Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 19 de diciembre de 2017

Sueños locos CXI (Falsa denuncia por acoso)



  Fiesta en mi graduación universitaria. Entre recibirse de licenciado en alguna humanística y terminar el secundario, no hay mucha diferencia: el mismo desprecio de las mujeres hacia uno, los mismos imbéciles de izquierdas por doquier y la misma mierda de profesores que se creen la reencarnación de Lenin. Sí recuerdo el patio: piso de cemento áspero, algunos canteros bajos de piedra sin vegetación, un mástil plateado con una bandera más grande que el cielo. Quizás fue la Escuela José Luis Delpini la que nos prestó las instalaciones, algo así. De tantos incidentes con la Internacional Progresista, la memoria me falla: todos los días pasa que me enfrento con algún zurdo, con alguna zurda (¿ven que uso su lenguaje "inclusivo", que en verdad es exclusivo de enfermitos y yihadistas de la ideología de género?).

  Lo mejor de la fiesta fue la representación que unas chicas hicieron de los combates de la Independencia: con música heavy metal, que algunas de las mismas egresadas tocaban, se desarrollaba una intensa coreografía que reproducía disparos, sablazos, corridas, cañonazos, arengas bélicas, polvaredas, arremetidas. Habrá sido que veinte señoritas actuaban: diez por el lado realista, diez por el bando de los criollos. Y cinco que interpretaban las canciones tipo Iron Maiden, pero con letras bien nuestras hechas por las susodichas. Un tema se parecía de "The Trooper". 

  Yo estaba solo. Fui el primero de mis amigos en recibirme. El resto de los que estaban conmigo en la ceremonia me eran adversos (y adversas). Yo miraba encantado la representación, con mucho entusiasmo, como siempre que hubiera algo patriótico. Me parecía raro semejante muestra de nacionalismo por parte de gente de izquierdas. Pero bueno, nunca falta la Bolchewoman que la arruina:

- ¡Flaco! ¡Se te cae la baba de tanto mirarme! ¡Pará un poco! ¡Desubicado! ¡No entiendo cómo esta facultad permitió que un machirulo como vos haya pasado tantos años con nosotres! ¡Respetá o te sacamos de la fiesta! -

   La individua mentía. No la miré de mala manera en ningún momento. Es más: mi mirada iba de lleno con el espectáculo en su conjunto, no con alguna dama en particular. Me sentí agraviado, injuriado, calumniado. No se puede esperar verdad de gente atea, abortista, maldita de Satanás. 

- ¿Me vas a denunciar por acoso? -

  Me reí y me fui. Aunque parezca cuento, la gente allí reunida me dio la razón. A la chica la dejaron sola. No hubo "sororidad" que valga porque yo no hice nada; repito, no hice nada. Y si hubiese contemplado atentamente a una persona mayor de edad, ¿dónde habría estado el delito? Sinceramente, yo me hago cargo de que he mirado y mucho, pero aquella vez quería disfrutar de una suerte de drama musical wagneriano metalero, no sé cómo decirle a eso tan lindo que me amargó la infaltable Bolchewoman de cada día.

  Obvio que me fui de ahí, con la cabeza en alto y la frente mirando al sol. Toda la chusma me abrió paso sin hacerme reproche alguno. Bolchewoman gritaba con la intención de generar un linchamiento contra mi persona. Dios obró el milagro de que nadie le haya hecho caso, ¡y eso que me odian todos los de mi promoción!

  Caminé mucho hasta mi casa. Tengo la costumbre de caminar cuando estoy feliz, enojado, alegre, triste. Siempre camino. Incluso cuando temo que algún marxista de género pueda dispararme por la espalda. Bolchewoman tiene por padre a un sujeto que fue terrorista de izquierdas en la década del setenta. Gentes bravas de Satán. 

  Al llegar a mi casa, vi a un premetro en la puerta. Me costó entrar al edificio con semejante vehículo adelante. En un resquicio entre el coche y la entrada, me hice muy delgado y pude ingresar. Recuerdo que la unidad contaba con un altavoz por el cual se escuchaban noticias de paro, crisis política, saqueos en todo el país, disturbios en las ciudades. Obvio que no funcionaba ningún medio de transporte público aquella tarde. Ardía Troya.

  Días después, me enteré de que el premetro fue sacado de las vías y puesto allí por unos ladrones del barrio, apoyados a su vez por grupos ultras que querían desestabilizar al inútil de Macri, el peor presidente de la historia argentina. 

  Ah, la denuncia por acoso nunca llegó porque no hice nada.    

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