Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 11 de julio de 2018

El mundo de hoy (Juan Tierradentro)



 El mundo de hoy

Las madres luchonas son como una especie de "feministas machistas". Porque protestan y espantan, pero buscan abiertamente penes. Penes grandes, machos forzudos y castigadores. La luchona no quiere más afecto ni dulzura. Se queja, se caga en el padre abandónico. No obstante ello, lo sigue buscando, inconscientemente, en Tinder. Los hombres, sin embargo,  perciben su "luchondez" y huyen despavoridos. Aunque estén buenas, no asomarán su falo redentor a los portales de las beligerantes vaginas luchonas (puede haber excepciones, claro está).

  Los Millennials son andróginos tecnológicos. Una espcie de antropoide que se agrega a la gráfica evolutiva darwiniana, pero, aunque erguido y moderno, va atrás del astrolopitecus robustus. Un Millennial es alguien que no puede hacer nada con furia, fuerza, instinto, sangre, etc. Estimo que en el campo amatorio eyaculan en tres minutos y se dan vuelta a chequear el celular. Su cerebro marcha al son estentóreo del "trap" y la lectura le quema los ojos. Si esta especie gobierna al mundo, el mundo reblandecerá e irá volviéndose líquido, chorreando su belleza por el vacío espacial hasta desaparecer.

  Un marxista, hoy en día, es un verdadero forro. Pongámonos de acuerdo de una buena vez por todas: el marxismo no existe más.

  Los practicantes de yoga, los veganos y los orientalistas no hacen más que confundir al mundo con sus dogmas de falso amor, que descargan como mazazos en la cara de los hombres de a pie y de seres que vibran más bajo que ellos.

  Un gerente, un jefe, un supervisor, está alienado a tal punto que sueña con torturar a sus subordinados. No me chamuyen más: ser un líder es para un verdadero sorete ávido de cuotas de poder que goza con el sufrimiento de la gente.

  Ya no existen madres ni padres: existen consumidores ansiosos, perdidos, egoístas que arrojan a sus bebés a las manos de maestras jardineras y se van a combatir ferozmente al mercado, para luego volver, soñolientos y hastiados, y hacerlos dormir. Selfie sonriente para el Feis e Insta, click, y los 150 likes de los nabos de los "amigos" y "seguidores".

  Éste es el mudo que tenemos hoy. Quizás, estimado lector, usted encuentre demasiadas generalizaciones, pero sea justo y también vea las verdades expuestas. Saluda atte, Juan.

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