Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 27 de agosto de 2019

Radicalización de la soledad




  El título no trae en sí información nueva: ya se ha escrito y leído bastante sobre la soledad. Tema gastado. Pero acá va algo más remático: no todas las soledades son iguales. La mía, por caso, tiende a incrementarse más y más, como la erección de la erección ante esa mujer que genera una excitación tras otra (convengamos que existen personas muy estimulantes cuya presencia puede llevar el deseo a extremos insospechados). Una radicalización del yo, un fundamentalismo del que está solo y se convence de que su destino es vivir y morir en sí mismo (perdón por tanto cliché).

  Voy por una información más nueva todavía: tengo la teoría de que las frustraciones con las mujeres me hacen más militante de mi soledad. Como si traicionar la fidelidad que le debo a mi paz original trajera como consecuencia un gran disturbio emocional. A ver si me explico: uno está tranquilo con sus ideas, hasta que aparece alguien, un alguien que genera falsas expectativas y desilusión. Luego, todo se torna caótico. Más tarde, tras ciertas reflexiones tormentosas, surge otra reivindicación de la quietud inicial, del silencio primero del sí mismo. En síntesis, ¿para qué dejarse tentar por chicas si siempre terminás mal? 

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