Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 31 de mayo de 2016

La cuarta dimensión

  

 Hay distintas formas de morirse en el plano de lo simbólico o lo emocional, distintas formas de matar y de herir. Definitivamente, las cosas no son como yo quisiera. Por momentos, parece que la realidad se esmera en contrariarme hasta el extremo de volverme más loco de lo que soy. Las palpitaciones, el insomnio, la fatiga, la paranoia, los pensamientos constantes y ciertas alteraciones del estado de ánimo confirman que no la estoy pasando del todo bien. Sin embargo, mi semblante echa luz por todas partes. Ya lo dijo la vieja estúpida: "El mundo como te ve te trata y si te ve mal, te maltrata". Lo importante es lucir siempre bien, lucirse, iluminar aunque adentro del pecho haya un apagón que ni un tarifazo macrista pueda revertir.

 En los próximos días, si Dios quiere, es probable que me despache con una obrita que parece ser interesante: un cuento de mucha sangre, violencia, insultos y expresiones políticamente incorrectas por doquier. Ahora, en este mismo instante, una hora pasada del nuevo día, pocas ganas tengo de armar la escenografía, montar las luminarias, preparar el guión y motivar a los actores. El teatro de mi alma está vacío ante la ausencia de una espectadora que significa mucho para mí. Lo único que puedo sostener, y con mucho pesar, son mis párpados, que amenazan con caer como un último telón de esta función suspendida. 

  Pasé un martes muy ajetreado pero salí vivo. No creí que pudiera cumplir con todo. Sin embargo, hay una deuda social conmigo mismo, una deuda cuyos intereses aumentan, los punitorios del dolor y de la pena que el tiempo acrecienta con desventaja para mi parte. Mis reservas morales se mantienen relativamente bien, por ahora y nada más que por ahora, porque el Banco Central de mi compromiso existencial siempre interviene en la fijación del tipo de cambio. Es decir, saqueo mis cajas pero al mismo tiempo trato de mantener una tendencia a la alta aunque más no sea artificial. La demanda es muy poca. Naturalmente, debería ir a la baja. Pero soy un gran regulador de mis sentimientos: me obligo a ser feliz. Soy un proteccionista de mí mismo. Si el Estado no se salva por sí solo, ¿quién lo va a hacer? ¿O acaso las empresas tienen algún compromiso especial con las instituciones de la República? Con la persona que es uno, o con la persona humana en general, es similar: vivimos en una sociedad egoísta, de traiciones, laberintos, bajas pasiones, resentimiento, mentira, dolores, cegueras, bloqueos, mudez, hambre, lagunas, estigmas, humillación, frustraciones, sinrazones, desvelos, vejámenes, apostasías y deslealtades. Dadas estas reglas de la no regla en el juego, ¿es pensable la posibilidad de  que alguien no haga un esfuerzo por salir a flote? La filosofía peronista, profundamente cristiana y humanista, así como habla de un Estado presente, deja entrever la obligación de la juventud de procurarse mente sana en cuerpo sano. Hay que ser fuertes. No importa que vengan falsos profetas de Oriente como el "Ravi Chanta" a robar energías espirituales. Como dice el cantito de la hinchada: "Hay que poner más huevo, huevo, huevo, hay que poner más huevo". Esa es la que va.

  Decía que me debo mucho a mí mismo. Vivo en una emisión constante de pensamientos positivos pero me gasto y me desgasto ante la falta de ciertos ingresos, ante la falta de buenas noticias que sirvan de respaldo real de mi felicidad, que es la felicidad por la felicidad misma. Creía una cosa y es otra. Los pronósticos más negativos se han cumplido: la inflación ha sido severa y las inversiones que iban a venir de los Estados Unidos se quedaron en puras promesas de Obama a Macri. No hay nada. A ver si entienden: soy uno con la Argentina. Por eso esta mezcla idiota de registros donde dejo entrever mi ignorancia sobre economía, ignorancia criminal, y mi amor desmedido por mi país. La Patria me quita el sueño, el aire, las ganas, la vida y el día a día. Estoy entreverado en todas las plazas que pujan por la redistribución del ingreso a la par que me hago tres, cuatro, cinco, seis y veinte personas para sufrir mis desgracias nada más que en mí mismo, en el aire envenenado que sale de mi boca y me suicida lentamente, año a año. Bailo, bailo como el viejo idiota que sabe que va a morir pero que baila solamente para que su velorio sea una fiesta de buenos recuerdos, porque todo sigue pero ese todo no sabe que sigue rumbo a un posible abismo, a un 2001 que nos obligue a marcharnos, a comer gatos, a robar, a saquear supermercados, a enfrentarnos con la policía. Sí, se mezcla todo, todo se mezcla. La vida es como esa digestión donde entran los mates, las empanadas, los tragos, las frutas, los guisos y las golosinas de un fin de semana de terror estomacal, pesadillas de "panza llena, corazón contento" y diarreas sueltas. Y sí, cada noche es la última cena: mañana no sabemos si hay desabastecimiento, crisis social, represión. Luego ocurre que los idiotas se encierran en sus casas a ver todo por televisión pero no se dan cuenta de que todo se filma en los estudios de Duhalde, el salvador de todos los argentinos. Es posible que revienten a diez supermercadistas chinos en el Conurbano y a otros tantos en Córdoba, Mar del Plata y Rosario. Ahora, sería ingenuidad creer que todos los comerciantes orientales se van a entregar sin dar la debida resistencia.

  El cansancio toma posesión de mí segundo a segundo porque no hay motivación alguna que me libre de esta modorra natural de la rutina. Digo, si hubiera un plus, o plus ultra, plus plus o lo que sea, ¿no podría dar un poquito más? La verdad de ahora es angustia, mareos, encierros mentales, dudas morales, ataques de ansiedad, sufrimientos a escondidas, vacilaciones varias y enfermedades imaginarias. Espero recuperarme. Ahora viene el segundo semestre que, según dice Macri, va a ser positivo para la Argentina. La Argentina soy yo y creo, con lo que me canta la Patria que llevo en la sangre, que es probable que todo empeore. Y sí, tal vez el problema de mí es que yo soy la Comunidad Organizada, la Iglesia Católica, Occidente, las Fuerzas Armadas y todas las instituciones presas de mala prensa. Pero también soy eso tan despojado, tan sí mismo, tan nada, tan humildad que tanto revuelo y pájaros ha causado en esas cabezas asesinas amantes de estratagemas de conejillos de Indias y amigos con quienes comentar la situación social de Sudamérica. Los verdaderos fondos buitres son los putos lectores que se ríen de mí, que me maltratan invocando brujería en mi contra, con el secreto deseo de verme reventar en los diarios, todo bañado de sangre y tinta amarilla. Yo tengo la fuerza para salir de la pantalla y, con la proyección de mi mente, hacer de tu suerte una película de Tarantino, de esas que tanto te gustan. En cambio vos, lector apátrida, lector de vida prestada, vos sos el puto hincha de Chicago que la otra vez me denunció a la policía. Ya vas a ver, no vas a parar de correr...

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