Un título que ni yo mismo podría recordar y toda la vaguedad de un alma manoseada por sus propias debilidades. ¿Hace cuánto que me conozco? No lo sé. Pero muchas veces hay algo en el orden del "me desconozco". El vacío es el lugar que alguna vez supo ocupar todo aquello que nos movía las potencias de los sentimientos, el vacío es el cadáver de varios algo. Imaginaciones. Parece ser que el destino del otoño es ver cómo el fuego verde se hace violeta y luego celeste. Las flores lloran y cantan con voz entrecortada por las lágrimas polvorientas que derraman al viento, viento tonto que se deja llevar por sí mismo y por los murmullos de dioses que ya no existen.
El mundo es uno. Sí, el mundo es uno. El mundo es una unidad. El mundo es uno, el mundo es uno mismo. Los otros son polos, regiones frías y distantes. ¿Por qué habría de tenerse en cuenta a los demás si destilan aliento de hielo con sus negativas, sus flaquezas y su falta de calor? Si la sociedad me cree un monstruo, me voy a reír en soledad de su creencia estúpida. A mí no me define el tener o no tener el documento de identidad encima. Tampoco soy mi número de celular. ¿Qué es Alan? Alan es la voz de la conciencia de la sociedad burguesa, eso que no quieren escuchar. Como los hombres, y más que nada las mujeres, no quisieron a Dios, inventaron esa mentira que dice que Él es un invento humano. Así, por la tontera de creer a rajatabla lo que dicen los otros, se cae en errores terribles. Si te dijeran que sos un tablero de ajedrez, ¿vos te lo creerías?
Yo elegí ser yo. Había una vacante para el puesto de profeta, que implica ser desocupado las más de las veces, y acepté. La paga es casi nula y toda la gloria viene después de muerto o en lugares alejados. "Nadie es profeta en su tierra". Nadie. En la tierra natal se es severamente apedreado. Y la chusma ríe, siempre ríe, idiota. Nada importa. Mi don de clarividencia se reveló una vez más. La otra vez, cuando le di un barniz científico, fue simplemente para que me aprueben el dictado de un seminario universal, seminario que puede darse en cualquier universidad del mundo. Pero la verdad es que soy como José, el capo de los sueños. Las premoniciones no fallan. Ahora sí, a dormir.
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