Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 9 de agosto de 2013

El combate de la avenida Cabildo

    









       Cortito, cortito. No tengo muchas ganas de escribir el día de hoy. Anoche estaba muy inspirado pero me dejé llevar por problemas del momento y situaciones propias de este país de mierda. Estaba en medio de la calle y me surgieron unos bellos poemas en prosa que ahora no recuerdo. No viene al caso. Hoy les quiero reponer información sobre lo que me pasó en la avenida Cabildo en esa noche del año 2008. ¿Se acuerdan que conté cuando un policía me insultó y me tocó la cola? http://surferpunks.blogspot.com.ar/2013/08/suenos-locos-vii-el-comisario-fatal.html Bueno, la idea es contar bien cómo sucedieron los hechos para que vean que no falto a la verdad y que soy hombre de palabra. Pero primero les recomiendo que apaguen la tele, manden a dormir a los chicos, vayan al baño, se relajen un poco y disfruten una de mis clásicas aventuras. Quiero que se dejen llevar por la adrenalina juvenil. La gente grande volverá a sus días de mocedad y los jóvenes se reirán junto a mí. ¡Vamos adelante que no puedo esperar! Esta que les voy a contar es digna de ese gran militar que fue el muy profesional y admiradísimo Otto Skorzeny.

        Noche de invierno, época de gloria. Estaba caminando por la calle junto al Rata y al Muerto, dos vagos que paraban conmigo por aquellos días. Uno de ellos es un morocho provinciano muy aguerrido con pinta de milico y el otro es un pálido tatuado de ojos celestes que parece salido de la morgue. Un zombie al cual le tengo mucho afecto a pesar de no verlo desde hace algunos años. Buena gente estos pibes. Un poco locos, un poco errabundos pero buenas personitas al fin y al cabo. Yo tenía diecinueve años y me decían "Alancito". Si ahora con 24 la gente me da menos edad, ¿cuántos años me habrán dado en aquel tiempo? ¡Hasta me pedían documento para entrar a los bares! Mido 1,76 cm con un centímetro más o uno menos pero tengo cara de chico bien. Un porteñito blanquito de ojitos verdes no puede arrugarse. A lo sumo se va poniendo mejor en esto de ser buen mozo. Pero como soy medio ciruja, atorrante y burlón, las minas me tratan como a uno más del montón. Y yo juego siempre fuerte, al todo o nada...

        Noche de humo. Los dos flacos fumaban. Yo no. Fuimos a comprar vicios. Algo de tomar. Yo era un gran bebedor por aquellos días. Comía y bebía y me daba una muy buena vida. No había cena que no terminara con un whisky. Terribles meses de aventuras, alcoholes, camperas de cuero, trompadas, desenfreno, corridas, bravuras, bares, boliches y diabluras. Pero aquí estoy de vuelta. No quise tocar fondo. Me fui antes porque vi que en el fondo no había más lugar para cadáveres. Me reconvertí. Ahora tomo una vez cada muerto de Obispo y no salgo nunca de noche. Me quedo en mi casa leyendo las noticias falsas de Clarín mientras que escucho algo en You Tube. Me volví muy diurno. Cuando salgo de la facultad, voy derechito para mi casa. Si se fijan con atención, suelo deambular de día. Trato de esquivar las tinieblas. Las peores cosas pasan cuando el sol se va. Las violaciones, los homicidios, las fornicaciones, los engaños, las peleas, las amenazas. Todo. De mañana y tarde pasan cosas pero no es lo mismo. El cielo negro tiene algo especial, algo diabólico. Como una película de terror que te hace cagar en las patas.

