Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 5 de junio de 2019

Sueños locos CXXVI (Solcito multicolor)



  He pedido una señal y la recibí. El que busca, encuentra (lo dice Dios). Vi un sol multicolor. Podría pensarse en la Wiphala, bandera de algunos pueblos originarios, o en la enseña arcoíris del orgullo gay, pero no. Colores que ningún ojo humano observó: no los puedo describir. Posible adelanto de lo que será la vida eterna. Un mundo nuevo se nos ha reservado...

  Un sol lleno de color, color que cambia una y otra vez. Colores. Matices: a veces más brillante, a veces más apagado. La energía indescifrable del Dios Vivo.

  El sol frente a mi ventana, la de un décimo piso que mira al Sur. Sol que late, que respira; que exhibe una curiosa liquidez, como si pudiera haber estrellas de aguas coloridas.

  Sol con rayos rectos y curvos, como el de la bella bandera de la Argentina. Patria Nueva en un horizonte cercano. Luz, pero no calor que mata. Tan sólo el espectáculo visual.

  Le pedí al Señor una señal más, además del mismísimo sol de todos los colores y el ningún color (de los conocidos en esta galaxia). Vi en el astro luz el rostro de una mujer que amo. Sentí la fuerza del milagro en el alma. Luego volví a lo bajo del mundo físico y me creí humillado por un demonio: noté la figura de un pene. Segundos después, la esperanza me volvió en la silueta de una  embarazada, imagen mundana de la Virgen. Finalmente, la carita de mi hijita por venir me alumbró desde el centro del Sistema Solar.

  Tal vez esta revelación se deba a lo que un sabio judío de Odessa dijo sobre mí: "Vi tu aura. Sobre tu pecho, bien grande, el sol".

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