Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 24 de marzo de 2019

Sueños locos CXXIV (Aviones de la Patria)



   Una tarde de septiembre, tu cumple. Algunas semanas antes de la primavera, querido Tiago. Nos reencontramos luego de algunos meses, que sentí como años. Llegué a tu casa y saludé a todos al mismo tiempo. No quise presentarme uno por uno. No por falta de humildad sino por cierta pereza mezclada con algo de pánico escénico. Mucha gente en la terraza: toda tu familia extendida y tus amigos medio pelados. Di una sonrisa general y me presenté sin más. ¿Para qué tanto? Llevaba un pantalón de vestir negro, un saco gris casi celeste - si tal color existe - y una remera oscura debajo. Como un Kicillof, pero mucho más alto y fornido. Y con una actitud menos sobradora, claro. Porque muchos enanos padecen el complejo de Napoleón, ¿no? Al bajar a tu living, vi a varios desconocidos sonrientes salir del sótano que yo mandé construir cuando te fuiste de vacaciones a Indonesia. No entendías cómo en tan poco tiempo apareció una sala de juegos bajo tierra. Sin embargo, supiste rápidamente quién tuvo semejante idea. Me llamaste para cuestionarme la invasión a tu privacidad. Yo negué todo. "No me dedico a la obra privada, amigo. Manejo la cosa pública. Vos viste cómo es esto." Te dio bronca y cortaste la comunicación. También me bloqueaste por todos los medios habidos y no habidos, pero supe deshacer el virtual hechizo de la muerte en vida con maestría. Ni el guionista de Black Mirror podría urdir una trama que me tuviese como perdedor...

  Volví a la terraza después de inspeccionar mi hermosa hechura subterránea. Suele escucharse una frase de falsa modestia por ahí: "Se hace lo que se puede". Bueno, yo hago lo que quiero. Total, me arreglo con Dios. No olvido el espectáculo que te regalé. "Tiago, amigos y familiares de Tiago, miren al cielo, por favor. En minutos verán a la comitiva del Presidente". 

  Pasaron unas máquinas casi redondas mitad helicópteros y mitad aviones de la Gendarmería Nacional. El vuelo bajo permitió que viésemos con claridad a los pilotos y acompañantes. Los parabrisas anchos y generosos dejaban vislumbrar el interior de esos monstruos nunca antes observados por el cumpleañeros y sus invitados. Acto seguido, algunos metros más arriba, unos cazabombarderos de la Prefectura Naval Argentina partieron el cielo con sus alas blancas y las franjas azules con las anclas en el centro. Te sorprendió el armamento de los patitos. "¿Estos pibes no usaban barquitos nomás?" Tiago, ¿cómo cuidamos la riqueza de nuestros mares si no contamos con las herramientas adecuadas? Además, equipar como corresponde a las Fuerzas de Seguridad no va en desmedro de la Aeronáutica o el Ejército. Hay fierros para todos, papá. Si yo una vez te dije en tu terraza que uno debería poder lanzarse en paracaídas desde un vuelo de línea, con el fin de evitar ir hasta Ezeiza, ¿por qué no habría de dar al país ideas más alocadas todavía? Y sí: si un burgués vive en Palermo y justo el bicho de Air France surca el espacio aéreo de su barrio, ¿no vamos a darle una comodidad al pasajero? La puertita de atrás y un saltito: listo para caer sobre la zona de parques. Porque tampoco el hombre se nos puede morir atropellado por un 141 en la Avenida Santa Fe, ¿no? Bueno, para eso están los motodrones, que te estacionan en el balcón de tu casa. Pero muchos prefieren la adrenalina de un salto limpio. Qué sé yo. ¡A Menem lo trataban de chiflado y mirá ahora! Un escritor de ciencia ficción también es un científico y un inventor.

  Para cerrar tan magnífica demostración de poder, un largo cohete rojo pasó justo justito por encima del cuarto que reservás para los huéspedes. "Miren ahora sobre el cuartito". No podían creerlo. "Señores, no es la Segunda Venida de Cristo sino un castigo a los terraplanistas. Si alguno de ellos está presente entre nosotros, sepa que lo vamos a seguir vacunando". Así hablé, como un loco. Como siempre lo hice. 