         Caminamos hasta una estación de servicio YPF que todavía sigue allí, en la avenida Cabildo, zona burguesa si las hay. No quiero engañar al lector pero creo que la movida se desarrolló a la altura de García del Río. Sé que hay mucha gente de ahí que me lee con mucho cariño. Quizás usted pueda aportar precisión geográfica a este relato juvenil. Pero no nos quedemos en las calles falsas y perfumadas. De Rivadavia al norte es todo más o menos parecido. Edificios nuevos, coches nuevos, algunas casas bajas que le resisten al tiempo y gente liberal que odia el Nacionalismo y el Fascismo. ¿Vieron que cuando se organizan marchas multitudinarias contra el Kirchnerismo se le pide a la gente que evite las pancartas con consignas "nazis"? En realidad no quieren que el Nacionalismo Católico se manifieste. No tiene nada que ver con el Tercer Reich. Los chetos del Partido Liberal Libertario quieren cada vez más democracia sin saber que ese es el problema de la Argentina. En la tele aparecen burgueses marchando con la Constitución en la mano. La exhiben como si fuera un libro sagrado, como si fuera la Biblia o el Catecismo. Y se habla de boludeces como la "institucionalidad", el "cepo al dólar", la "reelección", la "seguridad jurídica", etc. Debemos evitar la reelección de Cristina porque es corrupta, frívola, atea, masona, feminista, neoliberal disfrazada, sionista y amiga de los gringos. Pero un gobierno largo no tiene nada malo en sí mismo. Rosas estuvo al frente de la Provincia de Buenos Aires por veinte años y fue lo mejor que le pasó al país. Y Mussolini lideró Italia por igual periodo de tiempo y fue un grande de la historia del mundo. ¿Y qué decir de Francisco Franco, gran defensor de la Hispanidad?

        Estábamos caminando para el lado de la General Paz. Vimos que a un pibe lo picoteaban entre veinte o veinticinco. Lo estaban haciendo mierda esos buitres. Eran todos muchachones de nuestra edad. La diferencia es que eran vigilantes, chetos y no tenían aguante. Al ver el candombe salimos en defensa del golpeado. Salieron corriendo los cobardes. Yo soy muy bueno para el grito de guerra. Recuerdo que agarré un palo y corrí como un loco creyendo que estaba en una cruzada contra los infieles de Tierra Santa. Daba potentes voces e iba al frente como un maldito toro salvaje encerrado en un cuadrilátero boxístico. Los nenes de mamá se asustaron. Mis contertulios iban igual de enfurecidos pero yo era el que lanzaba las imprecaciones y las maldiciones. Me acuerdo que se levantó el pibe que nosotros salvamos y nos dio las gracia mientras corría a la par nuestra en busca de una merecida venganza. El jovencito golpeado, con la cara ensangrentada, gritaba "¡Aguante Racing!"  Yo también gritaba por el equipo de aBellaneda y eso que soy de River. Mis amigos se sorprendieron luego de lo ocurrido y me preguntaron por qué manifesté tanta pasión por colores que me son ajenos. Creo yo que me dejé llevar por las sensaciones de momento y que era cosa de macho gritar por "La Acade" en un lugar donde no tiene tantos hinchas. ¿O acaso es de valiente gritar por la banda roja en pleno barrio de Belgrano? Es como arengar por voka en La Boca. Muy común.

