Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

jueves, 5 de abril de 2018

Alguna de ciudad




  Norte, arriba. Avenida del Sol y unas cuantas calles que cruzan y que bajan al río. Algunas plazas por ahí, cerca de las vías.

  Pasan miles de mujeres. Las miro a casi todas. Me pregunto si alguna de ellas estará conmigo alguna vez. Me pregunto esto y más cosas, pero no consigo responderme. Camino, confuso, a algún lugar para perderme.

  Me doy cuenta de que no conozco todas las calles de la ciudad. Recorro los barrios residenciales y me dejo asaltar por el olor a comida caliente que se dispara desde las casas bajas. Siento envidia y hambre. 

  Camino confuso hacia algún lugar. Camino de caminos. A ambos lados de la calle estrecha, los plátanos custodian las veredas de la gente linda. Observo, feliz, a mis árboles favoritos. 

  Colecciono la imagen de hembras divinas montadas en autos de lujo. Hembras o diosas, también mujeres. Van en el aire, llevadas por los poderosos en carros igualmente poderosos. Digo, lo animal y lo divino mediado por algo de lo humano. Y el artificio, siempre presente entre los que mandan a la gente que va a pie.

  Sigo. Me hago ausente de otras cuadras. Me presencio total unos pasos adelante. Me río solo. No temo la mirada condenatoria de ningún potencial denunciante. Procedo con mi marcha.

  Entre tanto andar, el atardecer pinta de repente un cielo más y más opaco. Cada vez que miro arriba, oscurezco un poco. Tal vez mis ojos sean los autores de la noche.

  Buenos Aires es la prostituta más linda y cara del mundo.

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