Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 30 de mayo de 2018

La luz de tu ingenio



  Importante que aprendan esta lección: "Green is the new red". Por si no leen inglés, traduzco: "Verde es el nuevo rojo". Dios nos proteja de las tribulaciones venideras. El Señor, que sacó a su Pueblo de Egipto, nos llevará a la victoria sobre Satanás y sus secuaces.

martes, 29 de mayo de 2018

Sueños locos de otro (Boxeo)



  Alguien de mi familia padeció una pesadilla que me tuvo de protagonista. Resulta que una turba de obesas y vagos alentaba a un gordo inmundo para que me pegue. Maravilla Martínez dijo una vez, en una entrevista, que la guardia está en las piernas. Claro que le hice caso al gran valor del boxeo argentino y salí a esquivar a puro pasos al costado y hacia atrás: me convertí en un Mayweather pálido. El círculo de la multitud que rodeaba a los pugilistas cedía para evitar daños colaterales. Me esforcé en todo momento por darle la iniciativa a mi oponente. Nunca me dejé pegar, pero tampoco pegué. Con dotes teatrales, fingí muecas de dolor y cansancio. Exageraba la respiración mientras el escudo de mis puños apenas recibía impacto. Sabía que el voluminoso enemigo no se arriesgaría a lanzar patada alguna que pudiera hacerle perder el equilibrio y, por extensión, el combate. La refriega llevaba ya dos minutos, según mi reloj astillado por un golpe de derecha frenado por mi izquierda. Quería aprovecharme del eyaculador precoz. Supe, al ver caer la guardia del coloso de harina, que su hora había llegado. Comencé a sonreírle, a menearle las caderas en un baile sensual. Los gritos de alrededor aumentaron. La calle y el sol me verían ganador. Supe, casi como una revelación de Dios, que debía pasar al ataque. Así que arremetí en un remolino de misilazos a repetición. Trabajé rostro, cabeza, pecho y abdomen. El tipo carecía de aire para sostener brazos tan anchos y pesados. 

  De Mayweather y Maravilla, pasé a Pacquiao por la velocidad de mis manos. En verdad, desde lo técnico, no recomiendo lanzar piñas sin cesar porque esa acción habilita el contragolpe del contrario. Sin embargo, vi exhausto a mi retador y me supe campeón de esa esquina. No tenía del otro lado a un Arakawa, verdadero kamikaze del ring, leyenda inmortal del Yellow Power (pese a recibir castigo sin piedad, el samurai de los guantes siempre supo sobrevivir a cualquier bomba atómica de ganchos y cruzados). Yo enfrentaba a un triste fat boy sudamericano y no podía darme el gusto de perder, para luego ser picoteado por la masa de gasto público deseosa de mi caída.

  Luego de la Blitzkrieg que ejecuté, mi rival sucumbió y, pesado, su cuerpo golpeó el piso. Para que vean mi figura, busquen imágenes del Ringo Bonavena o, más actual, miren al Canelo Álvarez. En un tiempo, por medir solo uno ochenta, quizás algún centímetro menos, temí enfrentamientos con gigantes, como este dogor del Conurmalo. Pero Tyson medía lo mismo que yo y surtió a más de un Goliat.

  Con el hombre de pasta en el pasto, retrocedí por honor. Jamás le pegué a nadie en el piso. No me gustan las artes marciales mixtas ni la UFC. Quizás a vos sí, rubia mía. Hasta te habrás dejado montar por uno de esos machos en la jaula de la muerte. Yo, en cambio, admiro la táctica del box, sus tiempos, su matemática, esa poesía de jaque mate y final de cuento. Incluso gozo con la novela que gana por puntos, como un nocaut hecho gradualismo y dosis precisas. Anyway, dejé que mi objeto de ira se incorporé.. 

  Con lo último que le quedaba, intentó patearme los testículos al mejor estilo kravmagá israelí. El judío, hombre pragmático y perfecto por mandato divino, te golpea sin arte, pero con efectividad total. El negro del Brasil, por ejemplo, te zumba bailando a pura capoeira. El japonés te aniquila, pero con honor y reverencia, tal el karate. El gringo, en cualquier disciplina que practique, buscará el espectáculo, el impacto de la cámara y la viralización de la paliza. El mexicano, verdadero cartel en el pugilismo, batalla a puro huevo, corazón y heroísmo y va al frente aunque lo espere la muerte. Uno, como argentino y periferia, tiene un poco de cada uno más ese plus que te da ser un poco atorrante, de un barrio con aguante, nunca vigilante.

  Sí, el gordo quiso hacer de mis huevos mayonesa, pero, en devolución de gentilezas, me agaché y le regalé un puñetazo castrador, una suerte de vasectomía artesanal. Ante el griterío de las putas, los punteros, los transas, los sindicalistas y los rastreros, y ante el patrullero que se aproximaba con sirenas y tiros al aire, perdí el dominio de mí y me arrojé sobre mi hombre. No sé, extravié la razón. El Chino Maidana, a mi lado, parecía Gandhi. Puse mis rodillas sobre los hombros del vencido para inmovilizarlo y, con mis nudillos, le hice varios tatuajes. 

  DEDICADO A MI PADRE Y A MIS HERMANOS, QUE ME LLEVARON A AMAR EL BOXEO DESDE LA INFANCIA. DEDICADO TAMBIÉN A ALAN M., "KUNG FU PANDA". 

Mensaje a las visitas



  Por esas cosas de la Internet, en mayúsculas igual que Dios, me leen mucho en Europa y en los Estados Unidos (lo de este país lo entiendo más porque tengo gente muy querida allá, especialmente en la Costa Oeste). Pero no consigo saber quiénes me visitan desde Alemania, por ejemplo. ¿Argentinos? ¿Hispanoamericanos? ¿Españoles? ¿Alemanes que saben español? ¿Internautas que llegan por azar? No importa el motivo. Pido a todas las hermosas personitas del otro lado que me inviten a sus tierras. Prometo visitarles. Sepan que acá tienen un joven soltero, 29, sin hijos, de aspecto europeo, metro ochenta de altura y pura energía para salir a correr y a caminar. ¿Me estoy vendiendo? Tal vez. Y si me quieren ofrecer un café en Buenos Aires, también acepto. Aunque les parezca cuento, alguien de otra provincia me regaló una semana inolvidable en su provincia, patria chica de una amiga que vive lejos, muy. 

lunes, 28 de mayo de 2018

La mujer del mundo



  Mujer de mundo y del mundo, figura elegida por mí para marcar contrastes, para mostrar colores y para anticipar cielos por venir, por crearse. 

  Te tengo, te tengo en la mente granizada de todo, en el furor helado de palabras sin sentido, que serán burla y quema. 

  No saben los logis que estos son ejercicios mentales. Porque me obligo a escribir muy fatigado, de madrugada, con el propósito de aumentar la resistencia mental. Igual hago con el ajedrez, al cual le dedico varias partidas al día (a través de internet). Ah, también empecé a usar la mano izquierda, la de mi padre. Mi deseo final es tornarme un guerrero incansable capaz de pulverizar comunistas con solo mirarlos. 

  Y decía que sos la Mujer Viajera y, tal vez, la Mujer Pajera. Creo que te masturbás mucho. Hace calor en tu sitio. El sol te cae a baldazos, no lo podés parar. Te brillan los ojitos. Aunque no lo digas, extrañás Argentina. Pero no da. No da dinero vivir en este agujero. No da. No da seguridad instalarse en una economía manejada por chiflados amarillos, verdes, rojos y grises. 

