Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 24 de julio de 2018

Musa alterada



  El gran siglo de la soledad. En vano buscar compañía cuando las más fluyen en mareas verdes de las cuales tal vez no puedan salir.

  Un tiempo de espera, de prolongación del fracaso afectivo adolescente. Así las cosas. Momento de consolidar una visión realista, tal vez algo resignada.

  La propia insignificancia. No valer un duro entre tantos libros de caras que circulan por allí. Uno entre millones en una competencia inconsciente por no extinguirse. Casi todas las hembras para unos pocos machos.

  Se hace cuesta arriba construir autoestima en independencia de la mirada de los otros, de las otras, para ser preciso y no feminista. Quererse a sí mismo por sí mismo plantea grandes esfuerzos personales. Como seres sociales, muchas veces hacemos lo siguiente: primero nos vemos en la mirada de los demás, luego existimos. Como si no tuviéramos autonomía al margen de la chusma circundante, ya sea la del entorno más próximo o aquella peor de todas: la fauna antihumana de las redes antisociales.

  Seguiré el camino contrahegemónico de cantar y contar todos mis fracasos. No me inventaré éxitos que no tuve ni alabaré una era donde no consigo poner mi cuerpo en podio vaginal alguno. El verdadero rebelde de nuestro siglo acepta las cosas como son, dice la verdad y no se suma a la movida estúpida de los millennials, nietos descerebrados del Mayo Francés.

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