        En la calle es difícil que se peleen con un boxeador o un karateca. Los tipos que saben combatir de verdad tienen la mano prohibida. Hay boxinlangas que son otra cosa. Son pendejos que se hacen los cancheros pero no hay que tenerles miedo. Si alguien les quiere robar asegúrense de que tenga un arma. No se dejen ganar de palabra, no se dejen apurar por nadie. Si viene un negrito y les dice "eh amigo, entregá todo", ustedes deben responder con un cortito en la pera o en la nariz. Corta la bocha. No deben permitir que un tarado les saque el celular por portación de cara. De última salgan corriendo. Si viene un negro turro y limado con un fierro, es otra cosa. Pero los que andan de caño no suelen chorearle a los pelotudos que caminamos por ahí. Más bien hacen otro tipo de movidas. Esto lo digo porque se puede ganar una pelea sin lanzar una sola piña. Creo que hemos revoleado alguna ñapi a algún rezagado que se quedó atrás pero ese recuerdo se lo llevó el alcohol que se hizo pis y se fue por el caño. Lo importante en la lleca es mirar fijo al adversario y no titubear ni un instante. No hay que tenerle miedo a los trompazos de un flaquito que apenas se alimenta. Hay que ir al frente con la guardia en alto y soportar la primera descarga de golpes para luego internarse en la cara del otro y destruirlo a pura potencia física. El otro es el enemigo. En la vida uno está solo excepto por Dios, la familia y los pocos amigos que la existencia te regala. No hay que confiar en nadie. Este es un mundo de trompadas que dejan las sienes retumbando en un ruido sordo de aceros calientes. Todas estas verdades de los puños las sabía como cualquier tipo despierto. Por eso fui bueno para el grito de guerra y supe espantar a esa manada de chetitos afeminados. Con los tumberos pasa igual: no se asustan tan fácilmente pero hay que mostrar seguridad, como si uno fuera un gendarme de civil o un policía de la brigada. Invocando a los dioses del Olimpo y mostrando estilo egregio como los antiguos griegos, difícilmente puedan las masas reguetoneras, salseras, chetontas, chorras, burguesas y putas conseguir su tan ansiado objetivo de aniquilar al rival. Porque los villeros y los trolitos de clase mierda alta no tienen espíritu para el combate. Pensarán que es ridículo invocar a las más altas deidades pero se equivocan. Yo no entiendo como hay gente que se lanza a las arenas sin haberse confiado a la protección de seres superiores...

         Dejo las alturas homéricas y desciendo a la veracidad de los hechos: los guachos salieron matando y nosotros caminamos como tres campeones por la avenida Cabildo. Parecíamos oficiales de un ejército triunfador ingresando en la ciudad rendida del adversario con las sienes laureadas de gloria. ¿Dónde quedaron las eras de combates heroicos y triunfos magnánimos? ¿Dónde los trofeos, los esclavos, las mujeres, los campos y los ganados? Como Aquiles el de los pies ligeros marchaba yo con la frente en alto mirando con desdén la fuga de los vencidos y la admiración de la muchedumbre temerosa de nuestra valiente hidalguía. ¡Ladran Sancho que cabalgamos! La guerra es una de las pasiones más nobles del ser siempre que esté bien orientada: ella nos lleva hasta las más altas cumbres del esfuerzo humano. Es de hombres ir a la batalla anhelando el triunfo del propio reino y el sometimiento de la potencia extranjera. La paz es una puta que envileció la moral del ser humano. No hay que buscarla sino que hay que desdeñarla cuan ramera traidora que sirve a los intereses del enemigo. ¡Espía y arpía! Yo me sentí un Sansón, un Hércules, un David, un Aquiles: las sociedades nacen del heroísmo y el arrojo de unos pocos varones. No olvidemos jamás que los antiguos judíos eran machos de espada llevar. De esa estirpe guerrera nació el redentor de todo el género humano que habría de vencer a la muerte, al Infierno y al mismo Satanás mirándolo a los ojos. Si piensan que Jesús fue un puto hippie de pelo largo, les digo que están equivocados. Cristo fue el último de una valiente estirpe real del antiguo Pueblo de Israel (no hablo de los sionistas actuales que son los hijos espirituales de los deicidas sino de aquellos primeros cristianos que nacieron en el seno del Judaísmo). Esto lo digo porque estuvieron quienes siguieron al Señor y fundaron la Iglesia y quienes pidieron su crucifixión y al día de hoy la celebran. El Señor me protege y es mi refugio. Y gracias al Cielo yo salí airoso de ese trance junto a quienes me secundaban en esa valiente patriada de defender al prójimo que yacía herido en el suelo ante el arrebato feroz de la horda atea e inhumana. Jesús siempre me ubicó en el lugar justo de la existencia.