  Me quedé en que te masturbás. Vas seguido a la playa. No te queda tan cerca. Pero tenés auto. Todos los días, marihuana, alcohol, sexo o comida china. Siempre algo. No te aburrís nunca. Trabajás, pero no mucho, colega. Lo justo. No te sobra ni te falta. Tranqui. Paro acá. Te pido solamente que me invites a comer un asado alguna vez. Con vino argentino. Y, ya que estamos en la mesa, mientras comemos flan con dulce de leche, te comento que tal vez me quede. Volver a Buenos Aires no da. No da. Me gustaría laburar en un hostel y alegrar a turistas de corazón pálido. Anyway, dormiré. 

F tT B I U ABC A



 Arma de provocación masiva. Rondan amenazas de invasión psicológica. El eje del mal, el de los machirulos, se planta en mi árbol de fuerza, sombra y paz. Entre un burro bueno y una yegua mala, me quedo con el primero, así no me lleve a ningún lado...

Últimos pasos



  Más afuera que adentro, vamos a acabar un ciclo. Falta poco. Me iré sin decir adiós. Y no, no se alegren, vigilantes bolcheviques, que nunca me voy a suicidar. Los atacaré desde otro lugar nomás. No quisieron combate de infantería, no. En un tiempo, trabajaré con drones. No olviden que soy un ejército de autodefensa. Dado mi exiguo territorio, no puedo perder ni una sola batalla. Me rodean enemigos. Me dirán paranoico. Querrán que deponga las armas. Pero yo no lo haré. Lo mío se llama sionismo personal y ha venido para protegerme hasta el fin de los días de todos los terroristas que sueñan mi caída. Venceré.

En tu cara



  Te copo la parada, te copa ésta parada. Vos, estalkeador de mi humilde obra, esperás que diga cualquier cosa contraria a tu manual del buen progre para denunciarme. No tenés huevo para un combate mano a mano, solo, sin putitas que te alienten y eleven tu casi nula testosterona. Hablás mal de la policía, pero sos vigilante y no tenés aguante.

No todos tienen genio (por Juan Tierradentro)



  No todos tienen genio.

  Es falaz que todos los seres humanos tienen un genio dormido, un don potencial, una cualidad extraordinaria, alguna virtud que los diferencia de la masa, de la alienación de la multitud. Alcanza con prestar atención al hombre y a la mujer vulgar, esos que caminan como dormidos, programados en medio de este mundo maravilloso que nos contiene. El que no vuelve enojado o cansado del trabajo, le rinde culto a la moda, el que no está adormecido con Instagram, arrastra un maletín con dinero de otro, el que no anda enganchado con Rial, se enseñorea defendiendo algún político corrupto: la gente se alegra si las cosas les salen bien y maldice violentamente si no se les cumple la misión, eso es todo. Y hay otros que simplemente vegetan con los ojos entornados, arrastrando un cuerpo cansado, un alma que aletea en la densidad de mil conflictos.

  No es verdad que todos tienen genio, "ángel", como se dice. Son una pequeña minoría aquellos que "ven lo invisible y oyen lo inaudible", como pedía Rimbaud. Aquellos que el principal arte es el de vivir, que encuentran significado en el temblor de una hoja, que se llenan de vida al contemplar el hechizo de los cielos abiertos, los que ven la enorme belleza en las sonrisas, las manos, los gestos humanos. Los que miran la luna y se estremecen al pensar que todas las criaturas vivientes que pisaron este globo vieron el mismo gigantesco pedazo de piedra restellando en la oscuridad. No todos son virtuosos, digámoslo de frente, sin corrección política, sin miedo: la mayoría de las personas se muere sin haberle dado el más mínimo propósito a su existencia, placer-dolor, placer-dolor, infinitamente, mueren sin haber respirado otro aire que no sea el viciado por su propio y constante egocentrismo. El hombre que es la vida, en la vida, para la vida, es un milagro, una suerte inexplicable, la sutil cuerda que sostiene la enfermedad del mundo.

Señora católica (por Juan Tierradentro)




Señora Católica.

¿Quién la mando, señora, a cortarse el pelo como un hombre? ¿No ha visto cómo sus lentes culo de botella, de marcos negros, agrían esa faz que otrora pudo haber conquistado el mundo? Porque sí, toda mujer en la frescura de su juventud puede hacerlo: toda mujer puede reventar la tierra con el resplandor de sus años mozos. En cambio, usted jamás disfrutó del sexo, se sometió biblícamente al aburrido y autoritario glande de su marido y después de los 30 jamás se permitió gozar de la fisonomía de otros hombres, llena de miedos tempestuosos, grabados a fuego en los salmos de ese violento, frío y oscuro libro al que usted se sometió con pavor de borrego. Así es usted, señora católica: el sexo y el placer solo para la reproducción y  hoy se mira al espejo y lo que aparece es un espectro que se replica en serie en todos los barrios y todas las iglesias de este maldito país. No la condeno, señora, pero una rebeldía candente se apodera de mí cuando veo lo que usted hizo con su sexo y sus pasiones. Lo que usted le hizo a su espíritu y a su cuerpo en nombre de un dios que nunca vió y nunca verá: porque Dios existe, pero las pasiones que usted domó con estoicismo jamás le dejarán ver la Verdad. Porque a la Verdad se llega llevando al extremo a las pasiones y los instintos. No se llega rezando, ni tapándose los ojos, ni cortándose la lengua, ni a través de una vetusta castidad con olor a naftalina. Perdone si la ofendo, señora católica, no es mi intención. Su prototipo se está agotando, un nuevo tiempo se avisora y un ejército de jóvenes impúdicas y libertinas ganará el cielo y el protagonismo que usted buscó en la piedad egoísta y la estúpida caridad. Quizás ellas no conozcan la verdad, porque son apenas la reacción erótica a la sociedad conservadora con la que usted frotó su clítoris seco, pero al menos gemirán más que ustedes, al menos descenderán en vida al Infierno y quizás, de tan putas y liberadas, alguna conozca la Verdad...pero usted, señora católica, usted, mejor dejémoslo ahí...

Mujer moderna (por Juan Tierradentro)




  Mujer moderna

 Puede que sea un tipo oscuro, un misántropo al estilo Nietzsche o Schopenhauer, o quizás no, quizás simplemente soy una luz que se confunde en intermitetencias con la condición humana, un extraterrestre, un vidente atormentado que ama porque también odia. Es el turno de ustedes, feministas, mujeres modernas de baja laya, de cualquier denominación, putas de su tiempo que dejaron caer la bombacha en cualquier lugar. Se entregaron sin dudarlo, borrachas y ciegas, a las pijas de cuánto imbécil se les cruzó. Perdieron la virginidad sin honor, con la gratuidad del aire, gimientes y arrinconadas en descampados, o en los departamentos de drogadictos seductores, o en las moradas de machitos de gimnasio que las mancillaron con sus penes inflamados de sildenafil tragado mientras ustedes no los veían. ¿Con cuántos cobardes cogieron? ¿De donde proviene esa necesidad de fornicar tanto? Después salen a atormentar a nobles hombres que no se pueden librar de su pasado, que flota como una nube de semen evaporado alrededor de sus histéricas cabezas. Hombres decentes que he conocido y los he visto presionados por los miles de traumas que ustedes pescaron en el infinito mar de sus amoríos. ¡Putas del siglo XXI! Cojan con quienes quieran, pero luego no atormenten a muchachos sensatos vendiéndose como virginales aristocrátas cuando son promiscuas plebeyas del barrio de las Pijas Olvidadas.


  Soy el fanstasma olvidado, el huraño que camina sonriente en medio de la multitud y me doy el gusto de mirarlas a sus caras e imaginar todas las veces que sus bocas se abrieron para comerse una chota desconocida y gritarles ¡putas de mierda!

sábado, 26 de mayo de 2018

Promesas del Oeste



  La hora, un rayo dentro de un rectángulo, una media pirámide y dos flechas que se oponen entre sí. Una plegaria de hoy, un rosario que corta la noche atea.

