Las drogas son siempre disociativas. Como Internet, el trabajo, las pantallas; como dormir y todo lo que hacemos para evadirnos. El absoluto del tiempo es una búsqueda constante por la evasión.
Así, los jóvenes habitantes de la posmodernidad, o de la modernidad tardía, cohabitan un mar de sucesivas sustancias evasivas. Así, las chicas de los 90, hoy ya con más de 20 años, se dejan arrastrar por la corriente...
Por tales consideraciones y otras conjeturas coyunturales, un amigo ha sufrido mucho. De verdad. Un amigo que no soy yo. El tipo se encariñó con una petisa de ojos claros que conocio por ahí. No una amerindia como le gustan a Maslatón, al contrario: una digna de la genética europea más pura.
Para no ser muy denso, voy a ir al meollo: la piba era un encanto físicamente, pero muy corrompible. Tal es así que mi amigo entró en una puja, una especie de Guerra Fría psicológica y moral contra un machote malote, de esos que están escondidos en traje de cordero, revestidos de correctismo político, progresismo y culpa de clase.
Las minas caen muy fácil en ese enredo, esta no era la excepción ("aman los payasos y la pasta del campeón"). Mi amigo se quedó solo, como siempre, como tantas otras veces. Y como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, volvió a sufrir lo que antes. La chica de sus sueños, la petisa de ojos claros, se quedó con el malote peludo que le ofrecía un piso completo en una zona linda, auto, viajes y, lo más importante, le proveía de sustancias tóxicas.
Esto no me lo contó, eh. Lo sé de primera mano. En una ronda de mates, una tarde cualquiera, la pibita mostró la hilacha diciendo que no estaba con ganas de estar de novio, pero que había conocido a un chico que le daba flores, flores de cannabis, eh.
Ahí fue cuando le clavé la mirada a mi amigo. No reaccionó. Estaba perdido en esos ojos turquesas. Como sea, no es una historia muy original, seguro a algún lector le sucedió o conoce movimientos similares de las féminas. Hay que tener cuidado con la manipulación social, pero sobre todo con las petisas de ojos claros.
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