            Nuestra marcha triunfal se interrumpió cuando el patrullero se detuvo luego de una carrera alocada. Descendieron cuatro azules y nos gritaron "¡Contra la pared!". Sumisamente obedecimos la orden del personal policial porque nosotros somos patriotas, no montonegros subversivos y asesinos. Confieso que tuve miedo de ir preso y terminar con antecedentes penales o una entrada en la Comisaría. Gracias a Dios nunca me pasó. Por eso ahora me quedo a la noche en casa. No sea cosa que termine enjaulado por aplicar la legitima defensa o por salvarle la vida a otro. Pero ya dijo Cristo que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos. Tan grande fue mi amor esa noche que estuve dispuesto a jugarme el pellejo por el prójimo desconocido viendo en él al mismo Cristo como este último nos lo enseñará en el Evangelio. Lo importante es luchar por la Verdad, la Belleza y el Bien. No hay que permitir las injusticias y los atropellos. El "no te metas" le costó la vida a un montón de gente inocente. Hay que proceder con honor, altura y jerarquía moral. En la guerra, en el fragor de la batalla, valen los ardides de Ulises pero no es valido hacer desaparecer al rival cuando este duerme y proceder sin juicio y sin ética caballeresca y aristocrática. Las leyes de la milicia mandan paredón a la malicia pero esto ha de ser ante la vista de todo para conseguir, con la muerte de unos pocos, el escarmiento de los muchos. No veo con buenos ojos la pena máxima pero comprendo las coyunturas históricas y las mentalidad de los hombres. Sin embargo ni al peor enemigo ha de dársele un trato indecoroso por más vil y cobarde que este sea. La caridad para con el apátrida es la mejor manera de humillarlo y mostrarlo como un sujeto repugnante e inmoral. Si yo me como al asesino de mis padres quizás termine justificando de alguna manera u otra el proceder del homicida y, haciéndome de su condición, solamente consigo estorbar el camino arduo de mi Salvación.

          ¡Otra vez las digresiones! Me caía la gota gorda de sudor frío de mi frente calenturienta. Me sentía mal con las manos apoyadas contra la pared. Temía los apremios policiales y lo que pudiera ocurrir conmigo. Un sargento gordo, morocho y homosexual me metió la mano en la raya y me preguntó, susurrándome al oído, "¿Todavía no te metieron la pija en el orto, putito?" Yo ardía de bronca por dentro pero sabía que tenía las de perder contra los agentes del Sistema Masónico de Dominación Planetaria. Los guardianes sionistas podían haberme violado en una celda. Yo acepto el fusilamiento y el martirio pero no toleraría que sodomicen mi cuerpito. Me prefiero muerto antes que alguien ose poner sus sucias y negras manos en mi blanca colita. Temía lo peor y sabía que tenía que seguir mirando la pared como si estuviera contando en el juego de las escondidas. La estaba pasando muy mal. Los dos vagos que estaban conmigo se mantenían en silencio a sabiendas de las brutales represalias que saben adoptar los personeros del Régimen. Un policía es honesto y bueno cuando defiende una sociedad justa, cristiana y equitativa. Pero cuando las Fuerzas Armadas y de Seguridad defienden el status quo del Marxismo Cultural y cuando se premia al ladrón y se castiga al trabajador, entonces no hablamos de guerreros y servidores públicos sino de viles esbirros del Demonio enemigos de Dios y de la Patria. Los uniformados son mercenarios utilizados por Sodoma y Gomorra para sus fines inconfesables. Sin embargo ocurrió el milagro (la ocasión toda fue milagrosa porque nos impusimos a pesar de la inferioridad numérica) que os pienso relatar a continuación para que vean que cada uno recibe lo que se merece. La Divina Providencia jamás defrauda y por mucho que los masones macaneen, ellos jamás podrán conmigo ya que el Altísimo me lleva hacia el porvenir glorioso que esta nación se merece...