  Memoria, tablero y el silencio de un amigo ausente. Contra el cielo de quebranto, la esperanza de aprender una vida nueva basada en un hemisferio distinto.

  ¿Quién defenderá a Dios del acoso de todos los hombres? Aunque se figuren distancias, no vale negar la atracción que ejerce la Divina Providencia sobre nos.

  Se abren márgenes y revientan imágenes de emperadores paganos. Caen los jarrones en los pasillos del palacio. Las concubinas corren al encuentro de un muerto. 

  Un caballero se asemeja a Dios a fuerza de soledad. En el desierto de los años juveniles, el hombre de fe aprende a escribir con la mano izquierda. La materia se torna de imposible, como el pápiro en la Antigüedad. Escribir lo esencial. El Evangelio como elogio de la austeridad. Jesús con Instagram se hubiera ahorrado el trabajo de los Apóstoles. ¿El Señor fue el primer influencer?

Coordenadas



  Voces masculinas, en inglés, que ordenan matar. Cambio y fuera. La infantería avanza lentamente hacia su objetivo. Los insurgentes no advierten nuestra presencia. Un helicóptero arroja fuego de ametralladora sobre el pecho flaco de un elemento subversivo. Se oyen gritos. Comienzan las corridas. El campamento se desarma. Disparamos sin cesar y marchamos sobre los cadáveres del enemigo. 

  Pasa un tren vestido de azul. De él descienden tropas nuestras. Copamos todo el teatro de operaciones. La Torre nos pertenece. Fortaleza sitiada, fortaleza tomada. Las banderas de los vencidos ahora nos sirven de alfombra roja. La mierda de nuestras botas va directo a la enseña de su infamia.

  Me toca llevar el pesado escudo de hierro. Siento rebotar las balas. No temo, no retrocedo. Mis camaradas me cubren la espalda. La cámara de mi casco toma imágenes de los terroristas en agonía. Somos una fuerza contrainsurgente que tiene por mandato no tomar prisioneros. 

  Cerca de nosotros, una autopista. Comandos vestidos de negro usan sogas para bajar a las arenas de la muerte. Los amotinados jamás nos vieron llegar. Están rodeados. No saben qué hacer. 

  Unidades de apoyo hacen valer el poder de sus lanzallamas sobre la abundante vegetación que rodea las rejas perimetrales del predio a recuperar. El sol pega fuerte sobre el asfalto del estacionamiento. Calor, humo, sangre, sudor. De parte de los derrotados, solamente lágrimas.

  La chatarra sirve de refugio improvisado para las fuerzas enemigas, que se ven superadas en número. Un grupo de cercados toma rehenes en un centro de salud cercano. Nuestros francotiradores negocian con bocas de acero. Ningún inocente resulta herido. Liberamos a ancianos, mujeres y niños. Una escuadra de aviones pasa y le deja un regalo a los guerrilleros en desbande.

  Diez minutos después, el operativo está terminado. Abatimos a doscientos sujetos. Tomamos la torre por asalto y ejecutamos al cabecilla de la rebelión de un tiro en la frente.

  Colocamos a los muertos en el playón. Permitimos que los reporteros tomen fotografías. Las viudas lloran ante la mirada inflexible y fría de nuestro comandante, que se retira en un coche negro sin identificación, pero con una baliza roja en el techo. 

  Cerca del atardecer, las ambulancias de la Cruz Roja se llevan los cuerpos. 

Bueyes perdidos



  Cuando el mundo se haya ido, me hallaré entre bueyes perdidos. 

  Volveré y serás olvido.

viernes, 25 de mayo de 2018

Verdad más verdad



  Quema el sol y por eso lo guardo en mi habitación, para que haga fuego a mi alrededor y me encienda en espíritu y vida. Tal vez no lo vean, pero siempre está presente. Ruego a Dios que las fuerzas del mañana logren el imperio de la paz.

Noche infinita



  Una dosis de adrenalina, de puro golpe de época. Tiempos cuando (y corto la frase por fuerza de una parálisis sin par). Resumo y digo que la noche se hace ocho eterno horizontal. Pero no temo la imposición de la muerte porque la mañana vence siempre. Por lo menos en la Argentina, Patria de Dios. 

jueves, 24 de mayo de 2018

Mano izquierda



  No hago punta con esto. Pero quería probar de escribir con la mano izquierda. Parece imposible. No importa, seguiré intentando. Creo que Néstor Sánchez, gran valor literario argentino, lo consiguió. Veremos si cada tanto logro producir algo con los hemisferios cambiados. 

La chica de



  Esta tarde volví a ver a otra hermosura en Lugar X. En el brazo izquierdo, un tatuaje muy colorido: un yaguareté al lado de una flor rojiza, con vegetación verde alrededor (el billete de 500 pesos como tattoo). La chica también lucía piercings: uno debajo del labio y otro, pequeño, en la nariz, del lado derecho. Vestía jean oscuro, chomba azul y zapatillas negras con vivos fucsias. Pelo castaño recogido en nudo alto con una gomita rosa, reflejos rubios en las puntas. Mayo raro y caluroso el de 2018, colgaba de su mano una campera, "para la noche, por si refresca". Muy a la moda, iba con una cartera marrón con flecos. En la mano zurda, un reloj negro, deportivo, no muy grande. En ambas orejas, aros tipo rueditas (creo que se trataba de los Bulgari). Doy detalles nomás para que se sienta aludida al leer esta descripción en HD (High Definition). La joven, dueña de unos ojazos celestes nunca vistos, se adueñó de mí con solo mirarme (un decir nada más, jamás se fijaría en Alan una diosa así). Como si fuera poco, la encontré más tarde en XY. Para que vean que tengo memoria, también guardo en mi mente su celular: carcasa colorada y auriculares blancos. Sí, la miré bien. Pero no se trató de acoso porque, cada vez que salgo a la calle, observo con atención a todas las personas. El oficio del escritor. Además, dado que vivimos en un país inseguro, uno debe estar alerta como centinela adicto a la cocaína. No sea cosa que se termine robado.

  Bueno, dejo mi saludo a la chica de hoy. No digo a qué hora la vi porque, si a eso se le suma la descripción anterior, casi que equivale a compartir la foto de alguien sin su permiso. Me basta nomás con este ejercicio de escritura. Reconozco que podría haberlo hecho mucho mejor, pero es lo que hay. Ah, por si no te acordás de mí, señorita de los ojazos celestes, yo soy el pibe de pelo largo, barbita y camiseta de River a rayas (rojas, blancas y negras). Podés escribirme cuando quieras. Besos. 
  

miércoles, 23 de mayo de 2018

Volver a Japón



  Volver a Japón, mi obsesión. La bandera blanca con un punto rojo en el centro, los colores de River y el sueño de ganar el Mundial de Clubes. Por esas cosas de la vida, fui a la cancha luego de tres años y me sentí bien, pese al empate en cero con Flamengo, el más grande de Brasil (¿y tu equipo es el mejor de tu ciudad?).

  Sé que anduviste por Japón hace poco. Mi don de clarividencia no falla. Mi humilde obrita tiene alcance, pero en Asia no me debe conocer absolutamente nadie. ¿Quién sino vos, mi viajera favorita? Quédate tranquila igual: no voy a pedirte nada del Oriente. Solamente me gustaría un correo donde me saludes y me cuentes cómo estás. Lo merezco, ¿no? ¡Te descubrí en tu paseo por Tokio! ¡Sos mía!

  Quería darte pruebas irrefutables de que te pienso. Porque a veces me presto a confusión: escribo sobre varias y ninguna a la vez. Pero hoy te veo, mi japonesita en kimono, mi geisha rubia, Kill Bill de muy cerca. ¿Me ves vos a mí?