  Todo muy lindo, pero ella no estaba. Te llamó y me pasaste el teléfono. Conversamos brevemente. Te devolví el aparato. Mi don de clarividencia me explicó el porqué de tu cara: creíste que revisé tu celu en busca de fotos suyas. "Para acceder a la galería de imágenes, tenés que activar el comando de voz. Tranqui, Tiago".    

sábado, 23 de marzo de 2019

La tía solterona de treinta (por El Águila Occidental)



"El destino de muchas mujeres que dejan de lado su perfil más poderoso y natural para sucumbir a caminos que no construyen solas, sino que son de otros y se los vendieron como una receta de domingo feliz. Una mierda. Espero no llegar a esa edad y padecer el resultado de todas mis decisiones." (Ayelén Vivas, psicóloga)

Las mujeres millennials que nacieron entre el 1985 y el 1987 hoy son las tías treintañeras. Desde los 18 hasta los 29, vivieron una época de esplendor sexual en el que degustaron con mística fruición una paleta de penes variados: desde bastones enormes que no podían entrar en las dimensiones de su cavidad vaginal hasta pequeños gusanitos vergonzantes que ni le hicieron cosquillas. Impulsadas por el vértigo sexual de la primera década de los 2000, probaron el sabor dulce y amargo de una miríada de chongos que descendían sobre sus vidas como constelaciones de estrellas que hurgaban en sus cuerpos, provocando un sin fin de placeres (y displaceres) en sus zonas erógenas. Muchas de ellas tuvieron frustrantes y largos noviazgos de años que eran la promesa futurística para escapar del caótico mundo de la sexualidad touchangouera, que en el fondo siempre las dejó vacías, sedientas, mancilladas y, en muchos casos, en un estado de ignominia total, con el mote de “puta” rodeándola como un aura maldita. No obstante, esos largos noviazgos, lejos de ser una opción inteligente, restauradora y creativa, ya tenían en su génesis la marca del fracaso: relaciones rutinarias, tediosas, repetitivas, epidérmicas y completamente embolantes a partir del segundo año. La rueda de la rutina iba tragando, silenciosa, el aceite cada vez más rancio de la excitación y las esperanzas doradas de un postrero matrimonio, la casa propia y los niños bien alimentados corriendo por el patio. El muchacho mostró rápidamente su verdadera faz: ser un pelafustán adicto al fútbol, la playstation y los asados con los pibes, sin la mínima noción de misterio en su existencia. Ella se dejó estar y su figura esbelta y suave se dejó de enmarcar como el centro del universo del pibe, que accedía a hacerle el amor solamente cuando su vida se volvía demasiado tediosa y la presión orgásmica atenazaba sus huevos futboleros. Por otro lado, el vértigo sexual del mundo externo, con la explosión de las redes sociales y las aplicaciones de cópula y exhibición de cuerpos perfectos, horadaba la piedra débil y porosa del noviazgo, generando un fuerte deseo de escapar de la región de la pareja estable y sumirse en el valle de los gemidos de una sola noche. La muchacha, cansada de ver al pelafustán, cada vez más decadente y derrotado, comenzaba a ejercer una vigilancia insoportable sobre su vida, ametrallándolo con reclamos, celos y presupuestos destruidos producto del estado resultante entre las expectativas y la realidad. Sumidos en un torbellino de desencantos, la pareja termina y emerge, apetecible pero temeraria, la tía solterona de treinta: independiente, provocativa y empoderada, sale a comerse el mundo: se va a Tailandia, a Europa, al Norte Argentino y hasta el Cululú con amigas, escuchando la música del momento, con los deditos levantados y la duck's face, mostrándole al cansino ex-macho (ahora prolífico gatero de departamento de soltero) que ella está disfrutando del mundo, que su líbido se puede depositar exitosamente en los objetos externos y que su Insta explota de chongoides dispuestos a prodigarle intensos y fugaces placeres. La “fase descendente” de la solterona se manifiesta en sus memes y publicaciones New Age, en los cartelitos que dicen “Disponible” cuando va a casorios y en las fotos que se saca jugando a la mamá con los hijos de sus amigas y hermanas mayores. Cansada de los triunfos que le prodiga su cuerpo, intenta, quizás inconscientemente, atraer, nuevamente, la noción de estabilidad a su vida, pero ya con severas intenciones de casamiento y reproducción. El machaje advierte sus oscuras intenciones y comienza a alejarse como esas reses asustadizas que huyen en tropel cuando algo las asusta, buscando seguridad en el amor extraño de las hembras más jóvenes. La vida de la soltera comienza un lento declive, con el techo de los cuarenta masajeando sus cabellos que empiezan a encanecer tímidamente y con pretendientes jovatos, sumidos en un patético retorno a sus veinte cuando ya son de cuarenti o cincuenti. Estamos en medio de este fenómeno psicosocial, no podemos decir con certeza cuál será el destino de estas muchachas. Continuaremos este artículo dentro de diez años. Nos vemos en la próxima...

