Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

jueves, 2 de abril de 2020

Crónica de la cuarentena en Lugano 1 y 2



Me preguntaron cómo se vive la cuarentena en Lugano 1 y 2. Difícil. Un hacinamiento importante, en departamentos pequeños. En muchos casos, hasta tres generaciones comparten el mismo espacio (usualmente, tres ambientes, pero de los estrechitos). Acá suele ser común el fenómeno de la "mamá luchona" repleta de "bendiciones". No lo digo por estigmatizar, sino para graficar la realidad de mi barrio (aunque los estereotipos resulten poco felices). Además de madres solteras y niños pequeños, también abundan las viejas chusmas que, lejos de cumplir con el decreto presidencial, pasean al perro mil veces al día. A estas doñas dicharacheras, hay que añadir su contraparte: las viejitas malas que te escrachan en Facebook por el mero hecho de verte afuera (sin importar si vas a la farmacia a comprar mariguana medicinal para el abuelito, ellas te filmarán desde sus ventanas y al frente te mandarán). Clima espeso de delaciones e improperios para con los pocos que circulan por la calle. Parece alemania Oriental, donde la mitad de la población se dedicaba a espiar a la otra mitad. ¿Qué más? Todas las noches, a las 21 hs, los vecinos aplauden al personal de la salud. Aunque muchos aprovechan y usan esos minutos de homenaje como catarsis: lanzan pirotecnia e insultan por demás. Alienación. Hace unas tardes, escuché a una chiflada que hablaba sola, apoyados los brazos sobre el marco del ventanal. Creo que puede ser contraproducente todo esto del aislamiento en ciertas barriadas. No están dadas las condiciones objetivas ni subjetivas para un arresto domiciliario tan prolongado. Veo divorcios en puerta, violencia familiar, suicidios, depresión y estrés postraumático. A las limitaciones de metros cuadrados de las unidades, las más de ellas sin balcón, se suma el problema económico: buena parte del vecindario subsiste en la informalidad y la precarización laboral. Difícilmente las políticas paliativas del Gobierno consigan subsanar el lucro cesante. En suma, el coronavirus, extrema coyuntura mundial, se suma a una larga serie de falencias estructurales que aquejan a la comunidad. Por mi parte, observo con tranquilidad los fenómenos que se desarrollan a mi alrededor. Lamento sí no poder salir a correr bajo el sol, mi debilidad. Temo que me corra la policía, con justa causa. Por lo demás, hace veinte años que resido en este enclave del Konurmalo en la Capital. Como que nunca me adapté. Hice casi toda mi vida afuera del complejo: secundaria, trabajo, universidad y casi todos mis amigos. De adolescente, padecí "bullying" - no existía esa palabra en la Argentina del 2003 al 2007 - por tener pelo largo, escuchar heavy metal y no juntarme con los machotes malotes. Después, pasó el tiempo y varios de mis victimarios partieron para la cárcel o el cementerio (o combinaron ambos postrecitos). Otros fueron papás luchones lechones o papás garrones (o eligieron un mix de ambas paternidades, para más placer). Este cronista, rebelde a su entorno, eligió estudiar Letras en la UBA y vivir según sus férreas convicciones. Me han buscado mujeres, pero desistí hacerme cargo de hijos ajenos. Proseguí con mis proyectos y cumplí mis sueños. Anyway, espero haber respondido la duda que originó este humilde escrito. Sepan disculpar las digresiones y la densidad de mi prosa. Me considero minimalista, a lo Camus, pero cierta veta de un amigo ruso me ganó el corazón. Dios los bendiga. Con Jesús y la Santa Virgen.

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