Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 19 de octubre de 2020

La pesadilla del siglo (bombardeo a Lugano 1 y 2)

 



Escuché ruidos de helicópteros a la altura del Autódromo. Miré por la ventana - vivo en un décimo piso - y noté que eran cuatro del tipo Apache. Me asusté y me parapeté en el pasillo de mi departamento. Sentí peor desesperación que un obrero argentino al ver cómo se pulveriza su salario medido en dólares. Confieso que tuve muchísimo miedo. Pero me decidí a enfrentar la situación, si de todas formas me iban a matar (tranquilamente podían tirar abajo Lugano 1 y 2 de un misilazo). Me paré frente al ventanal del comedor, a unos seis metros de él, pegado a la pared, paredón de fusilamiento en esa circunstancia, y, ametralladora en mano, lancé una rafaga de balas. No era un FAL mi arma, sino algo más grande y pesado. Los cuatro jinetes del Apocalipsis casi que se metieron en mi living. Vi la cara de uno de los pilotos: un gringo barbudo entrecano de ojos azules. Sonreía al ver lo vano de mi intento de repelerlos. Obviamente que me mataron sin mayores dilaciones. "Algo habré hecho". Si tenía un arma de guerra, merecía ser masacrado sin piedad, sin respeto por los Derechos Humanos, ¿no, viudas malditas de la dictadura, que hablan de "República" y se rasgan las vestiduras? Desperté a las 4 a.m. totalmente sobresaltado. Hice pis. Sentí el ruido que originó la pesadilla: un camión viejo, de esos piratas nocturnos que surcan el Konurmalo, cuyo motor defectuoso creó un Vietnam en mi inconsciente. Me acordé de Dady Brieva, del bowling con personas, del terrorismo en Niza. Tomé agua y me persigné por los que ya no están. Maldije el pobrismo, la contaminación sonora, la obsolescencia de nuestro parque automotor, la falta de VTV de ese monstruo carente de rectificación. Me dormí en paz al saber que morí como un valiente en el sueño. Morí de pie.

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