  Mandá saludos a todos los que comenzaron a seguirme gracias a vos. Me importa mucho continuar con la escritura en segunda persona, ¿sabés? Hay ocasiones en que quiero interpelar, salir del texto y mover pensamientos. Por el contrario, me sobran jornadas de prosa enroscada, dura y siniestra. Esta noche me encuentra especial, pese a lo frustrante de un cero a cero de local (prefiero perder a empatar sin goles). El fútbol siempre da revancha, ¿y las mujeres? 

martes, 22 de mayo de 2018

Noches mínimas



  A nadie. Pero a vos te importa que te mire, que te recuerde, que te narre, que te poetice (que te internetice). La obsesión de lanzar redes que te atrapen cuando navegues en aguas bravas. Imagino crear tantas palabras que haya algún día un diccionario basado en mi obra. Recalculo: deseo tornarme imprescindible, por lo menos para la señorita que me lee con sed.

Mnbvcxz



  A la vuelta de un destino que pintaba y despintaba atroz. En paz, o en algo de ella. Con uno, siempre con uno. Una mujer, posibilidad vedada. Mester de soltería.

  La soledad es la vida limitada a sí misma. 

lunes, 21 de mayo de 2018

Ser lo que sos (Juan Tierradentro)



  Ser lo que sos

Nos dice Henry Miller:

"Si tuviera la oportunidad de ser Dios, la rechazaría. Si tuviese la oportunidad de ser una estrella, la rechazaría. La oportunidad más maravillosa que ofrece la vida es la de ser humano. Abarca todo el universo. Incluye el conocimiento de la muerte, del que ni siquiera Dios goza."

Una lectura superficial y apresurada puede responder:"Ahí Miller se equivocó. Su postura responde a la paupérrima perspectiva de la lógica humana". Sin embargo, apelo a la lectura que sondea y extrae significados de el "entre líneas": no creo que tenga una intención verdadera de decir que no preferiría ser Dios, no es preciso reaccionar ante este postulado; la cosa no va por las vías del desprecio y la burla: creo que lo de Dios y las estrellas tiene un sentido metafórico y figurativo. Intuyo que quiso referir al hecho de aceptar de forma íntegra e inclaudicable nuestra condición, ser Ser Humano, acoger plenamente el extraño designio de la vida de ponernos en este lugar y asumir la responsabilidad y el justo lugar que nos tocó en este juego "cósmico". No somos una planta, ni un perro, ni un inmóvil astro reververando en medio del vacío espacial: somos carne, piel, huesos, nervios, arquiencéfalo, neocórtex, visión, lenguaje, átomos, mamífero vertical..."Yo Soy lo que Soy" le responde el mismo Dios a Moisés. Así se presenta, "eso" es. Asumirnos tal como somos, con nuestras bajezas y potencias, aceptarnos sin querer ser nada más que lo que somos en este preciso momento, ese el principio de la libertad.

Sobre el lenguaje argentino (por Juan Tierradentro)



  Sobre el lenguaje argentino

Hace un tiempo vi un documental colombiano en donde, no sé por qué motivo, entrevistaban a lo que serían los "villeros" de Medellín. Gente del arrabal, lúmpenes en términos marxistas. Me llamó poderosamente la atención cómo hablaban: la prolijidad del lenguaje, la riqueza verbal que dominaban, las pausas, la correcta entonación de las palabras. Sacando alguna que otra jerga, el modo de expresión no variaba sustancialmente de aquellas personas bien educadas que pueden hablar haciendo un uso justo y limpio de la lengua. Estoy viendo El Marginal, la serie de los Ortega, donde se muestra con descarnada claridad el infierno de la vida carcelaria en un penal Argentino, "San Onofre" en la ficción. Allí se encuentra James, alias "Colombia", al cual es una delicia escucharlo hablar si se lo compara con los bandidos argentos. Me pregunto por qué en este país hablamos tan para el orto. El lenguaje es un sistema: tiene ciertas reglas, un orden interno, una perfección intrínseca en su concepción original. No está mal introducir nuevos modos, palabras que brotan en determinado tiempo, giros que también demuestran que estamos hablando de una entidad viva, que se mueve, que marcha junto a la cultura y las necesidades expresivas de cada momento. Pero en este país, literalmente, lo destruimos, lo rebajamos y lo fritamos en la olla de nuestra desidia y desfachatez. Más allá de la excitación folclórica que nos pueda generar hablar de esa forma tan libre, tan desestructurada, creo que hemos llevado esta libertad hacía un margen donde el lenguaje deviene en sonido gutural, en plasticidad grotesca, en articulación ininteligible, una especie de chauvinismo expresivo donde los códigos se comparten de forma casi sectaria, acentuando aún más las diferencias inherentes a la "clase".
Uno de los aspectos que resalta es el tema del insulto, el "pathos del puteo", la pasión agresiva que palpita en el argentino promedio. Vanagloria de muchos: "Nadie putea como nosotros". ¿Y? ¿Cuál es la gracia de putear como un marrano? Signo de violencia crónica, enfermedad cultural, huella de resentimiento social, seña de inquietud y ansiedad. En fin: no pretendo el retorno a ese lenguaje aristocratizante, dificultoso, trazado e inaccesible de los burgueses misántropos de fines de siglo XIX y mediados del siglo XX; esto vendría a ser una reacción elitista ante la bestialización de las formas lingüísticas reinantes. La onda es aprovechar al máximo todo lo que la lengua nos ofrece, hablar como si fuéramos refinados lectores que pasean por la calle y que en ese fluir aprehenden los modos que sintetizan el habla de los distintos estratos, grupos sociales, etc. Es decir: tener la plasticidad para expresar una bella intuición a través de un lenguaje poético, comunicar un hecho concreto de la cotidianidad con la frialdad objetiva de un científico y por qué no, largar una hermosa puteada cuando nos apretamos un dedo con la puerta. Como dijo Juan Perón: "Todo en su justa medida, armoniosamente".

domingo, 20 de mayo de 2018

Autitos chocadores




  Un mundo por otro. Prefiero ponerme a escribir antes que perder tiempo en Tinder. Meses de descargada la aplicación, pero yo sin descargar mi abundancia de afecto. Ampliaremos.

Qwertyuiopa



  Una forma más de intrascender. Eso buscan con esmero los que todavía creen que podrán chupar la concha de la gloria. En el fondo, saben que pierden su tiempo. Pocos tenemos la bendición de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo.

sábado, 19 de mayo de 2018

123 Sym



  Cambiemos de verdad. Aunque ataviada con un patético pañuelo verde en el bolso, ella me dio la revolución de la alegría del sábado. A puro chamuyo barato, le arrebaté sonrisas y sonrisas como si fueran teléfonos celulares y yo, un ladrón de poca monta, pero algo hábil. 

  Sorpresa, amigos: hoy hablo de una morocha. Para la gente que no conoce la cultura argentina, "morocho" se trata de alguien de tez trigueña, "latino", por dar el estereotipo que maneja el gringo promedio. Anyway, comencé el párrafo con "sorpresa" porque soy adicto a las rubias de ojos claros. O a las de ojos claros, sin importar el color de pelo. Tocó lo diferente.

  Una chica de anteojos, labios gruesos y cuerpito discreto. Nada en ella, salvo la boca, le grita fuerte a los ojos del mundo. Sin tinturas, sin tatuajes. Buzo tipo canguro y un jean no muy ajustado más zapatillas parecidas a las All Stars. Normalita, pero con un algo que genera algo.

