Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

jueves, 6 de febrero de 2020

El trabajo sexual en la Argentina del siglo XXI



 
  En la Argentina de hoy, del año 2020, tenemos muchos debates en curso. Los más importantes giran en torno a legalizar - o no -  ciertas prácticas: consumo y venta de drogas, aborto o ejercicio y frecuentación de la prostitución. Sobre este último punto, quiero hablarles hoy. Obvio, siempre desde la mirada particular y polémica que me caracteriza...

  Para los lectores impacientes, diré que, en principio, estoy a favor del trabajo sexual. Siempre y cuando los sujetos involucrados sean mayores de edad, obren libremente y no haya presiones de ningún tipo. No sé si hay o no trata de personas de la forma en que lo denuncian la Iglesia Católica, las feministas y los partidos de izquierda. Ahora bien, ciertas "whiskerías" en medio de la nada me generan mucha desconfianza. Desde ya, uno condena toda privación ilegítima de la libertad, todo abuso y toda conducta contraria a la integridad física del otro. Pero creo que alguien consciente de sus actos puede, de manera totalmente libre y voluntaria, darse a la que vulgarmente denominan "la profesión más antigua del mundo". ¿Acaso no es un lema de estos días el "mi cuerpo, mi decisión"? 

  Otro argumento muy común para la legalización del trabajo sexual se aplica en relación al aborto y al consumo de drogas: lo prohibido genera una gran negocio para policías, jueces y otros funcionarios públicos. Además, aquello que no está regulado suele carecer de normas elementales de higiene, seguridad y salubridad. Hasta acá, todo lo que dije pertenece al ámbito de los lugares comunes. Nada nuevo bajo el sol. Pero me gustaría dar mi mirada sobre el tema...

  Soy, católico, pero no coincido con la postura de mi admirado Papa Francisco sobre el tema. Los extremos suelen coincidir: feministas y cristianos, por distintos motivos, convergen en opiniones similares sobre la materia. Centran su discurso en la dignidad del cuerpo de la mujer, condenan la cosificación, llaman al hombre a cambiar su conducta. Como lo adelanté en párrafos anteriores, lo veo de otra manera. Me hago rogar...

  Bueno, resulta que no hay miradas masculinas sobre el tema. Miradas sinceramente masculinas, no de manginas aliados de las feministas abolicionistas, o de las feministas tipo Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (la organización liderada por Georgina Orellano). He leído, en las inmediaciones del Hospital Álvarez, hace unos años, consignas como "para la puta la culpa, para el cliente la disculpa". Otra muy común es la de la campaña de "sin clientes no hay trata". Ahora bien, ¿cuál es la causa primera de todo esto? ¡El deseo sexual! ¡Sí! Me dirán las sacerdotisas en estudios de género que se trata de algo cultural. Creo que no: las erecciones nocturnas y matinales constituyen la evidencia empírica de las pulsiones biológicas que acompañan a los varones a lo largo de casi toda la vida.

Supongamos que unos muchachos muy feministas, muy deconstruidos, abolicionistas hechos y derechos, deciden no ir nunca más a ciertos lugares. O nunca fueron y saben que jamás irán a esos sitios estigmatizados de las ciudades. Bien. Seguramente tendrán parejas con las cuales darán y recibirán placer. ¿Qué pasa con los solitarios? ¿Qué hay de los célibes involuntarios o incels? ¿Dejamos que se maten a pajas? Luego los condenarán por "pajeros". Eso si antes no prohíben la pornografía por motivos similares a los que se aplica a la ilegalidad del trabajo sexual (cosificación de la mujer, posible trata de personas, dignidad del cuerpo, etc).

  Me dirán, tanto feministas como católicos y evangélicos, que tener sexo no es una necesidad fisiológica, como comer o dormir. Cierto. Pero serían hipócritas si me negasen que el deseo carnal es una fuerza muy fuerte. El famoso dolor de huevos. O las eyaculaciones involuntarias en distintos momentos del día, fruto de pensar demasiado en el goce no alcanzado. ¿Vamos a mandar a los hombres solos a rezar? ¿O, mejor aún, enviaremos a los célibes involuntarios a talleres de "nuevas masculinidades"? Todo, mientras las mujeres disfrutan de comerse unos suculentos penes. Es fácil para un rico decirle a un indigente que no envidie su fortuna...

