Un amigo me comentaba el otro día, cerveza de por medio, que hay muchas chicas en Tinder que no sostienen una conversación, "no le ponen onda". ¿Y por qué habrían de hacerlo? Un "match" o "crush" en una aplicación de citas no significan un "sí, quiero". Resulta apenas un filtro, un principio de selección. Olvida el ingenuo de mi amigacho que las mujeres son bombardeadas con mensajes desde la adolescencia. Crecen llenas de babosos atrás. Y tal como chatean con uno, que puede ser el lector de estas líneas, también chatean con otro. ¿O acaso Tinder, Happn, Badoo y otros antros garantizan derecho de exclusividad alguno? Todo lo contrario. Así como el Área Metropolitana de Buenos Aires, el AMBA, padece un bruto exceso de población, las redes sociales sufren un desborde desesperado de machos hambrientos de sexo, amor, compañía o contacto con el género femenino. Sugiero no formar parte de los ejércitos de reserva de manginas del matriarcado. ¡Salí de ahí, Maravilla!
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