Hijo de la miseria

Lugano, vieja. Yo soy el negrito que siempre estudió y trabajó y que nunca se metió con nadie. El boludo. El rechazado por todas en la adolescencia y los primeros años de la adultez. Ahora, a los 30, me miran aquellas que me ignoraron cruelmente. Como si fueran mandadas por Dios, vienen llenas de bendiciones. Pero yo sigo mi propio camino, baby: paja y agua, like a horse; you know, because i want to be free forever... Anyway, elijo pasar mi tiempo libre en la Biblioteca Nacional o en el parque, corriendo. O juego al ajedrez en línea. Como descarga, la pornografía. Eligen a los malotes del vecindario y luego lloran su suerte. ¿Quién las obligó a fornicar con pandilleros y rufianes de diversos pelajes? Lamentablemente, los niños imitarán las malas prácticas de sus mayores y se entregarán a los vicios. Generaciones y generaciones de bribones, y mujerzuelas ensanchan la base de la pirámide social casi hasta el infinito de un comunismo degenerado y degenerador que todo se traga. Sin lugar a dudas, vivimos y padecemos una era de agujeros negros...