  En general, al hombre se le hace más cuesta arriba a la hora de seducir. Se ve en Tinder y Happn, donde muy poquitos tienen éxito. Del mismo modo, en redes sociales como Facebook o Instagram, el común de los tipos no levantan ni sospechas, mientras que ellas reciben atención al por mayor: "likes" en gran cantidad, mensajes privados, invitaciones, elogios. El mercado sexual es muy desigual, las chicas ostentan una mejor posición. Y no me refiero a modelos o a jóvenes que hagan gala de una imagen hegemónica de belleza. Hasta la más normalita tiene más suceso que un pibe del montón para arriba. Los mismos parámetros de internet pueden aplicarse a la vida presencial, por ejemplo, en los boliches: la mayoría de los vagos acaba la noche sin haber recibido siquiera un besito de alguna. Valen estos criterios para otros espacios, como clubes y universidades. La minoría de guapos se quedarán con todo. Algunos rescatarán algo. Pero muchos pasarán por un montón de ámbitos sin ser mirados por lo menos. Todo lo expresado en este párrafo resulta un tema tabú. Ningún muchacho ha de reconocer una sequía sexual prolongada o un fracaso rotundo en materia de relaciones. Se puede admitir que se está desocupado o en la cárcel, pero nunca jamás que hace años que no se tiene intimidad. El que incurra en semejante humillación, quedará más que descartado de cualquier remota posibilidad de copular. 

  Dirán que los hombres que no tiene éxito con las mujeres pueden mejorar su imagen corporal: gimnasio, cremas, linda ropa, perfume. Sí, pero no alcanza solamente con eso. Conozco varios casos de tipos con buena presencia que no se levantan ni a la mañana. Yo mismo, siendo bien parecido, blanco, de lindos ojos, buena altura, brillante sonrisa y cuerpo medianamente trabajado, he estado seis años y medio sin sexo. Obvio que ayuda el dinero, la actitud y todo lo demás. Pero nada garantiza nada. A Seguro se lo llevaron preso. Por otro lado, puede pasar que uno reciba propuestas, indirectas e indirectas, pero proveniente de personas no deseadas. ¿O acaso por ser varones estamos obligados a decir siempre que sí so pretexto de que "en época de guerra, cualquier agujero es trinchera"? Ahí hay otra: la mujer coge con el que quiere, mientras que el hombre coge con la que puede...

   No me fío de los que descalifiquen esta nota desde el anonimato o desde un pasado inventado. Uno lee Facebook y parece que son todos grandes cogedores, con vergas enormes y que han chupado las conchas de las más lindas de Instagram. El argentino promedio suele ser mentiroso, vanidoso, orgulloso y gran simulador (por algo existió la serie Los simuladores).

  En lo personal, tuve mi primera vez a los catorce con una prostituta. Luego, reincidí a los 18. Y de ahí, todos los meses, hasta llegar casi a los 22, cuando renuncié a este hábito. Digamos que me bajaba la autoestima el tener que pagar. Me sentía mal. Una vez fui a un puterío y no me gustó ninguna de las chicas que trabajaban esa tarde, por la zona de Tribunales. Al irme, una meretriz despechada me gritó: "¡Feo, sucio, mogólico! ¡Tenés que pagar para coger!" Horrible. Medio que me traumó. Sucio no soy porque me baño todos los días. 

  Volvamos. Hay distintos tipos de hombres que suelen ser rechazados por el común de las mujeres: enanos, gordos, pelados, narigones. Los "feos". No creo que exista la belleza, sino parámetros occidentales de ella. Aunque convengamos en que, si no das cierta imagen, difícilmente la pongas. O tal vez lo hagas, pero tras muchos fracasos y pérdidas de tiempo y plata en salidas infructuosas.   

  Vamos con un refrán muy argentino y sabio: "La novia es la puta más cara". El otro día, leí un posteo en Facebook del polémico economista Nicolás Salvatore. Decía algo así como que salir a cenar a Palermo, a un lugar tranquilo, cuesta tres mil pesos (y sabemos que siempre paga el hombre). Bueno, seguía él con lo siguiente: uno, cuando está conociendo gente, por ahí sale dos veces por semana, o más, con la misma persona u otras. En total, según este profesional de las finanzas, se podría terminar gastando apróximadamente treinta mil pesos al mes (hay que contar estacionamiento y otros gastos). Desde ya, él pertenece a otro segmento socio-económico, pero a escala, da proporciones similares. Como barato, entre algunas cervezas y algo de comer, se pueden ir más de mil o mil doscientos pesos de la nada (en un lugarcito medio pelo). A ver: un caballero puede desembolsar un fangote de guita, mas eso no garantiza que la vaya a poner (la pija, porque la tarasca, sí). Con las trabajadoras del amor, uno se garantiza sexo sí o sí, y del bueno (las más de las veces). Porque puede pasar que, por generosidad y simpatía, un masculino consiga pasar la noche con su agasajada, pero ella le mezquine mucho en la cama y termine siendo muy aburrido y decepcionante... 