   No sé qué decirte. Si leyeras este homenaje aguado, seguramente me reputarías por tonto y me reputearías por "machista", a tu decir y deseo. Pero te explico que no, que no te rebajo al no inventarte como canon de belleza tradicional. Tu orgullo debería basarse en el salir de la norma eurocéntrica. Te regalo una palabra que te va a empoderar: sudacacéntrica. 

  Gracias por lo gris de tu cielo.

viernes, 18 de mayo de 2018

El PAMI abstracto (por Juan Tierradentro)



El PAMI abstracto

Esta mañana tuve que ir al PAMI. Ocurrió lo siguiente: apenas abrí la puerta del edificio, un vaho de geriátrico penetró por mi nariz, lo que me obligó a contener la respiración e ir permitiendo que el aire entre de a poco, hasta acostumbrarme al mórbido olor. Los ancianos se arrastraban como babosas humanas rociadas por la sal gruesa del tiempo, arrojada por el Estado, el Mercado, sus familiares y su propia voluntad; porque, no seamos necios: la forma de envejecer, más allá de los infortunios del mundo en-sí, la elegimos nosotros. Los empleados, gente joven, con aspecto de solteros trasnochados y decadentistas, hacían pasar a los viejos y los atendían con frialdad robótica, con un desprecio y una insolencia premeditados. Los viejos hablaban con voces temblorosas: palabras inconexas, manos suplicantes; no entendían una mierda lo que les decían. Las ojeras de los administrativos, sus ojos rojos, su postura de hombros y busto adelantado se cernían sobre la ignorancia senil de los pobres abuelos. Yo esperaba sentado, con un señor roncando a mi derecha y una viejita perfumada con colonia barata a la izquierda. Había al menos cincuenta personas esperando: no aguantaba más, deseé que entre algún desquiciado y nos mate a todos…

Eso es todo lo que imaginé la noche antes de ir al PAMI, cuando la gorda amable de Lidia me encargó el trámite. En realidad, cuando fui, no había nadie esperando: en un minuto me llamaron, en un minuto terminé la faena. No había olor, ni un enjambre de viejos sufrientes. El empleado tenía pinta de soltero decadentista, pero me trató muy bien, un tipo agradable. A veces la realidad es mucho más simple y menos intrincada que las telarañas imaginarias de la mente.

jueves, 17 de mayo de 2018

Mantos de piedra (Amsterdam)


  
  La conspiración de uno: sentarse a la orilla de un río, en solitario, noche fría en Amsterdam, y morir varias veces. Un poco de tristeza al saber que se debe regresar al arrabal sudaka. Mirar las aguas y no querer partir, amar ni temer. Ganas de quedarse. Prolongar la agonía, una vez más, a ver si se consigue lo impensado. Fracasar, fracasar hasta fracasar.

  El país ario de la eutanasia, el aborto, las drogas y la prostitución. Eugenesia a la máxima, potencia reina de vicios y rubias de todos los claros. Mezcla de Tercer Reich y comunidad hippie, con bicicletas, deporte, vida sana y mucho reviente. Las mujeres más lindas que vi y hombres tan bellos que lo llevan a uno para el otro lado (maybe?).

  ¿Te voy a volver a ver, Amsterdam? Lo dije antes, lo repito ahora: quiero ir de nuevo solamente por las putas que no pude pagar, por los porros que no quise fumar, por la rica que no hube de tomar, por las rubiecitas que no me quisieron amar.

  

La respuesta (por Juan Tierradentro)



 La respuesta.

  Tener frente a vos la perspectiva de la nada. Pero no la nada abstracta en la que las mentes filosóficas más brillantes se hundieron y enloquecieron. La nada real: no tener nada que hacer, ninguna obligación, ninguna cámara filmándote, ningún jefe hijo de puta edeñándonte la sangre, ni siquiera las demandas ancestrales de tus familiares, vivos o muertos. Hacerle la cola al maldito de Cronos y que se coma el tiempo de otros, el de esos asustadizos seres humanos que se espantan cuando alguna especie de ocio los acecha. Cuando el joven Dostoyesvski estuvo preso, le bastaba ver desde una miserable ventana una porción de cielo azul para que su mente obtenga toda la fuerza que necesitaba para resistir el martirio. Un hombre en una sórdida celda, esperando que lo ejecuten, privado de todos los tesoros de la vida, solo necesitaba eso: treinta centímetros de cielo azul y su vida cobraba sentido y se justificaba. Las cosas pulsan nuestras cuerdas, pero nosotros ponemos la melodía. La enfermedad del mundo ha sido siempre la del instinto más poderoso: el miedo. Y la criatura humana construye imperios de terror para no enfrentar la maravillosa nada misma, esa perspectiva sin límites que son las horas en la que no existe obligación alguna. Escucho los pájaros, unos niños hablando, alguna moto circulando y la vida perpetua siempre ahí: en los árboles, en mis intestinos, en todos los cerebros, en estas palabras. ¿Qué hacer frente a todo este milagro, frente a este permiso bendito que Dios puso en mi corazón? La respuesta está en la misma pregunta. Respondela vos.

  Aclaración: este texto pertenece a mi columnista estrella Juan Tierradentro. El primero de muchos que publicaremos en este portal. Muchas gracias por su visita. 

miércoles, 16 de mayo de 2018

Infierno del nuevo cielo



  
  Nace de la angustia, nace. La fuerza de una generación que se cree nueva, pero que genera cambios de colores, seguridades ficticias, colapsos sin igual. Papeles, papeles al viento que tapan las piedras. Papeles al viento que esquivan con habilidad las tijeras de los malotes. Un juego de pocos padecido por muchos, muchos más que la ven de afuera, la ñata contra el vidrio y el corazón hecho mierda y dolor. Sí, la expresión no suena bien. ¿Para qué un buen decir cuando quiero transmitir la fealdad de un dios vendido en pedacitos, la impostura de una religión que vende paz porque nos quiere muertos? 

  ¿No se entiende lo que digo? Pensar. Pensar. Porque lo mejor ya pasó. Queda juntar sobras de dignidad para armar un ser humano mejor, capaz de armar otros seres humanos mejores, capaces de amar.  

Infierno del incorrecto



  Solamente para dar señales de vida. No piensen que he decidido retirarme, pues ni siquiera empecé. O tal vez sí, algo, poco, nada. Quiero que me lea la Señorita de Amargo, la Rubia de Afuera y cualquiera que vaya por ahí boyando. 

  Fíjense que vida no me falta, que tengo energía, salud, juventud, belleza y no mucho más, eh. No vayan a creer que por la mera posesión de los atributos descritos uno goza del rango de ponedor fatal. Solamente ponemos sueños solitarios sobre la almohada y esparcimos deseos en noches mudas, anónimas, insatisfechas, perturbatorias, por no decir más. Prefiero la audacia de una palabra nueva a lo soez acostumbrado. 

  Un aviso parroquial: por primera vez en la historia de este humilde espacio, incorporaré a un columnista. A pedido del interesado, omitiré su nombre. El colaborador usará un pseudónimo. 

  ¿Algo más? Por ahora no. Sigo con ganas de volver a Europa, pero esta vez con mucha plata. Así puedo delirar en putas y putas y más putas. ¿O me conviene lo nacional?

martes, 15 de mayo de 2018

Infierno del correcto



  Se licúa la tierra bajo el imperio de unas letras sin destino. El fuego no cede y la luna inunda el mar con llanto de muertos, vivos y tormentos. Por eso, por razón de la razón y nada más, surge este triste canto a la nada.

Noche del trastocado



  Una gota de río y otra más por venir. Dos gotas de río y más una por caer. Tres gotas de río y alguna por volver. Cuatro gotas de río y una por llover. Cinco gotas de río y dos por amarse.

domingo, 13 de mayo de 2018

Tocar fondo



  De las ruinas puede surgir un mundo nuevo. Cuando las cúpulas caigan, no veas la desnudez de tu templo, la decadencia de tu tiempo, sino el rostro del sol, victorioso en el cielo, a pesar de los vientos y las nubes.

