Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 16 de agosto de 2019

Matrices del mañana




  Matrix, película que amo, puede hacerse realidad y no es novedad. O, como dice la canción, "el futuro llegó hace rato". Lo de estar conectados a aparatos en estado vegetativo no merece mayores comentarios (comparación bastante obvia). Hasta acá, nada de lo dicho parece muy original. El problema: ¿cuáles son las imágenes que vemos en nuestra caverna? La matriz que encierra a muchos está empapelada de pornografía. Sombras que se mueven en un mundo de desnudos y naturaleza fingida y reproducida artificialmente. Sin aura, desde ya ("la época de la reproductibilidad técnica").

  Porno, intervalos de Netflix, comida que te lleva un venezolano, drogas que te entrega otro extranjero (o no) y la vida que se te pasa en tu "zona de confort": soledad y un cubículo para vos. Desde ya, está descripción se limita a un segmento específico de la población: millennials. La categoría en cuestión se aplica solamente a jóvenes de clase media urbana. Hecha la aclaración, voy al punto que pretendo destacar: la pérdida de vínculos sociales. Porque Tinder y Happn no generan que la gente tenga más sexo o se den más noviazgos (según estadísticas, no la anécdota del exitoso que conquista con y sin aplicaciones). De la misma manera, el delivery no significa comer mejor. Tampoco las redes sociales socializan verdaderamente a otarios que se la pasan insultando en ellas. Digo, se construyó un gran calabozo virtual para el dragón que tenés debajo del pantalón...

  Antes, cuando se vivía menos y en peores condiciones, la religión daba larga esperanza a las masas: la eternidad. Ahora, que se vive más y mejor, la cultura se centra en un placer bien efímero: el orgasmo, big bang retroactivo hacia el cual van todos los esfuerzos humanos. Interesante cómo en otro tiempo, tiempo de penurias, el ideal era expansivo: Dios. Hoy el anhelo social, el de la humanidad culta y progresista, se concentra en los caprichos del clítoris, divinidad de este siglo. Sí, te tiro el título: "El clítoris: dios del siglo XXI". Les puedo asegurar que la anatomía femenina es muchísimo más demandante, cambiante e inconstante que la perfecta deidad judeocristiana. 

  Paja y agua para los camellos...

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