  Para comparar con el párrafo anterior, dejo los datos que me dio una trabajadora sexual vía WhatsApp (téngase en cuenta que el mensaje es de noviembre de 2019, por lo cual, debido a la alta inflación argentina, pudieron aumentar los aranceles). A saber: en el barrio porteño de Villa Crespo, servicio completo onda novios, y en horarios de lunes a jueves de 10 a 19 hs y viernes y sábados de 10 a 21 hs, la tarifa es de 2000 pesos argentinos e incluye sexo oral sin condón hasta el final, fantasías y masajes, más un plus de sexo anal. La chica en cuestión, una rubia cuarentona que parece de muchísimo menos y raja la tierra, hermosa total de ojos verdes. Pienso un día ir de visita...


 Creo que es muy fácil para las mujeres hablar del tema sexo y condenar a los hombres. Por un lado, se dice que aguantan más la abstinencia sexual (cosa que no creo, pero bueno). Por otro lado, y esto no se me podrá negar, ellas tienen más facilidad para conseguir un compañero para pasar la noche. Incluso, una cuarentona larga me ha mostrado en su celular la cantidad de jóvenes apuestos desesperados por darle cariño. No nos engañemos. Lo de la igualdad funciona nada más que como la invitación a vivir una utopía de amor y paz, mas en verdad sabemos bien cómo se mueve el mundo, aunque no queramos decirlo por vergüenza.

  A menos que seas el chico lindo de la clase, del gimnasio o el barrio, la tendrás bien difícil. Y hablo de salir con mujeres que a uno le gusten. No vale tratar al prójimo de "virgo" cuando sacaste a tu novia o amigarche de una cárcel, un geriátrico o un zoológico. ¡Así cualquiera moja el bizcocho! 

  Aclaro que no asocio directamente el consumo de servicios de prostitución con la "fealdad" de un hombre. De hecho, muchos varones bellos van con meretrices. Pero no puedo dejar de preguntarme por aquellos a los que les cuesta más conectar con el género femenino. Me parece egoísta condenarlos a la masturbación, considerada "violación telepática" por algunas feministas, cuando ellas pueden gozar de una rica chupada de concha y de una pija que las llene de orgasmos. ¿Acaso no tiene un muchacho el mismo derecho a dar y recibir un poquito de placer? 

  Entiendo que el motivo de la oposición de muchas mujeres a la prostitución es por el valor que se dan a sí mismas en un mundo de escasez sexual para el varón. Dicho de otro modo, la vagina es un bien sobrevalorado porque no abunda. Entonces, a través del noviazgo, el matrimonio y la convivencia, ellas pueden pedir lo que sea. Siempre tendrán esclavos dispuestos a todo con tal de complacerlas. Harán las veces de cajero automático, guardaespaldas, psicólogo, chófer, masajista, banco de esperma y chivo expiatorio. El mangina, el hombre sometido a la voluntad femenina con tal de obtener un huequito para colocar su pasión viril, hará lo imposible por un poquito de placer. ¡Mi reino por una concha! La ampliación del campo de batalla ha sido tan notable que muchos se han vuelto verdaderos cornudos conscientes con tal de retener a su lado a sus parejas. ¡Tremenda humillación! Por los mismos principios antes expuestos, esos de que ellas la tienen más fácil ligar que nosotros, digo que el camino del poliamor no conviene al grueso de los caballeros. Ya conté en otro texto el caso de una chica de 42, que salió conmigo, y que tenía doscientos "matchs" en Tinder. ¿Cuántas conquistas puede tener un tipo común en esa aplicación? ¡La verdad, eh! ¡No me vengan con estadísticas sacadas del INDEC! Hagamos mediciones sinceras, aunque nos muestren nuestra total indigencia...  

