingüe, todos los padres los quieren como posibles yernos, da orgullo juntarse con ellos. Se puede cambiar de clase  y traducirlo así: Brian y Kevin son guachos que se la bancan, van al frente, se comen a todas las wachas, son bien turros. En todo caso, se trate del nicho social que sea, la mujer debe sentir el pecho inflado por haberse acostado con vos. Si te oculta, es porque no valés nada para ella. Sos un friki, un pobretón, un boludo, un fracasado. Ella no le contará jamás a su familia que tiene algo con un tipito de tu onda. Antes de cualquier intento de formalizar, o aunque sea de mencionarle como anécdota a una amiguita que se encamó contigo, te descartará. O hará lo posible para que te vayas silbando bajito. 

  La mujer busca status. Si vos no sos el macho alfa de la manada, ya sea ésta de rugbiers patoteros o de villeros que roban tipo piraña, no existís. No figurás. No te va a registrar. Puede que consigas sexo y algunas citas con alguien, pero si ella no siente orgullo de estar a tu lado, la relación no prosperará. Ni siquiera como algo informal de encamadas a hurtadillas. Ni para eso. Su deseo sexual pronto se marchitará. "Secaconchas", para sus adentros te dirá, y se irá. 

  Hagan el ejercicio alguna vez de ir a un bar - o pub, para ser más chetos - y escuchen conversaciones de mujeres. O intenten oír de qué hablan sus amigas y compañeras. Se darán cuenta de qué modo se refieren a los hombres: "El otro día conocí a un abogado". Puede ser cualquier otra profesión. Pero nunca importa si Juan o Pedro es un buen tipo, sino su ocupación, su lugar en la sociedad. Tanto tenés, tanto valés. Y lo mismo aplica en los barrios bajos, con una escala de valores totalmente distinta: "Mi marido, el Brian, 'ta en la cárcel". En ciertos ambientes, ser delincuente goza de gran prestigio. Los pobres laburantes quedan exceptuados de toda consideración. Como dice la canción de Hermética, <<el mundo te bautiza sonriendo "gil trabajador">>.   

  Me pasó tener trabajos de mierda y que nadie me dé bola. ¿Quién querría decirle a sus padres que su novio labura como empleado de limpieza en un depósito lleno de ratas? El proletario raso es un macho omega, un machito impotente en la lucha por la vida (esto según la mirada femenina). Igualmente, esto no se limita solo a una experiencia personal: conozco centenares de casos así. Siempre he observado con atención la sociedad porteña, en todos sus estratos.

  En cuanto a la vestimenta, el hombre más valorado suele usar traje. Más capitalista y productivo que eso, imposible. En caso de otros círculos sociales, como los barrios bajos, las zapatillas caras y la ropa deportiva pican en punta. Un calzado de más de cien dólares genera una fuerte atracción en la chusma femenina.

  Otro símbolo del chongo es la movilidad: auto o moto. Difícilmente, él se mueva en colectivo. Un tipo solicitado por las mujeres, un pata de lana, no puede andar en colectivo en horarios imposibles o en rincones donde no pasa ni Dios, mucho menos el subte. El coche suele ser garantía de sexo, aunque más no sea en el fondo de un descampado, picado por mosquitos y el temor cierto a un robo y la humillación de quedar en traje de Eva ante completos desconocidos. 

  En síntesis, el chongo es el hombre que Mili se jacta de haber conocido. El chongo lleva el pelo corto y suele tener auto o moto. Su actitud es de malote. Nunca chico bueno, conversador, comprensivo de los problemas de las mujeres. Esos terminan condenados a muerte en la maldita friendzone. Don Chongo coge y se va. O manda que se vaya la muchacha en un taxi o un Uber. 

  La mayoría de las mujeres aman a los chongos. Yo las llamo chongueras. Ojo, hay excepciones. Muchas salen con tipos comunes (¡y no hablo de tipitas viejas o feas!). Tengo amigas y compañeras que priorizan lo intelectual, la personalidad, la buena onda. De hecho, a mí me han solicitado algunas muchachas, pero he pasado de largo al no ser ellas de mi preferencia. Existen almas sensibles, que prefieren a los artistas a los hombres de negocio. No podemos obviar el fenómeno de ciertas tribus urbanas, como los hipsters y los hippies, donde la cultura de los alfas ligones y los incels omegas no tiene mucha razón de ser. Ahora bien, puede suceder que estos nichos potables colapsen y, finalmente, las subculturas, o contraculturas, terminen reproduciendo ciertos estereotipos nefastos. De todas formas, descarto que la multitud de manginas que componen la sociedad paguen un alto precio en erudición y horas de lectura para adentrarse en ámbitos cerrados...

   Como es mi costumbre, me dejé llevar y se me hizo un poco largo el texto. Agradezco a los lectores su paciencia y pido disculpas por las molestias ocasionadas. Como consejo, les digo que no se crean el verso del chico bueno y simpático. A ellas le gusta machotes, esos que llaman malotes y que dan azote...

