En esta oportunidad, quería expresar algunas consideraciones sobre Detrás del silencio, breve documental de Diego Adrián Grosman. La producción del realizador argentino dura apenas media hora y trata sobre las vivencias de un conscripto judío durante la Guerra de Malvinas, Silvio Katz, que nos cuenta el antisemitismo y el maltrato que sufrió por parte de sus superiores en el frente de batalla.
Antes de ahondar un poco más sobre los tormentos padecidos por Katz, quería recomendar enfáticamente que vean el material. Corto, entretenido, conciso, bien filmado. Muy buenos planos, imágenes llamativas, óptima calidad de sonido. Impresiona desde la primera escena, cuando se escuchan los pájaros del amanecer, en el momento en que el excombatiente sale de su domicilio para ir a trabajar.
Siempre se habló del antisemitismo en Malvinas: la oficialidad y suboficialidad que maltrató a jóvenes reclutas por el mero hecho de ser judíos. En Detrás del silencio, tenemos un testimonio en primera persona. No queda todo en simples habladurías, mitos y leyendas. Un hombre, con nombre y apellido, pone el cuerpo frente a la cámara y cuenta, junto a otros veteranos de guerra, el calvario padecido. Sin haberlo pensado siquiera, utilicé la palabra "calvario", que remite al sitio donde falleció Cristo. Digo, es paradójico que militares tan católicos hayan martirizado a muchos hebreos so pretexto de que estos mataron a Jesús, ¿no? Curiosa distorsión del Evangelio.
Me adelanto a posibles objeciones por parte de nacionalistas católicos, locos, cospiranoicos, patriotas exacerbados y otros machos del teclado. Para empezar, escribo a título personal. Reivindico la soberanía argentina sobre las Islas del Atlántico Sur. Soy cristiano. No simpatizo con la izquierda. Menciono estas cuestiones porque nunca faltan los argumentos ad hominem. "Es judío, ellos siempre se victimizan, son la quinta columna del Imperio y Verbitzky y"... Paremos acá: Silvio Katz es portero de una escuela. Un tipo de clase media baja. Sin estudios superiores. No estamos frente a un hombre de éxito, de gran fortuna. No vemos en el documental a un empresario, periodista, actor, político, científico o intelectual. Apenas un ciudadano común, humilde, de perfil bajo. Como cualquier argentino hijo de españoles, italianos u otros. ¿La diferencia? El apellido y la religión. El padre escapó de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.
Vamos con el realizador: no es un hombre de izquierdas. Porque no faltará el que empiece con Verbitzky, Bregman, la campaña desmalvinizadora, la leyenda negra y demás. Por el contrario, Diego Adrián Grosman, hombre al cual conozco, es bastante belicoso y derechoso. Eso no significa que se deba dejar pasar agravios graves con la excusa de la defensa nacional, "el fragor de la guerra" y otros pretextos inventados para invisibilizar el dolor de los débiles.
Me parecieron necesarias las aclaraciones para evitar malos entendidos, comentarios cargados de malicia y mentiras varias. Cuesta admitir que no todo fue patriotismo y heroísmo por parte de nuestros hombres en Malvinas. Repito: yo digo que las islas son argentinas. No soy zurdito pacifista ni simpatizo con cierto sector macrista del tipo Fernando Iglesias, que quiere entregar el territorio a los británicos a cambio de un cóctel en la embajada. Para nada. Es más: mi formación adolescente se dio en el marco del nacionalismo católico y el relato malvinero. Pero pecaría contra mi conciencia no escuchar el drama de un ser humano solamente porque contradiga mi ideario sobre un hecho histórico.
No es mi intención hacer spoiler sobre Detrás del silencio. Advierto solamente que los testimonios son fuertes. Por ejemplo, Silvio Katz cuenta que fue obligado a comer alimentos que se encontraban en medio de materia fecal. También lo forzaron a poner sus manos desnudas en un lago de agua helada. ¿Con qué fin habría él de inventar todas estas cosas? No busca dinero. Justicia nada más. Tampoco tiene ningún tipo de animadversión hacia las instituciones castrenses o al Estado Argentino. Luce con orgullo su medalla de combatiente. Pero le pesa que un torturador lleve la misma condecoración que él.
Si no me equivoco, hay una causa penal en curso por el caso Katz. No es la única. En juzgados del Sur, se están dando cita militares acusados de torturas. Algunos de ellos hasta llegaron a negar la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas con tal de anular el proceso, pues los tribunales argentinos no tendrían jurisdicción allí. Ese argumento equivaldría a reconocer que se maltrató a soldados, pero fue en suelo británico o en disputa. Por otro lado, no queda bien frente a la sociedad el que reniega de los reclamos de su patria con tal de salvar su pellejo. Ahí tenés el verdadero cipayismo, la entrega al pirata inglés...
Agrego unas últimas cositas a este humilde articulito. No puedo evitar acordarme del Caso Dreyfus al ver el infierno que sufrió Silvio Katz. Un militar francés fue acusado de traición a fines del siglo XIX. El proceso fue finalmente invalidado. Se demostró que se culpó a un inocente solamente por ser hebreo. Desde ya, no fue el único ejemplo de antisemitismo contemporáneo. Pero generó una conmoción muy grande en la sociedad de su tiempo. Acá, por el contrario, parecería estar naturalizado que no haya oficiales judíos en las Fuerzas Armadas y otras situaciones de discriminación que todavía persisten.
Con este texto no pretendo desacreditar la Guerra de Malvinas ni mucho menos elogiar a los británicos. Simplemente, quiero ayudar en la difusión de un documental que, creo, merece ser visto por todos. Cada cual sacará sus propias conclusiones. Queda abierto el debate. En lo personal, reivindico el accionar de muchos oficiales, suboficiales, soldados y personal civil. Pero creo que no todos fueron héroes y algunos deberían ser juzgados con la máxima severidad por sus crímenes. Independientemente de lo que diga la Justicia luego de casi cuarenta años del conflicto, estimo que los torturadores serán torturados por la conciencia hasta el fin de los días. Otros, en cambio, pese al dolor, están en paz consigo mismo y los demás.
Antes de terminar, recomiendo ver la película El visitante. Le gustará a los patriotas porque aparece Almafuerte tocando el tema que Iorio le dedicó a los combatientes de Malvinas. Curiosamente, el guión fue escrito por José Pablo Feinmann e interpretado por Julio Chávez (Hirsch). Digo, los judíos son tan o más argentinos que cualquiera de nosotros (parece un chiste de mal gusto que todavía haya que aclarar lo obvio). Otra persona de la Colectividad que reivindica con fervor la Causa Nacional es el señor Carlos Maslatón. Vaya mi reconocimiento a él, a Diego Grosman, a Silvio Katz y a todos nuestros hermanos mayores en la fe. Se tenía que decir y se dijo.
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&url=https://vimeo.com/103075995&ved=2ahUKEwivvsGhrbfiAhXUCtQKHY3pAEo4ChCSrQEwBHoECAIQAQ&usg=AOvVaw03xdBL-J_uw08m1QD3TwM8
Veremo ....
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