miércoles, 20 de marzo de 2019

Tiempo de cada cual



  Si la expresión "amigos" en relación a los contactos de Facebook podría resultar engañosa, la no amistad en redes sociales debería verse de la misma manera. Es decir, la internet conecta a millones con una falsa popularidad. De igual modo, otros sucumben ante una soledad que no existe. En definitiva, el rechazo en el libro de caras y en los catálogos de personas solamente refuerza el estado original e inherente del frustrado de marras.

  En un plano superior, podemos advertir la misma Matrix en las relaciones así llamadas "reales" (face to face). Filtros, máscaras e hipocresías se dan en Tinder o en un bar. El entramado de la vida social, ya desde tiempos inmemoriales, atrapó a la humanidad en un juego casi infinito. Pasar el tiempo detrás de la zanahoria o del culo que deseamos con ansias tocar. 

 A pesar del análisis concienzudo, vale reconocer los propios fracasos, la impericia de uno. Porque renegar del mundo así sin más es como La zorra y las uvas: al no poder alcanzar la fruta de lo alto del árbol, el animal dice "no están maduras". Puedo reformularlo así: "Ella me ignora. Pero no me importa porque es una inmadura de veinte años". Autoengaño. Un ejemplo más cercano en tiempo y espacio que la fábula de Esopo: el Chavo suele decir "al cabo que ni quería" cada vez que Quico o la Chilindrina le niegan un refresco, un alimento o un juguete. No hay virtud en dárselas de casto cuando, por el contrario, es el prójimo el que te rechaza.

  En resúmen, me hallo ante un siglo que me cuesta comprender. Desconozco ciertas lógicas de esta época. A su vez, por debilidades y errores, no logro la inserción adecuada al marco temporal. Por otro lado, "el otro también juega". Escribo en primera persona del singular, pero tranquilamente podría pasar a un nosotros o a un ellos. Tal vez lo importante sea conservar el género masculino en tanto sujeto desplazado...

  El párrafo anterior puede ser interpretado por una feminista como "una queja ante la pérdida de privilegios por parte del patriarcado". Estas líneas simplemente expresan un punto de vista. Cambios hubo desde que el universo se inició, aunque las nuevas tecnologías y las transformaciones sociales han dejado a los milenios anteriores como un todo de escasas novedades (da la sensación). No faltará quien hable de "devenir". A su vez, un amigo me tildará de "posmo". 

  El loco. Locus, lugar. Desubicado. Ahora que todo cambia cada vez más rápido, parece más normal enloquecer. Quizás en una semana surja otra nueva minoría con derecho a sentirse enojada por algo nimio. Imagino la aparición de grupitos que castiguen a personas silenciosas. Si casi todo ofende a alguien, muchos optarían por callar. Pero ese callar podría tomarse como indiferencia, desprecio u odio. Hagamos lo que hagamos, digamos o no digamos, siempre existirá un Estado que justifique su razón de ser por causa de nuestros delitos imaginarios.

domingo, 17 de marzo de 2019

Un episodio en la vida de la pintora viajera




  Una mujer con mil hombres en cada puerto. ¿Qué digo "mil"? ¡Millones! ¡Y eso que no tiene Tinder, Happn, Instagram y otras redes para atrapar bichos! Ella caza según la vieja escuela: bar, reunión de amigos, tragos; la juntada se prolonga en casa de alguien y aparece algún porro y otras drogas. Algunos se van. Queda solita con el galán eventual. Entonces...