A un resplandor

 
  Correr contra el ocaso, simular una especie de alba, ver más allá del fracaso. Ir lejos y no volver...


miércoles, 5 de febrero de 2020

Trayectorias



   Vamos lejos. No se sabe adónde, pero nos vamos lejos. Tan lejos que pasamos varias veces por el mismo lugar... 

Machotes malotes matanceros



En algún lugar de La Matanza, ocurrió que en una fiesta yo le generé incomodidad a un machote alfa malote, que creyó que yo le quería quitar a su potencial candidata: una mamá luchona. Me causó gracia. Me reí. Nunca tuve la intención de abordar a la guerrera. Pero el tipo vio en mí competencia. ¡Y eso que era terrible negro luminoso stripper! Morochón loco malo pegador empedernido del Konurmalo. Reconozco que tomé como un elogio el temor del chacal arrabalero y muscugroso. Me dijo que ella era de él, que él la vio primero y qué sé yo cuántas razones de cogedor en celo. Los Lumpenazos del Señor vamos a derrocar a los machongos. Algún día las mujeres sabrán que nosotros somos lo que ellas en verdad necesitan...

martes, 4 de febrero de 2020

El mangina del año






  Un joven de Buenos Aires, Argentina, se obsesionó con una chica a la que vio en Tinder, popular aplicación de citas. Luego, comenzó a seguirla en Instagram, la red social de la imagen por excelencia. Le comentaba todas sus fotos. La llenaba de "likes" y corazoncitos. También le enviaba mensajes privados en gran cantidad. Jamás recibió respuesta. Lejos de darse por vencido, averiguó dónde trabaja la señorita en cuestión y fue hasta su oficina a dejarle una cartita y unos dulces. La acosada obró correctamente: escrachó en Twitter al muchacho y manifestó, con justa causa, temer por su seguridad. 

  Gente de otra época podrá decir que el acosador es "un romántico", como si serlo fuera algo bueno. Hollywood creó valores horribles. En sus películas, el chico bueno de la clase consigue ir al baile de graduación con la más linda, la porrista, que siempre ha salido con los malotes, los que se destacan en el equipo de fútbol americano y en la manía de hacer bullying. Solamente en el cine yanqui el nerd, o el friki, tiene éxito con las muchachas. La gran mayoría sabemos, aunque sea en el fondo de nuestra mente, que la realidad no tiene nada que ver con la ficción, al menos en cuanto al mundo de las citas. 

  Las comedias románticas generan mucha atracción porque brindan esperanzas a los menesterosos del amor. El jovencito impopular piensa que, insistiendo, podrá obtener una cita con la chica que desea. Cualquiera puede ser un superhéroe si lo pica la araña correcta o si recibe el implante robótico que lo vuelva todopoderoso. La cotidianeidad tiene las horas contadas ya que un milagro, una transformación, ocurrirá en cualquier momento. Hollywood brinda una suerte de religión para los pueblos, que siempre han querido opio para abstraerse del mundo real.

  Lo importante: el cine, la religión y la historia oficial de las naciones tienen en común que no se centran en lo cotidiano, sino en lo extraordinario. Si en la vida nuestra de cada día los hombres normales tuvieran éxito con las chicas que desean, nadie haría una película con eso. Del mismo modo, si el común de los mortales fueran virtuosos, los Estados y las iglesias no insistirían tanto con determinados modelos de conducta.

  Hernán Seilikovich, @herseiliko en su cuenta de Instagram cerrada debido al papelón, es, además de victimario, una víctima. Víctima de sí mismo, de su mala educación sentimental, del cine de Hollywood, de historias con final feliz que no existen en la vida real. Seguramente, su familia le habrá contado cuentitos de color rosa o algo hubo en su entorno que lo volvió tan enamoradizo. También, sufrió fracasos en el amor. Idealizó a varias chicas. Proyectó en personas de carne y hueso sus anhelos, sus obsesiones. Posiblemente, él esté enamorado de una imagen femenina construida según sus parámetros, heredados o adquiridos. 

  La mayoría de los varones hemos sido manginas en algún momento de nuestras vidas. Hombres vagina, hombres que actúan con el sólo propósito de agradar a las mujeres o a alguna en particular. La biología nos ha jugado una mala pasada. Existe una pulsión reproductiva. La erección no es una "construcción social" que pueda resolverse con estudios de género. Obvio que a esas pasiones primarias le añadimos arte, lenguaje, cultura, historia, usos y costumbres. Le damos un ropaje muy colorido al instinto de continuar con la especie. Algunos hemos tomado la píldora roja y hemos reconocido las debilidades. Nos reímos de nuestro pasado, de los fracasos y de las falsas victorias de noviazgos inviables. Otros perseveran por el camino de la píldora azul: no sienten que el sistema esté mal y compran el adoctrinamiento cinematográfico, que dice que con flores y gestos osados, como aparecerse en el trabajo de alguien, se consigue el amor de la que nunca les prestó mayor atención. 

