Orlando Shooting (reflexiones sobre una masacre)

  Antes que nada, y fiel a mi estilo, condeno la muerte de todos esos pobres inocentes en Orlando. Hubo, como si fuera poco, una gran cantidad de heridos. Podría haber muerto muchas personas más. De todas maneras, así se asesine a un solo ser humano, es una desgracia para toda la humanidad. El terrorismo no tiene justificación en ninguna parte del mundo. También es terrorismo la existencia de los tristemente célebres "daños colaterales". Ya dice el Mandamiento: "NO MATARÁS". Los civiles son civiles. Un grupo de muchachos en un bar o discoteca no puede ser considerado un blanco militar. Como tampoco se puede ver en una aldea de Oriente o África un punto de ataque. Yo lloro a todos los masacrados, sin importar su sexo, raza, religión, ideología política u orientación sexual. La vida es el regalo más valioso que nos hizo Dios.

 Todo lo anterior es una posición en concordancia con las enseñanzas del Papa Francisco y la Iglesia Católica, de la que cual soy miembro por el bautismo. Ahora, me gustaría dar un punto de vista mucho más personal. Creo que se demostró, una vez más, que Occidente debe hacerse fuerte para defender sus libertades. Suena paradójico pero para que un grupo de gays puedan divertirse, o para que las mujeres puedan caminar libres por la calle o estudiar, hace falta un Estado de impronta viril y agresiva que no permita que individuos con mentalidad violenta impongan su fanatismo balas y bombas mediante. Para que las chicas vayan en minifalda a la universidad, para que los chicos hagan uso de su libre albedrío como les plazca, para que alguien en su casa experimente la intimidad del modo en que lo desee, siempre y cuando no afecte a terceros, claro está, es necesario que un soldado vigile las fronteras o que un oficial de migraciones haga bien su trabajo en el aeropuerto.

  Voy a ser más explícito: para preservar la integridad física del marica, con perdón del término, el Estado debe ser bien hombre, bien guerrero, duro. Pero no en un sentido intervencionista como hasta ahora, por imperio de la nefasta Doctrina Monroe. Por el contrario, los gobiernos occidentales deben construir poder de sus fronteras hacia dentro. El aislacionismo es la política redentora del presente y del futuro. El pasado y la historia reciente han probado qué amargos han sido los frutos de las aventuras en el extranjero, cuando las armas se ponen al servicio del capital y no del pueblo. El problema es que muchos izquierdistas aman más la bandera del arcoíris que la de su propio país. El progresista quiere aunar en un credo universal Islam, Derechos Humanos, agenda LGTBIQ, inmigrantes, legalización de las drogas y el aborto, anticapitalismo, veganismo, etc. Y no, otra vez el tiempo me dio la razón: hay causas que son incompatibles. En la actualidad, la Iglesia Católica puede oponerse a un lobby determinado pero es raro que un fanático católico ejecute a un homosexual. En los países islámicos, la sodomía acarrea la pena capital. Es más, el ISIS está en contra del sexo por placer. Y bueno, desde ya que son enemigos del alcohol, algo que nuestros bolcheviques aman más que al agua y a la vida. 

  La comunidad homosexual en los Estados Unidos debería plantearse a quién va a votar en las próximas elecciones presidenciales. Los demócratas, con Obama y Hillary a la cabeza, han demostrado una vez más su incompetencia criminal. Ellos no van a proteger a los gays para que sigan viviendo felices en su mundo rosa. Solamente un hombre duro como Trump puede cuidar a su país para que sea una fiesta puertas adentro. El Partido Demócrata, pese a su discurso izquierdista, no cuida a los homosexuales y no lo va a hacer nunca: mientras no se frene el ingreso y la proliferación de radicales en USA, mientras no se combata la difusión en internet y celulares de propaganda de odio, todo queda en los discursos. El estilo de vida occidental, que es liberal y amante de los placeres, no es aceptado por gente que piensa que las adúlteras tienen que morir apedreadas o que los que consumen drogas deben sufrir la pena máxima. 

  Si la comunidad gay en USA sigue apoyando al Partido Demócrata, como es su maldita costumbre pecadora, le van a abrir camino a la homofobia de grupos radicales como el ISIS. Lo mejor que pueden hacer las mujeres, los homosexuales y todos los que quieren seguir disfrutando de los privilegios que da la tierra de la libertad es apoyar a alguien que quiere que su país vuelva a ser el hogar de los valientes, alguien cuya consigna es MAKE AMERICA GREAT AGAIN! Si llega al poder Hillary, los Estados Unidos se van a convertir en Latinoamérica, peor incluso. Un país grande se hace con decisiones grandes, con mentalidad fuerte, no con mediocridad y discursos blandos. Una persona que no sabe cuidar su cuenta de correo electrónico no puede, bajo ningún punto de vista, llegar a la Casa Blanca. Obama, que negó las vinculaciones del tirador de Orlando con el Estado Islámico, y que favoreció la propagación de esa organización maldita, no tiene autoridad moral para hablar de política. Si ama a su país, pienso que en verdad lo odia, debería llamarse a silencio y retirarse de los primeros planos para siempre. Solamente Donald Trump puede salvar a Norteamérica de la decadencia a la cual se dirige...