  Primero, como siempre, un beso. Sentados en un sillón. Le acariciás la barbita al joven escultor/profesor/arquitecto/heredero/ lo que sea que haga (mientras no sea policía, aceptás cualquier ocupación o desocupación, siempre que te atraiga físicamente el individuo, obvio). Las manos de ambos se enloquecen y tocan hombros, cuellos, nucas. Pecho contra pecho. El hombrecito se te tira encima. Te mojás. Desatarse los zapatos, desabrochar cinturones y camisas, ¡cuántas complicaciones! La excitación genera torpezas que mejor no detallar.

  Ya desnudos en el ancho sillón, él se tumba boca arriba y te ofrece su obelisco listo para ser montado. Pero vos descendés, con boca jadeante, sin importar que no se haya lavado el pito. Empezás a chuparlo con ganas, mientras le tocás los huevos con la mano derecha y con la izquierda le rozás el muslo. Lo querés ver acabar. Cada tanto, lo mirás a los ojos, los tuyos tan claros. Sabés que eso calienta. Volvés a tu hacer. El miembro se agranda sobre tu lengua y deja escapar pesadas gotas de esperma. Como es tu costumbre, escupís la leche a un lado: aprovechás los ojos cerrados del gimiente y soltás discretamente el obsequio.

  Antes de que se baje el dragón lácteo, te montás en un viaje sin igual. Primero, te agitás despacio, como para enderezar la erección. Segundos después, vas rápido, para adelante y para atrás. El muchacho siente algo de cosquillas, pero sabe que mantener la posición es lo menos que debe hacer luego del mejor sexo oral de su vida. 

  Acabás una, dos, tres veces. Orgasmos múltiples. Apoyás las palmas sobre los pectorales del jovencito de turno y te dejás fluir. Cada tanto, ponés las manos atrás de la espalda y te tomás de las piernas del bienaventurado. Te gusta variar levemente la postura y, ya no apoyada en las rodillas sino en las plantas de los pies, te abrís más y permitís que tu amante contemple un hermoso panóptico de su pene y tu vagina de escasos vellos castaños.

  Tu entrepierna bien estrecha encierra infinitos sueños. Tu ginecóloga se sorprende y tus machitos te adoran. 

  Ya gritaste varios goles con tu clítoris todopoderoso. Tomás siempre la iniciativa. Pero después dejás hacer, dejás que te hagan. Luego del bucal que le regalaste, tardará tu chico en terminar su obra. Va arriba. Con la excusa de besarte, se tumba en vos y descansa su cuerpo en el tuyo. Se mueve con algo de lentitud. Quiere juntar fuerzas. Sabe que un "misionero" bien hecho implica una flexión de brazos sostenida. Lentamente, se despega de vos y procede con un bombeo cada vez más intenso. Gemís sin importar que te oigan los vecinos. En el fondo, te enorgullece que te miren con morbo al día siguiente.

  Tu jinete ocasional consigue su cometido y te satisface ser la causa y el destino de su eyaculación. Aunque solamente acabás arriba, te encanta tener a un hombre encima. 

  No te agrada el sexo con condón. Así que tomás píldoras anticonceptivas. Creés que todo estará bien, tal vez por eso de la famosa "intuición femenina". No solés elegir a los machos alfa porque no te llaman la atención. Vas por el lado de bohemios medio vírgenes, con la seguridad de que no tienen un pasado del cual preocuparse...

  A todo esto, yo me masturbo pensando en vos todas las noches. Este cuadro violento viene a mi cabeza cada vez que me acuesto. Me la sacudo cuatro veces seguidas como nada. El pecho se me expande y siento este vicio como una forma de suicidio diario. Envidio profundamente a los afortunados que te gozan semana a semana. Ojalá pudiera tenerte alguna vez. 

martes, 12 de marzo de 2019

lunes, 11 de marzo de 2019

Milagritos



   《Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y toda tu casa》 (Hechos 16:31)

  Puedo verte. Pese a no ser digno de la Gracia, la hallo en un instante, en una búsqueda casi resignada. De milagro, encuentro. Así sin más. Obra de Dios, de vos...

  La paz. Todo por alcanzarla. Hasta la guerra. Sé que una instancia superior aguarda por nosotros. Veremos la suma de los días del mundo solamente como un sueño prolongado. Despertar a la eternidad.  

