Verse rodeado de pánico, sudor, gritos, caballos, locos, cañones, canciones peores, poemas fieros, visiones pardas, versiones tardas y ratas aladas es descubrir que la noche está aún por realizarse en un milagro de caridad, decencia y dignidad: abrirle el paso al amanecer es la redención del satánico y desnudo cielo nocturno...
Entonces es un entonces. Las sombras ya no son más. Explota el día, la alegría, y las piernas tatúan surcos en la tierra ebria de rocío y trasnoche. Ya los temores se apagaron. No hay lunas orientales ni doncellas perplejas. Florece el universo y los colores. El mundo es mío.
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