  

viernes, 11 de mayo de 2018

Figurita



  Última entrega de esta saga bautizada como Figurita. Los que siguen mi columna, de estilo dórico, sabrán que me gusta producir en serie, pero con dejos artesanales. En otras palabras: tomo una forma determinada, como por ejemplo un título o una palabra, y trabajo a partir de esa matriz. Sin embargo, incluyo procesos de diferenciación entre un texto y otro. Al final, pese a la apariencia simple del conjunto en superficie, en profundidad se advierte una totalidad que, a partir de infinitas contradicciones, intenta subsumir varios mundos posibles.

  Dejo algunas coordenadas para mi mejor lectura y comprensión. No sea que por hermetismo mío se disparen interpretaciones fallidas de un esfuerzo noble y sincero. Voy a abandonar lo abstracto para dar un mensaje transparente: mi mayor obsesión al escribir pasa por incorporar al texto el mundo de lo cotidiano y reconfigurarlo a placer. Me motiva la idea real del cambio, de devenir, de reconversión de vidas y situaciones. Pero no me atrapa lo abrupto, el shock, sino cierta ideal gradual de progreso. Más que un viaje en avión, manejo el registro de la peregrinación. Al menos hoy.

Figuritas (canje)



  Torpezas de algunos, tropiezos de muchos. Extrañar el país que nunca existió sólo aporta a la chachára sentimental. Del mismo modo, recordar a la novia que jamás se tuvo no ayuda. Por mucho que un individuo, o una sociedad, intente reescribir su historia, no podrá cambiarle ni una coma al presente. Si uno dijera que vivió noches de pasión con Amalia Granata, Esmeralda Mitre y Leticia Brédice, ¿modificaría en algo la soledad de alrededor? Mentir no crea verdad, aunque hoy se crea en la posverdad (forma ingeniosa de perdonar delirios varios). 

  Doy, de nuevo, mi propuesta de vida: aferrarse a las corazonadas de uno, no sentir vértigo a las derivas del tiempo, confiar en que, pese a los aumentos en el precio de la electricidad, hay una luz al final del túnel. Puede que alguien se robe un foquito, pero siempre queda una velita para iluminar a los que hicieron el caminito, a los que pasaron inviernos, primaveras, veranos y otoños de desilusión. 

  De algún modo, lo mío siempre fue ascetismo. Casi no tuve oportunidad de vivenciar el fenómeno masivo del consumo. Trabajos precarios, situaciones personales complejas y, sobre todas las cosas, una inclinación religiosa por la austeridad me han alejado del culto a la tarjeta. Nunca vi en un shopping un templo ni me desesperé por tapar mi desnudez. Anduve la vida como Adán y no acusé en ello pecado sino pura virtud franciscana, incluso antes de que nazca el Papa argentino, el fenómeno más contestatario de un siglo aferrado a la materia y al hedonismo.

  Repito un lema que me ha salvado de mil ocasos: "Ser feliz aún en medio de las ruinas". Aunque la suerte nos descubra arrojados a la vera de un camino, debemos sonreír y despreciar con gozo a las mujeres de la carne y a sus malditos machos cabríos cuyos miembros, forrados en oro, insultan al sol. El espíritu nos enseña que, en el largo plazo, estaremos más vivos que nunca.

  

jueves, 10 de mayo de 2018

Ni en figurita



  No me querés ver ni en figurita y se entiende. Está muy bien. No valgo la pena porque doy pena, ¿no? Lo dudo. Me parece que doy más bien - y menos mal - rabia y quito calma de algunos. Puede ser. Yo no lo sé. ¿Qué decís vos?

  Bueno, llamo a la paz, ahora que la madrugada me llama a la muerte temporal del dormir. Con lo que me resta de vida y vigilia, pido que vean en los demás almas inmortales creadas por Dios y no cuerpos para hacer sangre en guerras y semen en orgías. 

  A usted, Señorita de Amargo, le pido que se acuerde de mí cuando lo necesite. Allí estaré, por más y por menos que me mire con algo de desprecio. Prometo salvarla de sus peores inviernos. Para eso vine al mundo. Aunque no crea por atea...

Figurita de mujer



  Lo último de esta madrugada, lo primero de un gran día que no descansa, lo propio de una idea que no reconoce límites, lo original del que desoye a su tiempo, lo genial del que inventa futuro, lo milagroso del que da el cielo a cambio de nada. En otras palabras, lo que escribo por y para vos resulta de todo lo anterior y de un mundo de sensaciones que no me fue dado entregarte.

Figurita repetida



  Esta serie te la dedico a vos. Entre un maratón de Netflix y otro, y entre un polvo y dos porros, probablemente se te dé por alucinar con mi figura patológica, con estas expresiones que te causarán odio mezclado con amor. Tu chongo de turno me delirará con risita soberbia de burgués seguro de y por sus billetes. Alan, en cambio, ha de transitar otra aventura. Como un holandés errante, como un porteño atorrante que la otra vez encontró un billete de mil pesos (¿viste que existen los milagros? El Mesías se manifestó en forma de hornerito caído del cielo). 

  Con mi don de clarividencia, te digo que me vas a conceder un café y, tal vez, una lágrima por el marido que te tocó, que te tocó, se durmió y no te escuchó. ¿Triste? Maybe. Todo un decir. Lo cierto se verá en nosotros sentados en un bar de charla y recuerdo. ¿Plazo? Diez años, pero sin intereses. Hablaremos y dibujaremos cielos invisibles con la cucharita que quizás jamás realicemos. La vida tiene mucho de artificio, como si la verdad viviera más en la vereda de la muerte.

  Aclaro que no trabajo en las profecías autocumplidas. Yo hablo de otros. Eventualmente, puedo estar involucrado en un dolor futuro. Pero el protagonismo no se desarrolla por causa de mi voluntad sino que el mismo Dios me llama a las puertas de otros siervos y siervas de la viña. Bajo la bendición del Señor, las diferencias se borran y la hermandad perdona todos los pecados.

  Te saludo, ojitos de mi ilusión. Te agradezco la tormenta que me regalaste esta noche. Como dijo un gran hombre, "el tiempo es un gran ordenador". Misteriosamente, las generaciones todas se encolumnan en la causa sagrada y nunca dicha de seguir con la historia de la humanidad. 

Figurita imposible



  Señorita de Amargo, dueña de los besos con sabor a café, te escribo estas líneas para activar tu corazón, para explotarte la mente y hacerme rico con ella. 

  Como te dije una vez, siempre por este medio, tuve la dicha de viajar a Europa en el verano de este Año del Señor 2018. Aproveché esa suerte de Convertibilidad precoz que dio el atraso cambiario y eyaculé unos euros por ahí. Desde ya que no me sobró nada. Pero me fui. No me quiero hacer el superado por unas vacaciones afuera. Te digo esto solamente para que veas que hice algo de mi fucking life. Además, acaricio el título. Estoy a seis fechas del final. El final final, eh.

  ¿Vos qué onda? 

Figuritas difíciles



 Lluvia sobre lluvia, sonrisa por sonrisa. Se mantiene la intención santa y profana de perdurar, de ejercer la rara habilidad de huir hacia adelante. Lo mismo, pero en otros términos, se leería así: el Diez lleva la pelota lejos de su arco, hace tiempo, le hacen falta. Doble amarilla para el infractor: fuera del campo de juego. La multitud grita y la prensa se agita por una foto del expulsado. El partido no termina más. En el banco de suplentes de ambos equipos, no hay nombres relevantes. A ninguno le sobra nada. Aunque en un principio los conjuntos salieron a matar o morir, el encuentro se volvió trabado, disputado, aburrido. Solamente el final ve una emoción, con una tarjeta roja. 