  Cuando ya no seamos cuerpos, sabrás que es verdad todo lo que te dije en esta vida. 

domingo, 10 de marzo de 2019

Diálogo de machos cogedores (por Poeta Fascista)



 Facundo y Emiliano, como todos lo viernes, se sentaron en el bar 653 a tomar una cerveza. A medida que el sol se ponía, las mesas se iban ocupando y las voces formaban un remolino que se mezclaba con el reggaetón y la cumbia que se escapaba de esos autos bajados manejados por un sujeto sombrío, errático, del cual solo se distinguía una gorra, una pose encorvada y dos brazos al volante. Siempre de a uno, sin acompañantes, los autos cambiaban, pero el personaje que los dirigía, como en un reflejo tenebroso, parecía el mismo.


-La otra vez vino la Meli a casa. Cogimos -dijo Emiliano, revoleando los ojos.

-¿Y?

-Bien. Pero está reloca...

-¿Por? -Preguntó Facundo, mientras jugaba con el maní y el pororó.

-Tiene un montón de traumas. No me dejaba tocarle el pelo.

-¿Eh?

-Si, dijo que iba a ir del psicólogo a tratar ese mambo.

-Le debe decir lo mismo a todos los chongos. ¿Te contó algo del bardo que tuvo en el laburo? ¿Admitió que la echaron?

-No sé, dio un montón de vueltas. Pero se terminó justificando.

-Loca, robaste, ya está, admitilo. La gente justifica todo. Nadie te dice "sí, lo hice: soy una mierda, soy un ser oscuro; fui un ignorante". Es increíble la astucia que hay para salvar la imagen. Después se quejan de los políticos. Un político robó doscientos pesos de la caja que tenía a su cargo y te dice "los fondos estaban destinados para obras sanitarias, pero hubo fallas administrativas en la asignación de las partidas y la oposición manipuló los hechos para ensuciar mi imagen y ya le hemos iniciado una causa por daños y perjuicios" y blablá. La gente de a pie hace exactamente lo mismo.

-¡Con lo fácil y liberador que es aceptar algo que uno hizo mal! -Emiliano levantó las manos, cerró los puños y golpeó la mesa con suavidad: una mosca voló y se perdió en la copa de un árbol.

-¿Y que otro mambo tenía?

-Con el ex. Dos horas me hablo del loco. Estuvieron diez años de novios... Imaginate: mina traumada de treintidós. La otra vez conocí una de veinte, nada que ver. Vuelan las pendejas.

-¿Está viviendo acá?

-No sé. Viaja por todos lados la loca. Me explicó, pero no le entendí nada.

-O sea: no entendiste un carajo de su vida. Vos querías garchar nomás. ¿Te la chupó?

-Si, si. Con respecto a eso, cero drama. Bien.

-¿Viste esa gente a la que no le entendés la vida? La flaca estudia medicina en Córdoba, pero una vez por semana va Santa Fe a hacer un curso de chakras; cuando sale del curso, va a la casa de un loco que no es el novio, pero se la curte. El novio es de Buenos Aires. A Buenos Aires va una vez por mes, pero están en una relación abierta y tiene que esperar que el chabón descarte a la otra. No sabés si es la segunda o la oficial. También anda con un flaco de Córdoba que tiene cuarenta años y es un profesor de gimnasia psicópata que era el que lo rehabilitó al padre cuando se quebró en Rosario jugando un partido de fútbol en una reunión del laburo. Y no entendés un carajo, tratás de atar todos los cabos mientras los huevos te vuelven a los riñones y te imaginás nadando en el líquido amniótico de la panza de tu vieja. Terrible.

-Es así. Y las de veinte te garchan sin previo coqueteo, se vuelven caminando a la casa mientras fuman un porro y no te escriben nunca más. Y te agarra esa cosa confusa de padre abandonado y enamorado, todo cogido y envuelto en una rara atmósfera freudiana.

-Terrible. Todo un tema la pareja en este siglo... Tengo un amigo porteño que dice que la monogamia no va más. Que fue un cuento bíblico, una forma eficaz para la reproducción en torno a la familia burguesa, que el ser humano tiene un impulso biológico hacia la diversidad que es indomable, que cogiendo “responsablemente” con otras personas repartís la carga afectiva y vos no te volvés tan pajero y la mina tan rompebolas. La otra vez me tiró: "¿Con qué te puede joder una flaca que viene de garchar con un negro que tiene una pija de veintitrés centímetros?"