  Por ascetismo, por una elevada moral judeo-cristiana, o por la práctica de alguna disciplina oriental de autoconocimiento, un sujeto puede vivir sin sexo. Bien. Son elecciones. También están los asexuales. Y los "no-fap", aquellos que rechazan la masturbación y la pornografía. De la misma manera, otros sujetos buscan desahogarse yendo con prostitutas y me parece válido. Convengamos que la expectativa de vida creció, los plazos se extendieron, los casamientos han disminuido y muchos llegamos a los treinta en solitario (hemos elegido estudiar, viajar o trabajar de más). A su vez, debido al hábito de la gimnasia, la mejora en la medicina y la conciencia sobre el cuidado corporal y mental, se vive con mayor vitalidad, con lo cual, las pulsiones sexuales persisten con mayor intensidad a lo largo de los años. En este momento, un sujeto de cuarenta bien mantenido se encuentra en plenitud. Sin más preámbulos, pregunto: ¿qué vamos a hacer los que no podamos conseguir compañera a lo largo de estas primeras décadas del siglo XXI? Con treinta años, no me pienso resignar a la sequedad absoluta porque una feminista castradora me lo mande. Ya bastante la humanidad padeció el yugo de la religión al respecto.

  El trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro. Los futbolistas usan los pies. Los carpinteros, las manos. Los abogados, la lengua. Los políticos, la cabeza. Las prostitutas utilizan la vagina (y la boca y el ano según lo quieran). A no ser que me digan que el canal vaginal es sagrado. Todo bien con el culto a la Virgen María, pero muchas prefieren ganar un buen dinero como meretrices, que ser pobres infelices del servicio doméstico. Seguramente deberá discutirse el tema de los salarios, los precios, la macroeconomía y comparar con otros países. Pero incluso en naciones desarrolladas, con un sinfín de oportunidades, muchas eligen alquilar su cuerpo y no en una oficina, una fábrica o un negocio. Del mismo modo, y como siempre lo digo, en muchas ocasiones el matrimonio resulta una forma santificada de prostitución, ¿o acaso no hay personas que se han casado por dinero? Lo mismo aplica a noviazgos, convivencias o "amigos con derechos". No digo que sea la general, pero el obrar interesadamente no se limita al extinto rubro 59.

  Creo que la legalización del trabajo sexual acabará con la corrupción policial y las mafias circundantes. Ningún funcionario podrá chantajear a una meretriz a cambio de dinero o protección. A su vez, la actividad generaría innumerables fuentes de trabajo. Habría empleos directos, como los de las profesionales del amor, e indirectos, como personal de limpieza, chóferes u otros. Sin ir muy lejos, Las Vegas o Amsterdam deben gran parte de su prosperidad a las personas que ejercen la profesión más antigua. La Argentina podría multiplicar exponencialmente su cantidad de turistas y más en una época en la que carecemos de divisas.

  En cuanto a las relaciones interpersonales, entiendo que la legalización de la prostitución llevaría a que muchas mujeres bajen sus pretensiones. Un verdadero sinceramiento de los vínculos, un reperfilamiento afectivo. Millones se esmerarían en tratar mejor a sus potenciales parejas. Y muchos varones querrían más a sus novias, esposas o amigas con derechos. Se acabaría la locura de Sex and the City en el Tercer Mundo. La revista Cosmopolitan perdería razón de ser. Ningún varón se martirizaría por un poco de atención femenina si tuviera la posibilidad de acceder a ella por otros medios. Pero bueno, algunas quieren detentar el monopolio de la actividad sexual. 

  Quizás, al principio muchas odiarán la legalización del trabajo sexual. Sentirán que perderán poder sobre los hombres. Pero a la larga, en relaciones de igualdad, de amor y comprensión, todos saldremos ganando. Muy pocos tipos querrían vivir yendo de putas si tuvieran la posibilidad de ser queridos en serio. Porque, a decir verdad, más allá de las comedias románticas, lo que falta es amor en nuestra sociedad. Parece que solamente se quiere un compañero para pagar la cuota del auto, el departamento o las vacaciones al Caribe, las cuales servirán para llenar Instagram de fotitos, para envidia de las vecinas. Se tiene que acabar la era de la apatía, del "me duele la cabeza", de los maltratos y las infidelidades. Nosotros también sufrimos y la pasamos mal y queremos un poco de afecto. 

  El matriarcado se va a caer...


  

   

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