Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 15 de octubre de 2018

La crisis de la soledad y la soledad en la crisis



  Hablé varias veces de la crisis de la soledad, de mis 6 años sin sexo; hablé sobre la falta de cariño cerca de cumplir los 30 años. Hoy quiero profundizar un poco respecto de los días de tocar fondo.

  Lo del suicidio nunca estuvo en mi menú. Tal vez por otros motivos, como dormir en la calle y no tener para comer. Pero matarme por la soledad no pasó nunca por mi cabeza. Exageración literaria de mi amigo y biógrafo Juan Tierradentro. Siempre pensé que el castigo eterno del suicida pasa por contemplar lo que hubiera pasado si... Capaz que alguien desiste de ultimarse y, sin embargo, sigue en las malas. Digo, lo de mirar por siempre qué habría ocurrido si uno no se hubiese fugado obedece a una burla divina, a un misterio de la Divina Providencia. Pongo un ejemplo: de haberme arrojado bajo el tren hace diez años, ahora estaría en un infierno especial cuyo tormento es ver una y otra vez lo bien que me iba a ir en el amor. Evidentemente, no me maté. Tampoco tengo éxito con las mujeres. A esto vamos a ponerle Teoría del Efecto Alan. Tomen nota en los Estados Unidos, que sé que hay gente rubia de la universidad que me sigue. Como diría el gran Leo Mattioli, "presten mucha atención porque ésta es la última vez que les enseño".

  Lo de "la última vez que les enseño" apareció a modo de homenaje a un gran cantante santafesino. Santa Fe, tierra de grandes valores (y valoras, ahora que estamos con la mierda feminista). Sigamos con la crisis de la soledad y la soledad en la crisis (macrista).

  Suicidio, definitivamente no. Yo les seguiré enseñando. A mí me van a bajar a los tiros. Amén de eso, hay días en los cuales me siento para el culo. Mal mal. Lamento mi pobreza, pero más lamento la imposibilidad de seducir. Sufro y me resigno. Me masturbo muchas veces, como un enfermo. Círculo vicioso que acaba con mi vida. Mi cerebro libera sustancias sedantes. Luego, duermo toda la noche como un muerto. La masturbación tiene algo suicida, de puñalada a uno mismo. No hago estas reflexiones desde una culpa religiosa. Soy un alma liberada. Confío en la misericordia divina. Mi punto de vista tiene una raigambre espiritual, pero va más allá incluso. Piensen conmigo los goces vanos: un orgasmo de mano y las sábanas chorreantes de semen. En días de baja temperatura, una sensación molesta en la punta del glande y ganas de orinar durante varios minutos. Otro ejemplo de los engaños de la carne: alguien toma cocaína. El corazón, bien arriba. Minutos después, viene lo malo con estornudos, sed, diárrea, deseo de más y angustia al ver el plato vacío. Parecido a comer como una bestia y, acto seguido, lamentar el terremoto digestivo. Como ven, los placeres mienten. ¡Pero ay de nosotros si prescindimos de ellos! Ah, otro ejemplito, para vos, linda: noche de pasión y luego estás llena de los jugos del otro, que se te caen por la entrepierna. Vas corriendo al bidet (si es que hay un ejemplar de tamaño lujo argentino).

  Hoy lamento mi sequía sexual. Algún día, tal vez lamente otros asuntos. Como aquel miembro del cuerpo social que entró por la cloaca a la casa y luego chilló por estar cubierto de mierda. Abundan los ejemplos. No doy todas estas explicaciones a modo de autoconsuelo. Simplemente muestro la cara de la marginación sexual y afectiva y la contracara de los grandes fornicarios que, pese a su jactancia en redes sociales, no son realmente felices.

  En fin. Parece que deberé seguir a paja y agua, como los caballos...

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