-Y... Para eso te quedás soltero, ¿o no?

-Yo pensé lo mismo. Pero él supuestamente dice que con la monogamia ampliada ganás por partida doble: recibís los beneficios de un vínculo estable y a la vez no reprimís esa pulsión biológica que tiende hacia la diversificación. Es un tema complejo. En cierto punto tiene razón, a calzón quitado: es obvio que la mina también quiere acostarse con otro tipos y los vagos, ni hablar... Pasa que un machito, antes de aceptar que a su hembra se la mueva otro... ¡pfff! ahora, te dicen "yo estaría con otras minas, pero si me entero que Roberta se escribe con otro, la mato".

-Si, me parece que requiere una mentalidad completamente distina. La gente tiene tremendos bardos en las parejas monogámicas tradicionales, imaginate sumarle dos o tres amantes más. Guerra civil, penal, comercial y procesal.

-Así es. El flaco éste dice que el sexo está sobrevalorado, que es un mero impulso de segundo orden como comer. Es verdad: ¿te pusiste a pensar todo el tiempo y la energía que tu cabeza gasta por día pensando en culear? -Facundo bebió el último sorbo de cerveza y prendió un cigarrilo. Expulsó el humo con una media sonrisa.

-Prácticamente todo el día, eh. No hay nada que no haga que no esté vinculado a la seducción. Lo peor es que los esfuerzos que hago parecen ser inconscientes: me doy cuenta al final del día todas las payasadas que hice para gustarle a una mina.

-¡Qué machista!

-Qué huevista diría yo, no es Emiliano el que hace todo eso, son mis huevos.

-Ahí está, te enganché: ¡Te estás justificando!

miércoles, 6 de marzo de 2019

Deprepaja



 Estoy en un pozo depresivo. Saldré de él flotando en mi leche o me ahogaré en ella...

Paja dominguera



Un amigo me contó que le encanta la "sección" en la que hablo del maratón de pajas luego de correr. Bien, recorrí 10 km en cuarenta minutos en la noche del domingo. Y, en lo que va de las primeras horas de este lunes carnavalero, ya me hice tres pajotas. ¡Y de las buenas, eh! Con ganas, amor y pasión, me la sacudí hasta sentir que me iba. Suicidio. Acabar fuerte y vivenciar cómo el alma escapa y acaba en el firmamento nocturno. Terrible todo esto, ¡la concha de su madre! ¡Me voy a morir!

martes, 5 de marzo de 2019

Vanidad del mundo (por Poeta Fascista)



Miro por la ventana y el cielo está gris. Solo, me dispongo a atravesar la quimeras de mi mente: es la única salida para destruir; destruir no la mentalidad del rebaño sino la del recluso. El infierno, muchas veces, es la imaginación. La enfermedad no es un ente externo, la enfermedad somos nosotros mismos. En este estado no puedo medir el tiempo: las horas y los días pasan y no me importa. El inconsciente apuntala sueños, pero los ignoro. Lo único que vale es la realidad que late ahora mismo: sin sueños, sin planes, sin objetivos. ¡Ay, los objetivos! Esa estúpida droga de la vigilia del recluso. ¿Las aves, las plantas, el cielo, las montaña tienen objetivos? ¡Qué palabra de mierda! ¿Qué es el “sistema” más que los deseos institucionalizados de una humanidad enferma?  El sexo, diez minutos. Una película, dos horas. La música, un pequeño viaje antes del sueño. Lo único que vale la pena es el afecto: poder entrar en otro sin querer cambiarlo. Escucharlo. Mirarlo con ardor y viajar por su interior como si uno fuera una célula más de su cuerpo. Volverse un átomo enloquecido de luz y abrazar a ese otro. Cantan los pájaros y yo escribo: sin plan, sin objetivos. Siendo ministro de esa corriente infinita que se prolonga de eternidad en eternidad. Todo ritmo de vida desvirtuado de la compasión es un esfuerzo fútil: los movimientos peristálticos de una maquinaria de sinsentido. Anoche pude mirar a mi hermano a los ojos y eso fue todo. Ese fue el resumen humano de un fin de semana largo que podría ser utilizado para descansar, para darnos cuenta de la reclusión, pero que termina siendo un mero embudo de evasión. La gente se aburre, entonces viaja, tiene sexo, se emborracha, piden préstamos silenciosos y cuelga sus historias imbéciles, risas exitosas dolientes, morbosamente ocupadas en entrar en otro, pero sin amor, sin afecto, sin compasión. Mostrar un éxito efímero, relativo y fugaz que sólo causa daño en los que ni siquiera reciben una migaja. Entusiasmo ridículo, pirotecnia inútil si no estás descendiendo por los peldaños de tu inconsciencia a saludar al Padre de los Errores, que sos vos mismo y nadie más.

