Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

jueves, 7 de febrero de 2019

Gendarme loco (por Juan Tierradentro)



Todo bien, chichis, pero preferiría estar tomando un vino patero con Castellani, hablando de la psique, de la transformación en Cristo, de las bases ontológicas de la literatura universal. Y junto a Castellani, Perón: el Zorro me enseñaría a persuadir, a granjearme el fervor de las masas y a patear el culo blanco de la maldita oligarquía mundial. Me gustaría que ambos lean el prólogo de mi novela y me palmeen la espalda. Ya en pedo, quisera ver llegar a Marechal (¡cristiano y peronista!), fumando una florcita, acompañado de dos hippies andariegos buena onda: a golpe de palo santo y charango, espantar a los espíritus del sionismo y la Masonería internacional: enterrarlos en sus malditos túneles para toda la eternidad. Hacer una fogata con mi uniforme de gendarme y que salga un fuego verde del cuál emerjan los alegres fantasmas de todos los papas y vivarlos y mirar al cielo y ver a Cristo guiñándonos el ojo, asegurándonos con el pulgar levantado la aquiescente estadía en el Cielo, junto a Dios.

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