Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 19 de septiembre de 2017

Sueños locos CVI (El operativo)



  Me dejaron a mí a cargo del operativo. División Drogas Peligrosas. Podría hablar de Drogas Deliciosas, pero no corresponde pasarme de vivo siendo policía. Ya bastante que accedí a dar este testimonio, cosa que me puede costar la carrera. Aunque no creo: con Macri se labura mejor que con los Kirchner. Antes no podías pegarle un tiro a un negro que ya te caían los putos Derechos Humanos a romperte las bolas. Ahora metemos preso a un pibe todos los días y dormimos tranquilos que no se están con pavadas de procedimientos y detalles burocráticos. Yo entré a la Federal por la guita y para meter bala, no para llenar papelitos. Mi viejo estuvo en Robos y Hurtos (robaba y hurtaba).

  En la calle Venezuela, pusimos el retén. Un Fiat Palio gris con una sirena arriba, unos conos naranjas, dos monos de pelo largo con armas largas y la campera azul con las letras PFA hacían el show. Arriba del coche, una morocha escribía con la notebook las cosas que nos piden desde arriba. Yo miraba pasar los vehículos a ver si notaba algo sospechoso. Soy muy bueno parando gente: de diez que paro, siete tienen un asunto turbio. 

  Las tres de la tarde cuando pasó un colectivo igual a un 103 pero despintado y bastante roto. Manejaba un gordo grasiento y todo transpirado. Raro que sude tanto en invierno por más sol que haya. Tengo ojo de águila, veo todas estas cosas. Por algo me dicen "El Psico" o "El Obse". Arriba del bondi, iban dos rubias que estaban para el crimen. Poco común que semejantes yeguas viajen en ese cacharro. Toqué el silbato y la unidad se detuvo. Igual, bastante lenta iba en esa callecita donde andan a dos por hora ya desde el Bajo.

  Me subí al colectivo solo. Sabía que las minitas no estaban enfierradas: los tops cortos que llevaban permitían ver la cintura y el abdomen. Por lo demás, dudo de que tuvieran un caño casi metido en el orto. Es incómodo sacar un arma de ahí. Si intentan algo, mueren en el acto. El gordo grasa dejó las manos apoyadas en el volante. Le pedí que siga la marcha porque no había lugar para estacionar semejante mamut. Lo hice doblar en una callecita para luego tomar Avenida Belgrano. La idea era acercarme al Departamento Central de Policía o a alguna dependencia con espacio para hacerme ver. Sabía que iba a ser - que iba a hacer - el operativo del siglo. 

 - Escúchame, rubia, ¿qué mierda hay en el tambor? -

- Nada. Podemos arreglar. -

  La mina que me dijo esto, apoyadas las manos sobre el tambor grande de acero gris - como si fuera un latón de aceite -, me hacía caritas junto a la otra compañera. El gordo, que era un negro de mierda, se había puesto más blanco que la merca. No sé cómo hacía para manejar. De pedo que no chocamos. 

  Llamé a mis compañeros para que nos dieran alcance con el coche. Subieron los dos monos. La mina se quedó. No quería que subiera. "Esto es cosa de hombres", me dije. Carlos, uno de los atorrantes, me miró luego de mirar a las minitas y se río. "¿Le vamo' a dar o no? ¡'Tan buenas las rubias!" 

- Sí, les vamos a romper el ojete a las dos entre los tres. Y si te descuidás, vamos a dejar que el gordo gato éste que maneja también coja, debe vivir a paja con lo feo que es el hijo de puta. Es más: primero vamos a hacer que se la chupen y nos vamos a cagar de la risa, las tenemos que descansar zarpado a estas guachas. Debe tener la verga llena de queso el vago. -

- ¿No vamo' a 'garrar ni un mango de acá? -

- ¡Dejá de joder, Carlos! Éstas pagan en especias, no en cash. Además, ya laburamos bien la semana pasada. Vamos a garcharnos a las putitas, a pegar un alto operativo y a quedar bien con los jefes. Están como locos queriendo figurar con la Bullrich. La borracha es igual de chiflada que Berni: le gusta la cámara y el flash. Se trata de salir bien parados vendiendo un poco de humo. Aparte, creo que este gobierno va a durar muchos años. Hay que ponerse a todo ritmo porque si no, nos mandan a la oficina y no agarramos nunca más un peso. Nosotros somos de la calle, perro. Aguantá que somos nosotros, vos sabés cómo es esto. -

 El bondi pasó por otro retén. Vi a una morocha de pie, al lado de un coche, que siempre me resultó sospechosa. Me parece que es buche del Gobierno o de los Derechos Humanos. Nunca falta algún garca infiltrado que no te deja laburar tranquilo. Igual, no paramos. No quería que me quiten mérito de un operativo que hice yo.

- ¿Che, hay un cadáver acá? - preguntó Carlos.

- No, merca. Kilos. Y es de la buena. -

  Juan, el otro tipo que laburó ese día conmigo, me dijo que ya mismo me tenía que ir a un estudio de televisión para anunciar los resultados del operativo. Se ve que el boludo contó todo antes de tiempo y el Gobierno aprovechó la jugada. En la puerta del canal, nos esperaban Bullrich disfrazada de Rambo, el Grupo GEOF, las cámaras, los curiosos, tipos de traje y un mundo de celulares grabando. Nunca pensé que me iba a pasar algo así. Cuando bajé del colectivo, me aplaudieron como no aplaudieron a los combatientes de Malvinas: era el héroe del pueblo. Igual, duró poquito la atención sobre mí: resulta que las dos putitas que llevamos presas llamaron la atención de todos los pajeros: "Las narco hot" titularon los medios. Al tiempo, las dejaron libres porque denunciaron trata y violencia de género: el garrón se lo comió el chofer del micro, un pobre gordo perejil que ahora lava taper en Marcos Paz mientras que ellas están en Bailando por un Sueño. 

 Lo peor de la historia no es haber salido en la tele - prefiero el bajo perfil para mantener mis curros a la sombra - ni la injusticia que se cometió con un pobre pelotudo. Tampoco me amarga no haber agarrado ni un sobre en toda la movida. Me pone mal que no me pude garchar a esas trolas, todo por el boludo de Juan que llamó arriba para hacerse ver. Aunque le salió bien la jugada: lo pusieron de custodio de la ministra. Come en los mejores lugares y se la pasa tomando con la borracha. ¡Chupaculos!    

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