lunes, 4 de marzo de 2019

El beso de una flor



  Contra el sol, corro yo y me pierdo en la tarde. De valentía hago alarde y hundo mi esperanza en lo imposible. Palabras tontas nomás. Frases tiradas por azar. La verdad no reside en la pompa de mis dichos sino en la guerra a muerte que libro contra Juancho Talarga, el peor de todos mis demonios. ¿Qué sabrá él de mí para tratarme de asqueroso y degenerado? Aunque puede que alguito de razón tenga, ¿no?

  Dejo atrás diez kilómetros en cuarenta minutos. Las piernas me llevan al extremo. Atravieso barrios y veo alrededor el reflejo de otros tiempos. Busco señales para mitigar tanta angustia y creo hallar claves escritas para mí. Me cuesta entender el mundo. Acelero la marcha sin por ello dejar de persignarme frente a la Parroquia Cristo Obrero y San Blas. Rezo en mí por vos, por ella, por él y por todos. Incluso por las bestias que inventan pronombres en sintonía con su ideología. También son hijos de Dios, como yo, por mucho que me llamen hijo de puta ("hijo de yuta", me dicen unos nadies cara de nada).

  Me esfuerzo en mi correr. Imagino la batalla final contra Juancho Talarga. Se paraliza ante mi presencia. Le bato dos trompadas al mentón; lo desdibujo, la rompo como un crack. No niego que suelo experimentar temores, pero nada me hace dudar ante este enemigo secular que suele insultarme a menudo.

  Más allá del idiota de Juancho Talarga, reconozco mis limitaciones, mi locura, mi debilidad y mi pobreza. No estoy bien. La soledad me lleva hasta Pompeya en una corrida desesperada que busca trocar la noche marginal en amanecer perpetuo. Voy adelante por una redención que tal vez no encuentre, un perdón tuyo que quizás ya no merezca.

   Dedicado a IMF. 

sábado, 2 de marzo de 2019

Un petecito perfecto



  ¿Vas a hacerle petecitos a otros? Me decís que no. Pero eso no me genera un gran alivio. Aunque me perturba y me masturba la idea de tu boca sabia hecha leche. Bueno, sigo el cuestionario barra cuestionamiento: ¿te vas a montar a otros chaboncitos? "Tampoco" es tu respuesta. Entonces, si tenemos en cuenta todas las contras, mejor seguir el camino virtuoso. Aunque entiendo que me negaste todo por pudor, bien sé qué harás, ¡fantasma! Eso me excita y, sumado a mi ebriedad, te escribo toda mi pasión quemada por la envidia que le tengo a tus amantes. ¿Por qué yo no? Te extraño, amor. La falla. Mi cuerpo explota. Tengo el pene herido de tanto usarlo con mi mano. La soledad y la locura me volvieron un cerdo. Y así por siempre, hasta que una bala o un sobrepaso de cocaína rompan mi cerebro, mis días, mi vida. 

viernes, 1 de marzo de 2019

Mi Bandersnatch



  El alcohol me desconfigura y elijo un final precipitado, bien alternativo. Cisnes negros en cantidad. En mi mundo abundan. No me importa el decir de nadie. Escribo con plumas que causan espanto.

  Blanqueo y hurgo la conciencia ajena mientras me humillo en mis barros y doy por muerta la espera eterna que ofrece éste y cada gobierno.

  Ya no busco más entre años ni semestres venideros. Tampoco me doy a la melancolía de recordar. Agradezco sí el honor de haber nacido en tu patria, lo que no significa respeto idiota y silencio hipócrita.

   No soy yo.