        La chusma burguesa allí agrupada, viéndonos rodeados por la milicada traidora y vendida, tuvo el noble gesto de decir la verdad: nosotros éramos inocentes; le salvamos la vida a un pibe. Quizás no lo hubieran matado pero habría terminado desfigurado por esos pendejos salvajes e ignorantes. La policía, a regañadientes y contra su voluntad, nos tuvo que soltar a los tres porque hicimos el trabajo que ellos no. ¿Dónde estaban cuando a un joven le metían paliza a morir? ¡Seguramente se encontraban en una pizzería o con alguna negra putita de esas que salen a bailar entangadas y destetadas! Pero no importa. Si hay un incendio yo no voy a esperar a los bomberos: con el pecho desnudo y las piernas prestas estaré dispuesto a socorrer a cualquiera sin ningún tipo de distinción. Y si alguien se está ahogando en el río o en el mar, yo me arrojaré a las frías aguas y evitaré el deceso de un pobre ser humano. También intervendré cuando oiga gritos de mujer provenientes de la vías del tren: correré a toda velocidad, alcanzaré al violador y lo mataré a trompadas limpias. Y siempre acudiré donde haya una emergencia y seré maestro de los que se equivocan, catequista de las masas, centinela de los símbolos patrios, médico de la moral, abogado de pobres y ausentes, testigo fiel y verdadero y servidor de Santa María Virgen y de la Iglesia. Yo no espero nada de los políticos porque son todos corruptos y masones, todos ateos y rebeldes al Creador. De la Rua dijo que iba a ser el cobani de cada esquina y la maestrola de cada escuela y se fue volando. Alfonsín dijo que la democracia nos iba a dar de comer y aquí tenemos a la inflación obrando cuan racionamiento soviético encubierto (parece que estuviéramos en Cuba con una tarjetita para comer pan). Nada de todo esto me frena. Yo sé que soy un nuevo justiciero, un comando del pensamiento, un guerrero mental capaz de operar en todo tiempo y lugar enfrentando las situaciones más adversas. Yo soy un cruzado y llevo conmigo la protección psicofísica que es la fe del que pelea por el Reinado Social de Nuestro Dios y Señor Jesucristo. ¡Viva la Patria carajo! Ni liberal ni marxista, nacionalista...

         Fue un milagro de Jesús que la muchedumbre, la tiranía del número, no haya pedido por nuestra crucifixión. La democracia es lo peor que hay. La perversión democrática es deicida, es decir, asesina de Dios. ¿Hace falta decir que le dije de todo al policía acosador cuando me vi seguro ante la mirada atenta de decenas de personas? Le dije al cana que es un esclavo de los ingleses, un cipayo, un ateo, un payaso, un vendepatria, un pusilánime y todo lo que uno se pueda imaginar. Y le dije también que yo soy un nacionalista, un patriota, un cruzado y cuanta cosa linda se me pueda adjudicar. El tipo estaba más caliente que negro con dos pijas. Yo me fui junto a los dos vaguitos que me seguían pero esa fue solo una anécdota. Sepan ustedes, queridos lectores, que yo volveré...

4 comentarios:

  1. Elvio Nazareno Zapunar24 de agosto de 2013, 4:50

    Yo ardía de bronca por dentro pero sabía que tenía las de perder contra los agentes del Sistema Masónico de Dominación Planetaria. Los guardianes sionistas podían haberme violado en una celda. Yo acepto el fusilamiento y el martirio pero no toleraría que sodomicen mi cuerpito. Quiero agradecerle mucho por estos renglones de sabias palabras y donde uds. resumio el sentir de la población de bién que habita este suelo y tdos los suelos de este planeta,con seguridad quedaran grabadas estas palabras en el cerebro y en las retinas dibujaran sus anseos de libertad y progreso, que asi sea! muchas gracias.

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  2. Excelente relato amigo, encontré tu blog el día de hoy y me entretuve un buen rato con tus entradas. Un abrazo.

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    1. Me alegro de que te haya servido mi escritura para entretenerte un poco. Esa es la idea. Me siento muy bien por tus palabras. Te agradezco un montón y te mando un gran abrazo. Salud. Alan.

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