Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 24 de abril de 2019

Señales



  Ayer me encontré con alguien que conociste, en algún lugar del Konurmalo. Alguno dirá "casualidad". Tres años que no veía al hombrecito. Yo iba caminando y ahí estaba él. No me reconoció por el pelo largo. Vos y yo nos cruzamos por última vez en marzo de 2016. No podés imaginar lo que me creció la melena. No visito al peluquero desde febrero del 2015. Me llega casi hasta la mitad de la espalda la marca de mi orgullo leonino, joven, vital y rebelde. 

  El hombrecito, no el pelado amigo mío sino otro, me hizo acordar de que yo solía bromearte con la canción de Arjona "Señora de las cuatro décadas". Nunca me dijiste cuántos años tenés. Supongo que 37. Porque sé que en 2001 te fuiste, justo cuando vino el Quilombo (con mayúsculas, obvio). Habías terminado la secundaria hace poco. Así que hago esa cuenta. Tal vez haya fallado en mis cálculos, tal vez...

  Vi al Hombrecito porque me quedé tiempo de más en mi trabajo. Pero había más chances de no encontrarlo que otra cosa. ¡Justo justo se dio todo! ¿Qué hubiera pasado si una vieja se caía en la vereda y no podía seguir caminando? Un minuto más tarde y me quedaba sin reencuentro. Pero Dios quiso que se dé. Todo por charlar con mi jefa de la vida y otras frivolidades. No creo en las casualidades. Por otro lado, en febrero, a pocos metros nomás del milagro de ayer, me vi con una compañera que ya se recibió. Me hizo bien su contacto, como si llevara con ella la magia de la egresada. Una pibita muy buena.

  Fuimos a una plaza con el Hombrecito. El banco de piedra otoñal le enfriaba el culo. Decidió invitarme a tomar un café. Menos mal, porque yo cobro recién la semana que viene. Hablamos. Hablamos de la vida y de otras frivolidades. No creo en las casualidades. Surgiste como tema de conversación. Dijo que estabas buena, con estas palabras. Yo asentí, ¿acaso podría negarlo? 

  Además de haberme topado en la calle con el Hombrecito, que me trae ecos de vos, me acordé de que mi actual partenaire sexual tiene más o menos tu edad, un color de ojos similar y nació en tu ciudad. Como dije en un texto anterior, se me ofrece una gama de opciones para armar y amar. Por lo menos, así lo veo yo. Ciertamente, habla mal de mí ver a las personas como una suma de partes, como un rompecabezas estético de estereotipos y estilos varios. Sin embargo, no creo equivocarme si sospecho que de mí trazan iguales o peores conjeturas: "Un porteño pelotudo de pelo largo, barbita, medio carilindo, sonrisa Colgate y cero pesos en el bolsillo". ¿Miento? 

  "Las comparaciones son odiosas". De todas formas, no me resisto a trazar patrones. Creo ver equivalencias, realidades yuxtapuestas, conexiones secretas, mensajes, señales. No digo que todas las mujeres sean una en verdad, pero algo hay. Desde ya, no intento afirmar que lo que se me da ofrece un mapa del futuro o un "es por acá". Quizás haya solo revanchas temporales, afectivas; reediciones de besos y abrazos que no tuvieron lugar en su momento. Porque yo te intenté y no te pude, pero ahora, una como vos ni me intentó y me ganó. Avanzo, me retroceden. Me retrocedo, me avanzan. Los años parecen querer mejorarse. 

  Una idea un tanto fastidiosa me agobia desde la infancia: la repetición perfecta de una misma cosa da lugar a variedades casi infinitas a fuerza de pequeñas fisuras en el sistema. Esto lo vi en relación a la geometría y a movimientos que devienen un tanto equívocos por la imperfección del ejecutante. Como una suerte de cisma o herejía que ocurre por centímetros. Y de ahí, algo nuevo surge. De un mismo orden, parecen emerger otros órdenes por la incidencia de un nimio desorden original. En el párrafo de abajo lo pondré en sencillo, para que no se pierda en lo abstracto...

  Decía que, incluso en medio de la rutina más severa, pueden darse posibilidades de sucesos inesperados. Por ejemplo, conocer a alguien. O reencontrarse con un amigo o compañero luego de mucho tiempo. Un corrimiento cualquiera, como quedarse tiempo de más en el trabajo, da lugar a un hecho impensado, maravilloso. Sobran ejemplos de gente que se salvó de una desgracia por motivos banales. También se cuentan historias de personas que cambiaron sus vidas para bien en situaciones casi de película. 

  Mucho se ha hablado del realismo mágico en la literatura. En verdad, no es una corriente que goce de mi interés o simpatía. Tampoco me disgusta. Mi búsqueda poética pasa por otro lado. Voy por un realismo real, si tal cosa existe. Porque creo que lo considerado como sobrenatural forma parte de nuestra cotidianeidad. No trazo fronteras taxativas entre un mundo y otro. Advierto lo extraordinario de ciertos acontecimientos, aunque asumo la trascendencia en la esencia y el ser mismo de la humanidad. El fondo de mi personalidad y de mis letras se enmarca en mi pertenencia a la Iglesia Católica. 

  No podía dejar de referirme a una faceta que te fascinó en mí: la clarividencia. ¿Te acordás? Cuando te dije que tiene algo basado en la experiencia, en la inducción, no te gustó. "No hay nada nuevo bajo el sol", dicen. Pero no, va más allá de eso. Incluso puedo predecir lo nuevo. El don mío es físico y metafísico a la par, científico y espiritual a la vez. No excluyo esferas. No te decepciones. 

  Quería reiterarte, rubia mía, que estoy cada vez más cerca. Alguna vez voy a pasar a saludarte. O tal vez no te salude, no sea cosa que me reconozcas y te sientas acosada. No es con vos. Es con la vida. Quiero decirle a ella que yo también soy un self-made man, un amigo de Donald Trump, un valiente y un héroe de la libertad. Todo eso sueño. Todo eso cumpliré...   

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