Los años sin sexo

  Yo estuve seis años y medio sin sexo. Me igualo a los judíos en tanto y en cuanto gran maestro universal de la espera. "El año que viene, en Jerusalén". Y pueden pasar dos milenios. Pero para Dios, mil años son como un día. Lo importante es siempre ir para adelante: "Con fe, con esperanza". Job nos enseña, junto a Don Julio Grondona, que "todo pasa". Los árbitros te pueden mandar a la B, pero volverás y serás una Libertadores de América ganada en Madrid, ante el rival de toda la vida. Yo, el Amigazo de Jesús, pese a mi aspecto de griego joven, bello y venerable, llevo en el alma la marca de la santidad propia de los grandes varones del desierto. Y de cierto os digo que vosotros estarán bien. Las lágrimas serán secadas. Pronto multiplicaremos los panes y los planes y comeremos pescados junto a las putas...