Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

sábado, 14 de noviembre de 2015

Los otros yo (una lectura personal sobre Néstor Sánchez)

  Allá, a lo lejos, "la dueña del porvenir sin estruendos". ¿Cuál es "el porvenir sin estruendos"? ¿El autor, sí, hablo de autor y no de narrador, no quiere un futuro de sosiego, de vida familiar. Huye de la vida de ferroviario, de la herencia paterna. La Polaca lo acompaña a renunciar. Huye siempre de los demás para ir a lo más profundo de sí mismo. Paradoja: muchas veces se aleja en los trenes que debería haber administrado. Siempre un andén: Mabel en Chacarita o en Villa Urquiza; Clara en La Lucila o en Banfield. Siempre los trenes. Once, la escuela, el pool. Caballito, el baile, la seducción. Villa Crespo, el tango. Olivos y Rosa, la meretriz. Avellaneda, a la noche, crónica de una evasión de las suyas. Otra huida: Santana hacia el Sur, para luego caer abatido en Bahía Blanca. "Juntos todavía los dos en las noches intransitables del sur".

  Tal vez los extranjeros, o los desconocedores de la geografía porteña, y de la geografía de nuestros alrededores, no puedan valorarlo en su justa medida pero hay un fenómeno curioso en el texto que estudiamos, Nosotros dos: se recorren grandes distancias de norte a sur y de sur a norte. Se habla de la casa del Tigre. Se habla del Centro, de Congreso, de Banfield. Hasta se nombra a Ramos Mejía, en el oeste. Palermo aparece entre los sitios mencionados. ¿Es, tal vez, la prefiguración de la "errancia" que habría de acompañar al autor durante el resto de sus días? La estabilidad no viene nunca. Las prostitutas, con su carga de calle, ocupan un lugar importante. Los negocios se ven turbios. Hay un atmósfera arltiana en esa pensión de Flores, en toda la miseria circundante, miseria material y miserias humanas. Dicho sea de paso, se lo nombra a Arlt en un momento. También se da otro hecho interesante: la situación incomoda de ser mantenido por una de aquellas que ejercen "la profesión más antigua del mundo". No podemos evitar acordarnos de  Viaje al fin de la noche, donde se cuenta, entre muchas historias, la de la generosidad de una señorita muy predispuesta, una americana que mantiene al francés en los Estados Unidos y que casi no lo deja trabajar. La Polaca, con ese aire extranjero, lejano, nos hace pensar en Arlt y Céline, aunque parezca extraño y descabellado. En Néstor Sánchez tenemos nombres españoles e italianos pero también aparecen los apellidos "raros". La literatura suya es cosmopolita y bien argentina al mismo tiempo, tal vez porque nosotros tengamos mucho de foráneo por más barro que haya debajo de nuestras suelas.

  Hacemos una confesión: dudamos un momento acerca de si Sánchez leyó a Céline o no. Lo leyó y, como si fuera poco, lo tradujo (Muerte a crédito). A partir de ahí, se puede hablar de una escritura de la ruina, que lleva a los Beatnik y, más adelante, a Bukowski. Pero ese es otro tema. Nos quedamos con nuestro autor argentino. Y nos quedamos con el concepto que acuñamos recién: "Escritura de la ruina". Hay una vocación de no quedarse en ningún lado, por más que se esté bien. Eso mismo hemos notado en el autor americano y en el francés. Hay una tendencia inexplicable de errar; de errar en tanta vagabundeo y de errar en cuanto a lo moral, a las decisiones de vida (siempre y cuando nos pongamos del lado de una postura medianamente conservadora. Sin embargo, ellos mismos son los que recalcan lo estrafalario de sus existencias).

 "La cultura por largos momentos era esa mujer con el pelo suelto bailando una rumba frente al gordo desvalido en el centro del salón, buscándola a manotazos, la puta cultura en el Palermo Palace levantándose la pollera, alzando los brazos para dejarse agarrar sin dejarse agarrar". Vemos el desprecio relativo de la cultura. Sánchez no sacraliza nada. No se queda con Clara. No se queda en ningún lado. Ni siquiera se puede decir que ame el arte. Y con la escritura mantiene una relación muy extraña. Su prosa es desordenada, relativamente difícil de entender. Salta de primera a tercera persona con una facilidad pasmosa. Va con los ojos abiertos a su final. Dice: "La gente que se separa elige empezar a morirse". Es consciente. No le importa. Se deja llevar por un instinto de fuga, un anhelo inexplicable de distancia y alejamiento. Así como hay amantes de los casamientos, él es apóstol del divorcio, es un rupturista en cualquier sentido de la palabra, es alguien que siempre rompe. Rompe con todo. Incluso con su vida. Es vanguardista de sí mismo.

  Dice "mi repetida falta de trabajo". Es un tema clásico de la literatura, y más de la literatura argentina, la idea del escritor desempleado. El Arlt de El juguete rabioso no conoció más estabilidad que la de vivir de sobresalto en sobresalto. Contrariamente a lo que uno podría creer, es relativa esa imagen popular de "antes había laburo por todos lados". Ya que los nombramos antes, Bukowski y Céline no fueron tampoco grandes trabajadores. Un empleo estable significa horarios, rutina y cierta pesadez. Pero también significa alimento, seguridad económica y cierto orden en la vida. Dicho sea de paso, Sánchez nombra a Rimbaud, otro tipo errante, tal vez el padre de los poetas prófugos.

  "Y toda la ropa en una misma silla". Sorprende el estilo que tiene Sánchez para hablar del sexo y de situaciones complejas como la primera vez en un parque público. Incluso sale airoso cuando habla de prostitutas que lo mantienen. Es un boxeador del estilo. Pero así como esquiva el golpe bajo, así también elude las responsabilidades. Construye una poética en base al viaje, al irse constantemente del lugar siempre circunstancial que le toca. "Y no fuiste a la vida, no desperté drogado en un país extranjero." Sin embargo, habría de irse alguna vez y por muchos años...


  Algunos le dicen "seguís sin encontrarle un lugar estable a la alegría". Eso no existe para él. No hay lugar estable. Y no hay alegría. No existe esa alegría enferma de Arlt más grande que la iglesia de San José de Flores. Clara le dice "todos esos seres tristes sos vos". Y él se va, siempre se va. No se traza otro camino que hacerse un camino al andar. Y se va...

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