¿Para quién o para qué ser la mejor versión de uno? La respuesta tal vez viva en la misma pregunta, ¿no? Más allá de las dudas que me invaden y las seguridades que me evaden, cumplo el camino de mostrar la fantasía, la soledad de un hombre inmerso en un mundo de lenguajes, valoraciones y significados.
Cristo dijo que el hombre no vive solamente de pan. El famoso algo más. O alguien. La búsqueda. La pérdida. El transcurrir de los días, de una vida que no halla su correlato en otras verdades.
No importa la fatiga: el Profeta debe subir la montaña. Solo. Y solo descenderá más sabio. Una vez en el llano, dirá que en la cima aprendió que se puede prescindir de todo el bullicio de la ciudad (putas, gritos, maldiciones; mentiras y sermones de los que no se atrevieron a escalar las más altas cumbres del esfuerzo humano).
Nacer para siempre.
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