Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 1 de mayo de 2018

Años bravos



  Quiero hablar del Buenos Aires de Roberdán Lolamora. Corresponsal exclusivo para esta página que ustedes leen. Rober Lola, como me gusta decirle, me cuenta que a Tinder le falta una opción que diga "enviar cv". Comenta mi hombre de campo que "en vez de una red social, parece una agencia de empleos". Sí, porque, a juzgar por las descripciones de los distintos perfiles, en buena parte se advierte la pretensión de viajar al exterior y darse la gran vida. Vergüenza debería darles.

  Roberdán Lolamora, macho bravo de los pagos del Turco Asís, comenta que "Tinder es un santuario de gold diggers, un desfile de sugar babies". Visto y considerado el desolador panorama de las relaciones humanas en este siglo, y aunque va de suyo que contradice mis creencias como católico apostólico romano, digo que hay que legalizar la prostitución. La hipocresía no corre más.

  En estos años bravos, el Buenos Aires de Roberdán Lolamora se pone más y más fiero. O te la ponen con un fierro, o te la pone la inflación y el desempleo. Y hablando de poner y desgracias, ni el consuelo de ponerla le queda al obrero en nuestra patria. Dirán que el mundo no acaba en Tinder. Seguramente que no. Pero frustra que, en la época de lo virtual, el calor humano, aunque sea de una noche, parezca una utopía. 

  Dedicado a C. A.

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