Sol "Animal"
Sánchez era un terrible hijo de perra. Este "gurkha" era de ascendencia japonesa
pero el padre no lo reconoció. Lo cierto es que todos le decían "Chino".
“Animal” siempre
estaba dispuesto a arrodillarse ante todo extranjero o cipayo mayor. Lo único
que sabía hacer era maltratar a la gente a su cargo, la usaba como un
preservativo. Por portarse así, por abusivo, tuvo que afrontar un juicio: dos
expedicionarias embarazadas quisieron ser reconocidas por las injustas penas
padecidas. Ellas no soportaron el fuego amigo, los balazos de la propia tropa.
Esta bestia era odiada y temida por todos. Es cierto que no servía para una mierda pero el que sabe, sabe y el que no, es jefe.
La gente del cuerpo mercenario
1087 no olvida todavía lo que le dijo a un agente novato...
- Hay algunos caballos que parecen ser muy buenos pero luego
lo terminan defraudando a uno. En cambio, hay otros caballos por los que uno no
da ni dos pesos pero terminan siendo los mejores caballos: por eso te digo que
los pingos se ven en la cancha. –
- Entiendo.- Afirmó el estúpido novato, pálido como un cadáver.
- Otra cosa más: no te quiero ver tocando ni un alfiler porque yo te echo a la mierda. ¿Está claro? -
- ¡Sí señor! - Respondió el joven idiota.
Al poco tiempo, el verdugo vio los progresos bélicos del nuevo. Era muy bueno arrojando gas lacrimógeno y echándole napalm a los demás. Lo más importante de todo era que mantenía la limpieza y despejaba de cadáveres la pista de aterrizaje.
- ¡Escoba nueva barre bien! - Exclamaba el viejo mandinga ("más sabe el diablo por viejo que por diablo", se decía el señor Sol para autoelogio de su vanidad).
Todo iba bien pero un día hubo un problema: el novato no era tan novato y necesitaba un favor. Tenía que abandonar antes la zona de operaciones porque los vuelos comerciales estaban suspendidos en protesta por los repetidos actos de terrorismo. Era casi imposible tomar un avión con destino al lugar que fuera cuna de la aviación. Estaba obligado a irse antes del territorio ocupado pues tenía una vida que hacer como cualquier mercenario (no conviene dar detalles para no comprometer la integridad de nadie).
Al poco tiempo, el verdugo vio los progresos bélicos del nuevo. Era muy bueno arrojando gas lacrimógeno y echándole napalm a los demás. Lo más importante de todo era que mantenía la limpieza y despejaba de cadáveres la pista de aterrizaje.
- ¡Escoba nueva barre bien! - Exclamaba el viejo mandinga ("más sabe el diablo por viejo que por diablo", se decía el señor Sol para autoelogio de su vanidad).
Todo iba bien pero un día hubo un problema: el novato no era tan novato y necesitaba un favor. Tenía que abandonar antes la zona de operaciones porque los vuelos comerciales estaban suspendidos en protesta por los repetidos actos de terrorismo. Era casi imposible tomar un avión con destino al lugar que fuera cuna de la aviación. Estaba obligado a irse antes del territorio ocupado pues tenía una vida que hacer como cualquier mercenario (no conviene dar detalles para no comprometer la integridad de nadie).
Ustedes se darán cuenta de que no fue autorizado a abandonar la zona un par de horas antes. De nada le sirvió al interesado el prometer la reposición del tiempo pedido para él. El “Chino” era muy caprichoso y autoritario. Ese fue el origen de la tragedia. Desde ese día, se odiarían mutuamente hasta el fin de los tiempos.
El joven mercenario fue trasladado de un lugar a otro porque la compañía Orange Water contaba con bases en todos lados. Como toda sociedad anónima, existía pero no existía. Nombre de ejército formal para un grupo de guerreros provenientes de todas partes que no sabía nada sobre la legalidad.
Un día lo mandaron a montar guardia frente a un fortín norteño. Lo bueno era que en aquel lugar cocinaban un locro y unas empanadas muy ricas. Lo malo era que había poco botín que repartir a la hora del pillaje. Todo porque los aldeanos guardaban muy bien sus alforjas.
Lo peor fue cuando lo mandaron a Rusia. Esa etapa de miseria lo consumió porque él no quería servir a los tacaños que nada le daban a cambio de sus servicios. Era terrible ver cómo ese hombrecito soportaba la intemperie mientras los alcohólicos disfrutaban felices sus días de vodka.
Un día decidió abandonar ese bajo mundo. Es verdad que se quiso suicidar al no tener nada que hacer pero al poco tiempo encontró un señor que lo trató muy bien. Lo que sí, acá no acabó la historia. Esto recién empieza...
El otrora mercenario tomó represalias en contra de Sol "Animal" Sánchez y lo mató de una puñalada en el abdomen. Es lamentable que no haya sido el cáncer de colon el culpable. Alguien tenía que hacerlo: de alguna manera u otra, la muerte nos llega a todos.
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