Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 6 de mayo de 2018

Tus mejores mañanas



  Ella me saludó con un beso en la mejilla, tal la costumbre argentina, y se fue. Pero al volverme la mirada, advirtió que mis ojos le quemaban la cola. Se sintió incómoda, al menos eso interpreto yo. Si vamos a una mentalidad estadounidense, se trata de acoso, así sin más. Aquí, en cambio devaluado, lo mío no se censura. Porque no sucedió el incendio visual con una señorita menor de edad; muy al contrario, pues me lleva ventaja en título, experiencia, edad, mundo y más. Tampoco la situación tuvo un espacio cerrado como marco. 
   
  Tal vez exagere al mentar con tanto detalle un banal mirar un culo. Muchos más han de ojearla en un parque, de día, bajo un solcito bueno y ostentoso de su oro. Cuento el episodio a modo de observación: muchos tipos contemplamos, embobados y perdidos, las sentaderas de varias. Queremos convertirnos en sillas para abrazar las carnes que nos tientan. Y sí, acá se me fue el tren muy lejos...

  La soledad nos resta moral a muchos. Perdemos algunas nociones de lo social. Procuramos contactos íntimos que nunca tienen lugar. El tiempo nos pasa por encima. No negamos nuestra condición de victimarios, de francotiradores del deseo, de ojos molestos de un Gran Hermano conocido como "patriarcado". Sin embargo, el sabernos culpables no nos lleva a la crisis, porque los atenuantes los contamos de a decenas.

  La imagen perturbadora del indigente cuya cara se pega a la vidriera de un comercio. Ver de afuera. No penetrar en el mercado. Ésta es mi línea divisoria.

  Mis fines suelen ser pocos, pero nobles. Mis principios, muchos y muy variados. Principiar y finalizar fantasías, arrojar cerca el humo que uno guarda, ver bien ciertos males y festejar con orgullo miraditas sinvergüenzas que se ganan en la calle. Entre periplos de vanidad y conciencia, el lecho de pechos calientes se torna más y más inaccesible. ¿La suerte puede cambiarme? 
  

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