Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

lunes, 9 de abril de 2018

La obsesión de mí



  Obsesión de mí, de mi arte, de mirarte, de mi versión de vos...

  Mujer del Norte. ¿Qué hay de ti? Te veo andar en esos desiertos imposibles donde hombres valientes, o desesperados, ensayan un Medio Oriente como medio de vida en un Occidente caro. Al mismo tiempo, en ese mismo estado de arenas atómicas y sol, te hago soberana de los mares, los puentes colgantes y las cárceles eternas defendidas por el tipo que siempre vuelve.

  Te imagino con auto. No hay otra posibilidad. Aunque extrañás la bicicleta. Llegás a tu trabajo y el mundo te sonríe. El cielo te quema la vista. Te acomodás las lentes porque la luz grita tanto que hasta penetra el edificio. No se puede escapar a tanta claridad. Vivís en un Londres a la inversa, a la adversaria de nubes y fríos.

  Decile a ellos, los hombres de tu harén, que digo yo que el lugar de ustedes es "un Londres inverso". Desde ya, omito el nombre del sitio. Pero se entiende con facilidad dónde apunta mi brújula. Cosa de pensar un poco. Porque tenemos el pacto no escrito de evitar datos concretos que te evidencien como musa. 

  El desdén que me has propinado por correo redobló mi estima y admiración a vos. La difícil. La que vive en Marte. La que se fue. La que nunca se fue. Y alguien, uno, que escribe porque no desea rozarse la piel con fantasías sobre vos.

  ¿Será que el abandono forma parte de la lección superior, la última? Dios nos enseña todo para luego dejarnos en la nada. El mundo muestra infinitos caminos, pero muchas veces se encuentra la persona frente al punto único de un aquí y ahora ineludibles: ver la cruz de la cúpula de una iglesia y sentir que por ese signo vencerás a la muerte, al pecado, al siglo y a la corrupción del sueño. Somos Constantinos de nosotros mismos.

  Destino cruel el mío. No quiero ser santo, pero no puedo prosar en tu piel. A falta de ella, buenas son estas humildes páginas que te loan desde el Sur. Voy a ser franco: si me hubieras aceptado como amante, me habría suicidado de puro amarte. Se ve que querías que escriba. ¿Erro si afirmo que te sobran hombres que te llenan de vida y vigor? Yo, en cambio, te dejo el semen negro de estas letras imborrables. Porque poca obra para la eternidad esas gotas de humanidad que se ahogan en un globo que yace en el fondo de un basural... ¡Terrible! ¡Grosería! Abismos. 

  Te agradezco el impulso vital que me diste al no darte a mí. Muchos hay que retozan en alfombras voladoras junto a sus amigovias, verdaderos soles de Oriente que perfuman la alcoba con incienso y besos fuego, besos flor. Amigo de llevar la contraria, este escriba desarrolla una reescritura de muchos relatos desperdigados en el inconsciente colectivo. Mientras el orbe gime, el hombre lo redime de olvidos e ignorancias.

  Te confieso que la asimetría entre ambos me cegó en tu favor. De haberte visto en una condición igual, como obrera y no como jefa de una multinacional, te habría acorralado sin padecer dilemas éticos de ningún fragor. Pero te me viniste envuelta en títulos de nobleza y eso me fabricó distancias, miedos, idiotez.

  Ahora, para ponerle fin a este escrito pobre en ingenio y rico en cariño, te digo que me generás mucha violencia a nivel hormonal. Porque la erección puede ser catalogada como una reacción agresiva. Al día de hoy, a dos años de que te vi por última vez, sigo con ganas de que seamos amigos que se regalan los cuerpos. 

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