Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 5 de agosto de 2020

Sueños locos CXXXIV (Hora de Horacio)




  Tarde de caminata, desquite pospandemia. Pasión de atravesar barrios y de dejar atrás esquinas, caras, negocios, figuras de mujeres hermosas. Ir por más con mis pies. Ir por todo aquello que me perdí por el criminal encierro impuesto por la OMS, los gobiernos, los medios, las farmafias y la que los parió a todos. ¡Aguante Donald Trump!

  Llegué a la confluencia de Flores y Parque Chacabuco, una amalgama de casas y monobloks con una apariencia renovada, más inglesa quizás: más naranja, más ladrillo, menos argentina. Tal vez por el Plan PROCREAR o alguna iniciativa estatal para urbanizar villas miserias. Nada que ver con los barrios que conocí y que en su día caminé. Más comercios, más actividad. Nadie hubiera pensado que en esas cuadras se cometían robos y homicidios todos los días. Hasta la gente parecía más blanca, como si se hubiera fotoyopeado antes de salir de sus casas. Me sentía como en un suburbio londinense, pero sin las personas de color ("no blancos", para Viki Donda; como si ontológicamente el ser fuera la blancura y todo lo demás, una vil negación de ella).

  Dije que llegué a la confluencia de Flores y Parque Chacabuco, pero en una versión anaranjada, más inglesa. Allí hubo villas y miseria por doquier, pero se dio una transformación muy difícil de explicar. Como si las masas se hubieran cansado de la ideología pobrista que por años gobernó a la Argentina, sin distinción de partidos políticos. 

  Parado en el cruce de dos avenidas, - avenidas repletas de autos, peatones, con semáforos y carteles luminosos colgantes - escuché un grito que caía desde todos los balcones, desde todas las ventanas: "¡HORACIO! ¡HORACIO! ¡HORACIO!" Incluso muchos automovilistas y motociclistas replicaban las voces. Quedé paralizado ante tal eco social. ¿Un pedido de justicia? Difícil. Con tantas cámaras por todos lados, los crímenes se perdieron allá lejos y hace tiempo. 

  Vi correr a un niño por el medio de la avenida de doble mano, con el tránsito paralizado y con el barrio que gritaba su nombre: ¡HORACIO! ¡HORACIO! ¡HORACIO! ¿Se había extraviado? Un joven de pelo largo casi le aplasta los pies con la bicicleta. Justo apareció la madre, una chica preciosa que abrazó al chiquito y empujó con fuerza al ciclista, que por poco no cayó al asfalto. Se oyeron aplausos provenientes de los edificios de apartamentos y se multiplicaron los bocinazos. Seguía sin entender bien la situación.

  Una abuelita notó la extrañeza que irradiaba mi mirada forastera. "Hijo, es la hora de Horacio, un nene de ocho años con autismo. Todos los días, a las seis de la tarde, él sale a caminar entremedio de los autos y las motos. Todos paran. Menos el bobo este que apareció con la bici. Los vecinos gritamos bien fuerte su nombre para que todos sepan que él anda por la calle paseando".  

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