  Cambio de frente. Vamos a recalibrar las metas textuales. De la onda tribunera, pasamos a las tetas pálidas de la señorita de ojitos celestes con naranja y pelo ensortijado oscuro. Recuerdo que me leyó un texto de un hombre frustrado que, lejos de ser un artista, devino burócrata aburrido y melancólico por el amor que no fue. Aún tengo en la mente el relato de ese preso de la inercia. Todavía no concibo que exista desesperación por contar una rutina.

  Sigo por la misma, pegadito a la raya, casi afuera. Digo que hablo de vos, hoy, querida Señorita de Amargo. En el pasado, te inventé nombres despectivos, cargados de suspicacias milenarias. Prefiero, en esta nueva etapa de mi vida y escritura, reformularte mejor, más en tu propio ser, desligada definitivamente de las burradas que alguna vez pude haberte dicho. Te reconstruyo así: tetona, atea, zurda, feminista, ojos puro color, concha depilada, labios vivos, corazón caro.

  Vamos a inventariar musas de un plumazo. La Number One, por supuesto, mi amiga la Virgen Atea. Le debo todo. A ella y a alguien que al día de hoy cree que le quite un brebaje mágico (no lo hice). Cambio de página y afirmo que la Piba Troska también forma parte del altar ante el cual me inclino. Otra chica cuyo novio me genera respeto, agradecimiento y afecto. La tercer musa tiene el mérito de haber cosechado la mayoría de mis escritos destinados a una mujer. Se trata de esa que digo que vive en otro país. Una experiencia que se abortó antes de ver la luz de una mesa de café. Sin embargo, la soberbia prófuga del 2001 ha dado gran inspiración a mi modesto arte.

  Finalmente, Señorita de Amargo, me quedo con vos, como canta el autito chocador. Me quedo con vos en este párrafo. No sé. No te vi más. O tal vez me viste vos a mí y te alejaste de mi energía extraña, tan ajena a tu persona seria, solemne, buena. Sé que te cuento como lectora. Y sé que no supe ni pude darte lo que esperabas. Lamento con el alma que hayas conocido a este hombre mediocre que escribe porquerías. Definitivamente, te merecés a alguien mejor. Te juro que te hablo en serio, sin ironías. Admito mi fealdad en todo sentido. Por eso mismo, por saberme enteramente repugnante, te deseo un futuro digno de vos. Besos.

  

miércoles, 9 de mayo de 2018

Todo bajo descontrol






  Premios tontos y bicicletas que se van tan lejos que se van. Y ya nada queda más que ese gustito a metal y descontrol. Recalibrando, las metas se pudren en el fondo de millones de lágrimas contaminadas con sangre. 

  Aunque tenga que pasar un millón de inviernos sin fuego ni esperanzas, volveré a verte, mañana primaveral del mañana cuyos ecos vuelven a hoy.

  Vuelven a hoy los gritos del puro ayer, corridas en tiempos de una santa falsa, de un mesías sin valor. El cielo nunca llega. Se cree y se cree, pero se muere y muere en la espera de buenas noticias, de rescates de nunca llegar.

  Fundidos los corazones, no hay plan capaz de mover la sangre estancada. Pero los muertos brindan sus cuerpos generosos para que emerjan brotes verdes de los pechos derrotados.

  No vuelven más los días pasados porque así lo indica la ley de la vida. El problema radica en la lejanía del futuro, cuya lluvia nunca viene a refrescarnos con reversiones de nosotros mismos.

  Lo peor ya pasó en una Navidad próxima. Puede ocurrir que Papá Noel decida robarse las Fiestas y dejar los árbolitos pelados. Al día siguiente, los niños arderán en llanto y las niñas, desesperadas, saldrán a vender lo poco o mucho que tengan de pan dulce.

  Le va a caer el mundo al mundo si se olvida de los elefantes que lo sostienen. Pues bien, dejo acá y me fugo para preservar lo poco que me queda. 

   

martes, 8 de mayo de 2018

La rubia de ojos claros


 La rubia de ojos claros, bien raro que cotiza caro. Estas blancas palomitas se ven en casi todo Buenos Aires, pero su mayor proliferación se registra a lo largo del Corredor Norte de Capital y el Conurmalo: desde los narcocountries de Massa en Tigre hasta la Recoleta, pasando por San Isidro, Vicente López, Núñez, Belgrano y Palermo, se ve un desfile de modelos de Primer Mundo. Brillantes cabecitas y ojos esmeralda que denuncian acosos orientales desde sendas tribunas de doctrina. La Nación que soñaron Mitre, Sarmiento, Roca, Miguel Cané y tantos hombres ilustres. Hijas verdaderas de los barcos, viajo en el sueño imposible de disfrutar de su compañía. Yo, muchísimo de español, mucho de italiano, algo de indio y de alemán, pero lo infinito y eterno de porteño errante, vago y atorrante. El nómade de los barrios, me escabullo por calles ajenas para toparme cara a cara con bellezas caras, importadas, de exportación, que son y no son, que no pueden ser, que no, que no. En todo cuanto miro,  -el rostro de las transeúntes, o el de las revistas y la internet - hallo el color del mar y del sol en mujeres bárbaras, conquistadoras de empleadas domésticas índigenas, pero portadoras orgullosas de la bandera celeste y blanca, que tal vez fue confeccionada por bolivianas en algún taller textil clandestrucho.

  ¿Qué pensará la gente que me lee? No culpo ni elogio a nadie por haber heredado determinadas características físicas, cuyo origen remoto debe rastrearse en los días finales del Imperio Romano: pueblos germánicos se expanden por toda Europa y una élite guerrera se hace con el control de la Cristiandad naciente. Desde esos tiempos, se mató al Jesús judío, oriental, y se le dio vida a ángeles rubios de miradas azules. A partir de la entronización de los bárbaros y su dominio casi absoluto de las artes, cobra fuerza un modelo de belleza que perdura hasta nuestros días. Por mucho que se niegue, tal vez los caballeros las prefieren rubias. Dirán que el nazismo bebió de las aguas de este Rhin. Pero mi texto va más allá. Porque el tipo judío hegemónico lo detenta el askenazí, algo curioso, ¿no? Mi amigo el Rusito, joven bello de metro noventa, puede aseverar lo que digo. Cierto que Hollywood ha incorporado otras estéticas a su repertorio, lo cual puede que ratifique mi tesis: a medida que crece la influencia política y económica de una comunidad, crece su representación en los medios.

  En esta noche de lluvia, me he tornado más reflexivo que de costumbre. Hacía mucho que no se me escapaban párrafos tan largos. Pido disculpas si aburrí a alguien. Y sí, hoy me asaltó el loco de la deconstrucción, o de la duda, para hablar en criollo, sin jergas de académicos trasnochados. Pregunto: ¿cuánto de nuestro gusto nace condicionado por el medio social? Pienso que el cine y la tele me dejaron grabados un tipo femenino en mi mente: la rubia de ojitos claros. Adivinaron.

