Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 4 de marzo de 2019

El beso de una flor



  Contra el sol, corro yo y me pierdo en la tarde. De valentía hago alarde y hundo mi esperanza en lo imposible. Palabras tontas nomás. Frases tiradas por azar. La verdad no reside en la pompa de mis dichos sino en la guerra a muerte que libro contra Juancho Talarga, el peor de todos mis demonios. ¿Qué sabrá él de mí para tratarme de asqueroso y degenerado? Aunque puede que alguito de razón tenga, ¿no?

  Dejo atrás diez kilómetros en cuarenta minutos. Las piernas me llevan al extremo. Atravieso barrios y veo alrededor el reflejo de otros tiempos. Busco señales para mitigar tanta angustia y creo hallar claves escritas para mí. Me cuesta entender el mundo. Acelero la marcha sin por ello dejar de persignarme frente a la Parroquia Cristo Obrero y San Blas. Rezo en mí por vos, por ella, por él y por todos. Incluso por las bestias que inventan pronombres en sintonía con su ideología. También son hijos de Dios, como yo, por mucho que me llamen hijo de puta ("hijo de yuta", me dicen unos nadies cara de nada).

  Me esfuerzo en mi correr. Imagino la batalla final contra Juancho Talarga. Se paraliza ante mi presencia. Le bato dos trompadas al mentón; lo desdibujo, la rompo como un crack. No niego que suelo experimentar temores, pero nada me hace dudar ante este enemigo secular que suele insultarme a menudo.

  Más allá del idiota de Juancho Talarga, reconozco mis limitaciones, mi locura, mi debilidad y mi pobreza. No estoy bien. La soledad me lleva hasta Pompeya en una corrida desesperada que busca trocar la noche marginal en amanecer perpetuo. Voy adelante por una redención que tal vez no encuentre, un perdón tuyo que quizás ya no merezca.

   Dedicado a IMF. 

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