  ACLARACIÓN: CONDENO TODA FORMA DE ACOSO, COMO MANDAR MENSAJES DE MANERA INSISTENTE O APARECER EN EL TRABAJO DE ALGUIEN SIN SU EXPRESO CONSENTIMIENTO. Y, DESDE YA, REPUDIO LOS TOCAMIENTOS Y CUALQUIER CONDUCTA QUE VAYA CONTRA LA VOLUNTAD Y LA LIBERTAD DE LA PERSONA, SEA DEL SEXO QUE SEA O SE CONSIDERE DEL GÉNERO QUE QUIERA.

  Alguno me preguntará qué tiene qué hacer un hombre interesado en una mujer. En primer lugar, para partir de una base estable, digo que cada cual debe seguir su propio camino, siempre y cuando no moleste al prójimo. Ahora bien, en cuanto a la pregunta en sí, entiendo que si una chica gusta de alguien, se lo hace saber. De manera directa o con señales inequívocas. Si un chico manda más de dos o tres mensajes y no recibe respuesta alguna, simplemente sucede que ella no está interesada en él. Los varones deberían aprender a lidiar con las frustraciones. En el mercado de las relaciones sexo-afectivas, muy pocos individuos gozan de éxito y buena imagen: los muy bellos, los muy adinerados, los que combinan ambos atributos a la vez. O los que tienen determinados talentos a la hora de relacionarse. Pero, en general, aunque no se diga por tabú, los muchachos tienen las de perder con las muchachas. Para botón de muestra, comparen perfiles masculinos y femeninos en redes sociales: ellas, con un ejército de admiradores detrás; ellos no son seguidos ni por sus abuelas, porque ellas han muerto o no utilizan las nuevas tecnologías.

  Posiblemente, alguien me acuse de feminista por este texto. No lo soy. Tampoco me hiere el que se me endilgue serlo. En verdad, me pongo en el lugar de la otra persona: no está bueno sentir que un loco te respira en la nuca. La chica no le dio ninguna confianza a este individuo de la noticia para que irrumpa así en su vida, en su espacio laboral (¡y con lo difícil que es tener un trabajo en la Argentina!).

  Cada mujer tiene un montón de hombres detrás, sea en la vida cotidiana de la universidad, el trabajo o el club, o en las redes sociales. ¿Qué le hace creer a un joven que será especial, el único, el primero entre decenas e incluso centenas? Para dar un ejemplo, el año pasado, 2019, salí con una mujer de cuarenta años que tenía cien matchs en Tinder solamente en la Ciudad de Buenos Aires (ella es de otra ciudad argentina, donde también cuenta con un centenar de hombres en su red). Digo, visto y considerando la situación, lo poco que vale uno entre tanto número, lo mejor es aceptar lo efímero, los amores de una noche, y seguir con la vida, el estudio, el trabajo, el deporte, la lectura o cualquier hobby. 

  Para finalizar, creo que no deberíamos linchar mediáticamente al acosador. Debería recapacitar, ir a terapia, hacer trabajos comunitarios por pedido de la Justicia. Pero no nos engañemos: todo un sistema está detrás de su pecado de juventud. Las feministas, de manera desacertada y tendenciosa, hablan de "patriarcado". Yo diría lo contrario: ¡matriarcado! Lo femenino está muy sobrevalorado. El amor romántico, el beso de una dama, la flor, el cuerpo de la mujer, el sexo, los gemidos, el deseo. Entiendo que lo mejor para un varón será seguir su propio camino. Muchos se estancan en la vida por matrimonios fallidos, convivencias frustradas, hijos engendrados a destiempo. Del mismo modo, varios se hicieron de una profesión y un nombre, pero lo malgastan con mujercitas que, en los días de austeridad y estudio, los han ignorado olímpicamente. Y bueno, hemos visto a miles que mantienen hijos ajenos. "Hay de todo en la viña del Señor". Para Hernán Seilikovich, comprensión y misericordia. Obró pésimo, pero no merece ser golpeado ni asesinado por ningún mangina justiciero. Para la víctima de este individuo, todo el apoyo. Ojalá maduremos como sociedad y dejemos de lado los modelos que nos ha vendido Hollywood...

  https://www.infobae.com/sociedad/2020/01/31/no-quiero-que-pienses-que-soy-un-loco-acosador-la-rastreo-por-redes-sociales-se-metio-en-su-oficina-y-le-dejo-una-carta/

lunes, 3 de febrero de 2020

Un mejor sol



  Días de gloria, de caminar por la ciudad. Sí, me vas a decir que es un cliché, pero ya te dije que no hay nada nuevo bajo el sol. Caminar por la ciudad es mi obsesión. 

  Nací en 1989, en Buenos Aires.

Con palabras



  Visitante, estás acá, en este lugar, en este instante. Leés estas palabras con mayor o menor interés, pero leés. Y yo te miro, te miro a vos, sin saber quién sos o qué sos: joven o viejo; mujer o varón. Alguien. 

  Alguien como algo en algún punto...
 

domingo, 2 de febrero de 2020

Propio consuelo



  Uno y todo, casi como Dios. El silencio y la paz. Mi sonrisa irrita: demasiada vida en un mundo cementerio. Las calaveras chillan al verme. Por eso me paso a la soledad, para que ningún muerto quiera matarme.