Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 29 de junio de 2018

Viraje diferencial



  Ahora sí intentaré mostrar con claridad algo que valga la pena aprender. Les enseño lo mismo de siempre, pero esta vez no habrá jueguitos de palabras ni mensajes subliminales.

  Bien, digo que estamos atravesados por sexo, mentiras, corrupción, vicios, mezquindades y otras miserias humanas cuyos derroteros merecen la ignominia o la ignorancia. 

  En criollo, vivimos en una gran mentira. Porque ese hombre te quiere porque tenés el culo parado y los ojos claros. Si fueras gorda y negra, el racista no confeso no te dirigiría cumplido alguno. Ni que hablar de los bobos que se sienten amados porque ignoran que su mérito anda en su billetera afectuosa.

  Creo que hasta el aspecto físico de una persona constituye un engaño. No somos cuerpos, solamente almas entreveradas en la confusión de vivir un mundo que creemos entender. 

  Apariencia, dinero, prestigio, títulos y honores forman parte del entramado que arruina a las personas, que las aparta de su yo real. 

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