Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 4 de noviembre de 2019

Sueños locos CXXX (Hitler y Alcides)



  Confieso que caí otra vez en el pecado de la adivinación. Pecado contra Dios o contra la razón (se supone que un egresado de la UBA cursó Pensamiento Científico, Filosofía, Sociología y otras materias que ayudan a ver lo nefasto del hecho religioso en sí). Prendí la tele y me puse a ver "Chamán Guraní", a través del Canal del Paraguay. Sobre un fondo que cambiaba de color todo el tiempo, a modo de experiencia psicodélica, hablaba un tipo cuyo rostro era una mezcla del de Hitler y el cantante popular Alcides (conocido por su tema "Violeta" y su pegadizo estribillo de "no la dejes ir, no la dejes ir, porque te lo digo yo"). Llevaba el bigotito igual al del genocida nacido en Austria. Curiosamente, también se peinaba como el Führer, pero teñido de rubio, pintarrajeado como techo de taxi, bien estridente, como si quisiera negar sus raíces negras. Sin embargo, pese a la férrea voluntad de germanizarse, el sujeto tenía las facciones, la expresión y el acento del ya nombrado intérprete tropical. Solía hablar mucho de Jacques de Mahieu en sus programas (nazi francés de teorías antropológicas y sociales disparatadas). Decía que los primeros guaraníes eran arios, que Colón fue un judío mentiroso y otras barrabasadas. Basado en un falso revisionismo histórico, negaba la misma historia, como si el dolor de millones no hubiera tenido lugar en los campos de concentración dirigidos por los nazis y sus colaboradores de los países ocupados.

  Dicen las redes sociales que el tipo es hijo de un criminal nazi y de una mujer paraguaya. No lo sé. Sí doy fe de que sus predicciones suelen cumplirse. A muchos amigos les ha dicho lo que iba a pasar o lo que debían hacer para evitar el mal. Incluso Rosen, un comunista descendiente de un polaco judío perseguido, lo veía, pese a insultarlo y querer romper la tele más de una vez. Yo me decidí a probar suerte y activé la videoconferencia. Me paré en el comedor y saludé al personaje más polémico del submundo bizarro: "Hola Chamán, soy Alan, de la Argentina, y quería saber qué va a ser de mi vida". Él sonrío sin mostrar los dientes y dejó correr unos segundos. "Hola, chamigo porteño. ¿Cómo le va? Mire, a 'uté' le va ir muy bien. Será el hombre 'ma' conocido de todo el mundo". No me sentí cómodo al recibir estas palabras de un antisemita. ¿Acaso habría yo de convertirme en un Adolf, en un Stalin? Enseguida, pensé que podía ser un Perón, un Borges; un Borges más un Perón con algo de la simpatía de Menem, el carisma de Guillermo Moreno y la misericordia y sabiduría del Papa Francisco con algo de la picardía de Maradona. Definitivamente, la Argentina tiene un destino universal. Yo mismo acuñé la frase benjaminiana: "Buenos Aires, capital del siglo XXI". Duhalde diría que estoy condenado al éxito. "Con fe, con esperanza", me alentaría mi amigo Scioli.     

  El Chamán y yo estuvimos unos segundos en silencio, yo con los pensamientos locos del párrafo anterior. Como para reponerme y no dejar un vacío que preceda al corte de la llamada, quise preguntar algo más: "Maestro, ¿seré conocido por algo bueno o algo malo? Yo quiero ser como Jesús, no como Hitler. No pretendo ofenderlo". Mi interlocutor rio con soberbia. Se lo notaba tranquilo, siempre dueño de la situación. "Mire, Alan, 'uté' será el hombre 'ma' conocido de toda la 'hitoria' mundial luego de 'Jesucrito'. Y no cometerá genocidio ni hará el mal. 'Dio' lo bendiga, chamigazo. Lo dejo 'poque' tengo mucha gente del otro lado que quiere hablar". Lo saludé con un "gracias", una sonrisa y un gesto de "chau" con la mano derecha y corté. Luego de unos minutos, quise apartarme de toda megalomanía, de todo delirio de grandeza. Comprendí que el mundo es lo que uno tiene a su alcance inmediato, más aquello que puede alcanzar con su esfuerzo, más la gente y los lugares que conocerá. Entonces, llegué a la conclusión de que voy a ser protagonista de mi propia vida, que no admiraré solamente logros ajenos y que lo mejor está por venir. Me fui a dormir tranquilo, sin miedo a morir en una cruz.  

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