Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 8 de abril de 2018

La señorita de Amargo



 Cambio de recuerdo y voy directamente a las tetas grandes de alguien que cometió el error de acostarse conmigo. Musa local. Argentina. No diría de pura cepa, pero argentina al fin. Porteña porteña muy. Como tal, cosmopolita. Y yo, como dice la canción de Nelson Fistolera, "provinciano soy en la gran ciudad". Porque Lugano es un cacho de patria profunda que, con descaro, se mete en la Ciudad de Buenos Aires, más cercana a París que a La Matanza. 

  Pese a mi condición fronteriza, palabra la última que rima con "mestiza", cumplí con el ritual iniciático y burgués de hacer el viaje a Europa. No fui al Mediterráneo familiar. Conocí París, la ciudad cliché, y München, un pueblo grande de cielo chico. También anduve por Budapest, casi tan oriental como tu rostro. Como si fuera poco, padecí la depresión de Bruselas y comprendí a Baudelaire y su Pobre Bélgica. Admito, sí, que Brujas me hechizó con encanto medieval. Por cercanías nomás, caminé Amsterdam y lamenté no haber podido ser amado por sus mujeres. Palabras aparte merece Londres, donde sueño vivir si me lo permite Dios.

  Vos, que me conociste de la época en que limpiaba pisos por la zona del Abasto, no podrás creer esto que te digo. No me hice rico. Simplemente mejoré alguito en mi escala social a fuerza de estudio. Siempre con fe, con esperanza, con optimismo, con power, con amor propio. Nada, ahorré y viajé un poquito. Al estar lejos de casa, confirmé mi amor por la ciudad donde vivimos. Más allá del flagelo de la inseguridad, y de la gente sucia y maleducada, uno ama lo suyo, sin por ello cerrarse a las importaciones de gratos recuerdos del Viejo Continente.

  No te vi más. Cosas de la vida. Pasa. Pasa mucha agua debajo del puente. Pasan muchas aguas debajo de los puentes del Sena, del Isar, del Danubio, del Támesis. Vos viajaste más que yo, sabés de que te hablo. Dicho sea de paso, pasé por tu Praga amada, pero no encontré hospedaje. Me fui en micro a París con un enojo bien criollo. Uno no acepta la frustración. 

  Vos, chica de Amargo, barrio sobrio, te acordarás de los besitos en Little Horse, en Parque Centenario, para ser precisos. O tal vez no te acuerdes de nada. Mejor. Yo no valgo ni un lugarcito en tu memoria. La papelera de reciclaje me corresponde por destino.

  Ni sé por qué viniste a mi mente, porteñita. Tengo que escribir nomás. Me pagan por esto. Genero contenido. Despliego formas. Vendo memorias y elimino olvidos. Tal vez, si recibo un buen cheque por todo este verso turco, te invite a comer algo en el Barrio Armenio. Mejor dicho, escribí y vemos. Yo no te voy a decir nada. No olvidemos que hoy todo intento de revival, así sea un café de pura nostalgia, se considera, a los fines prácticos, "acoso". No creo que me juzguen "inimputable" sólo por vivir en un barrio periférico, con otra cultura (que vos llamarías "patriarcal"). Habiendo conocido Europa, no puedo hacerme el pelotudo: nuestra época estila, además de ver series en Netflix y viajar en Flixbus, tener una actitud pasiva para con el género femenino, ¿no? Anyway, el free walking tour ha terminado. 

  

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