  La Argentina, pese a ser un país cuya población tiene mucho de europea, cuenta con grandes masas de gente de piel marrón y ojos pardos, lo cual deja trascender cierta justicia poética que barre un poco con el relato eurocéntrico. El tema está en que las humildes, las favoritas de Eva Perón, las así llamadas "cabecitas negras", no poseen casi visibilidad positiva en los medios. La publicidad se dirige a los segmentos que más gastan. Ponen rubias hasta para venderte un paquete de fideos. Y sí, las clases populares también compran el modelo ario. Por eso mismo la "beautiful people" acompaña la imagen de productos de consumo masivo. No olvidemos tampoco el desatino de tinturas chillonas que dan un efecto taxi en los techos de autitos muy oscuros. Lo mismo con esa manía de injertarse lentes de contacto de color. Aclaro, por si alguien no me comprende, que no me burlo de nadie, al contrario: entiendo que una parte de nuestras compatriotas padecen una terrible imposición cultural, un racismo autoinfringido, la negación absoluta de la propia identidad en pos de alcanzar un cielo de chapa y cables pelados. Ni hablar el tema de los nombres: sin ir muy lejos, mis padres me pusieron Alan y no tengo nada de anglosajón, solamente el genio maligno de la raza pirata (no digo "raza" en términos biológicos, desde ya que no).

  El conflicto principal que quiero plasmar, de paso cierro tan largo escrito, pasa porque uno mismo reproduce ciertos estándares de belleza. Digo, ¿la opción "nope" en Tinder no representa una suerte de genocidio simbólico? ¿Una eugénesis encubierta? Esto va también para la platea femenina. Al respecto, tengo una anécdota de mi corresponsal en el Sur del Konurmalo, Roberdán Lolamora: él, morocho peronista de origen tucumano por familia, me cuenta que "en Tinder y Happn, las nujeres buscan machos arios fatales, pero vos las ves y muchas tienen caras de vasija precolombina". Fuerte, ¿no? 

  Creo que más de uno se debe un debate interno. El de piel oscura quizás podría alejarse de la idolatría al amo blanco ojos de cielo. En mi caso, fui a Europa y pasé como local. No me sorprendió. Pero sí me dolió ver la discriminación de la policía migratoria a un negrito africano en un micro de la empresa Flixbus: lo trataron como a un delincuente. Entonces me doy cuenta de que, lamentablemente, nací privilegiado. Un apartheid naturalizado rige nuestras relaciones humanas, inhumanas en verdad. 

  En fin. Me hago cargo de la parte que me toca en culpa: me gustan las mujeres blancas y no siento casi atracción por las otras, así me regalen todo su amor. En este mundo de carne, apariencias e ilusión, olvido que la piel sirve de ropa nada más, mientras que el cabello, ese adorno tan valorado, aunque brille como el oro, no tiene ningún valor real. En la vorágine de esta vida, olvidamos que somos almas. Nos engañamos en el cuerpo. Hasta tenemos hijos y nietos y poblamos la Tierra de relaciones basadas en la imagen y el prejuicio. Nos dispersamos y multiplicamos en sombras de generación en generación. 

  Dedicado a Esmeralda Mitre.

lunes, 7 de mayo de 2018

Seis años sin sexo



  Un pacto de uno con Dios, con su conciencia, consigo mismo. No forzar acontecimientos, no caer en los barros aledaños al buen camino. Más que virtud, una fuerza contenida. No sirve dilapidar los pocos bienes de los que se dispone con putas al costado de las rutas. Tampoco conviene meterse en la primera casa cuyas puertas te sean abiertas. Tu destino, vos que sos yo y yo que soy vos, pasa por crear y creer en una forma distinta de encontrarse. 

  No vale falsear el Vía Crucis de soledad y sombras. Van casi seis años sin sexo, sin amor, sin besos ni historias. Hubo varias que me rechazaron y algunas que yo rechacé también. Entregarse a la primera que se entregue, sin que a uno le guste, cuenta como trampa, lisa y llanamente. El pacto pasa por una espera, por un ayuno grave y fuerte, por dejarse marchitar por un sol inclemente y botón como perrito guardián.

  No espero que la culminación de estos seis largos años se dé en mi noche de bodas. Ni sé si habré de casarme algún día. Simplemente me impuse un desafío para templar mi alma y mi cuerpo. No lastimo a nadie. Elijo ir a desiertos muy alejados de las aguas vaginales por las cuales tantos matan. Cuesta entender esta elección de vida, que no se enmarca en la religión ni en un régimen de un deportista. Resumido este párrafo en una bocha cortita y al pie, no me va ésa de "en época de guerra, cualquier agujero es trinchera". 

  Alguno creerá que espero a "la mujer ideal". No. No pasa mi prueba por aguardar la llegada de una novia o de un vínculo algo estable. La aventura estriba en acostarse con alguien que a uno le guste. Y conste que no pertenezco al grupo de los hombres exigentes. De diez mujeres jóvenes que veo en las calles del centro de Buenos Aires, pueden gustarme siete o seis. 

  ¿El problema? No me resulta fácil ligar. Muchas casadas, con novio, con hijos, con problemas de todo tipo. Muchas que no gustan de mí. Muchas que no nada. Y tampoco da el contexto cultural actual para ensayar la seducción así porque sí, fuera de toda referencia. Digamos que noto que surgen muchos vínculos sexuales y afectivos entre compañeros de estudios y de trabajo. Los que me siguen, sabrán que voy a una universidad de feministas que juzgan como violación una simple mirada, aún si ésta nace de la admiración y no de la lascivia. En cuanto a lo laboral, me muevo en ambientes donde mejor guardar una imagen, una ética. Por otro lado, dada la situación del país, no me sobra la estabilidad como para "tantear el terreno" con mis colegas.

  Entiendo que en algún momento conseguiré acabar con tan larga sequía en el sexo. Doy este testimonio porque me parece valiente de verdad. En nuestra sociedad, podés decir que no tenés para comer, pero admitir que se padece una larga temporada sin meta y ponga pistola... 

  Hay que ser duro para reconocer la derrota. Todos cuentan las que supuestamente ganaron. Casi nadie, y menos en la juventud, admite su fracaso con las mujeres. Yo cuento todo. Doy mi verdad, mi parecer y padecer. Ya me daré el placer de dar toda mi leche...

domingo, 6 de mayo de 2018

Tus mejores mañanas



  Ella me saludó con un beso en la mejilla, tal la costumbre argentina, y se fue. Pero al volverme la mirada, advirtió que mis ojos le quemaban la cola. Se sintió incómoda, al menos eso interpreto yo. Si vamos a una mentalidad estadounidense, se trata de acoso, así sin más. Aquí, en cambio devaluado, lo mío no se censura. Porque no sucedió el incendio visual con una señorita menor de edad; muy al contrario, pues me lleva ventaja en título, experiencia, edad, mundo y más. Tampoco la situación tuvo un espacio cerrado como marco. 
   
  Tal vez exagere al mentar con tanto detalle un banal mirar un culo. Muchos más han de ojearla en un parque, de día, bajo un solcito bueno y ostentoso de su oro. Cuento el episodio a modo de observación: muchos tipos contemplamos, embobados y perdidos, las sentaderas de varias. Queremos convertirnos en sillas para abrazar las carnes que nos tientan. Y sí, acá se me fue el tren muy lejos...

  La soledad nos resta moral a muchos. Perdemos algunas nociones de lo social. Procuramos contactos íntimos que nunca tienen lugar. El tiempo nos pasa por encima. No negamos nuestra condición de victimarios, de francotiradores del deseo, de ojos molestos de un Gran Hermano conocido como "patriarcado". Sin embargo, el sabernos culpables no nos lleva a la crisis, porque los atenuantes los contamos de a decenas.

  La imagen perturbadora del indigente cuya cara se pega a la vidriera de un comercio. Ver de afuera. No penetrar en el mercado. Ésta es mi línea divisoria.

  Mis fines suelen ser pocos, pero nobles. Mis principios, muchos y muy variados. Principiar y finalizar fantasías, arrojar cerca el humo que uno guarda, ver bien ciertos males y festejar con orgullo miraditas sinvergüenzas que se ganan en la calle. Entre periplos de vanidad y conciencia, el lecho de pechos calientes se torna más y más inaccesible. ¿La suerte puede cambiarme?