Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

domingo, 28 de julio de 2013

Sueños locos V (algo sobre mi padre)

    











       Vamos con los sueños que vimos alguna vez en una noche cualquiera robada a la rutina. Hace dos días soñé con el Hogar Naval de la avenida Alberdi. ¿Conocen? Es un edificio muy grande que ocupa toda una manzana. Se podría decir que la arquitectura del gigante es de estilo inglés o algo parecido. Ya se pueden imaginar cómo es el típico hogar de niños. Pero además de recibir a los hijitos de la marinos y a otros chicos, allí se dan clases de muchas cosas y cursos varios. Si no me equivoco, si la memoria no me falla, creo recordar que mi padre hizo allí un cursito de plomería. Esto como vida despierta. Pero en el sueño yo estaba haciendo unas prácticas de la docencia. Era un secundario para adultos. La clase era de viejos barbudos, viejos lobos de mar. El profesor titular estaba al frente del pizarrón. Yo estaba sentado en el primer lugar según vieja costumbre que tengo. De repente, del fondo de la clase, surgió una voz chistosa mofándose de mi papá. El anciano dijo que mi viejo terminó el secundario a los 32 años. Yo le respondí con la verdad: le dije que estaba mintiendo, que mi padre se recibió a los diecisiete. Toda la "viejada" presente se reía sin parar. Yo increpé a toda esa chusma canosa diciendo que ellos no conocieron jamás a nadie de mi familia. Luego les dije que no tenían autoridad moral para burlarse de otro. Finalmente, cuan estocada final, les eché en cara el hecho de tener más años que la injusticia y estar todavía en la escuela y encima, lo peor de todo, con ganas de joder a los demás como si ellos fueran jóvenes triunfadores. Yo valoro el esfuerzo de todos. Nunca es tarde. Siempre se puede empezar de cero. Pero no tolero al tipo que se ríe de su semejante, ese es el verdadero fracasado a mi entender. Se quedaron mudos los jovatos locos y mentirosos. Yo me fui de la clase. No admito faltas contra mi persona.

       Por la zona del Hogar Naval hay muchas casas de baño. Allí se venden inodoros, azulejos, bidets, piletas, grifería, etc. Se podría decir que ese es el barrio de los cagaderos. Frustrado por lo irrespetuoso que eran mis alumnos, me fui a caminar por ahí. Así sin más aparecí en un comercio mayorista que vende todos los artículos enumerados. Era un depósito enorme, muy grande. Mucha gente trabajando allí. Trasladaban estos obreros pesadas piezas con tractores y gigantes elevadores subían mármoles brillantes a los pisos superiores de esa catedral del ñoba. Era un negocio increíble. Tan grande que ocupaba media manzana y tenía entradas por Alberdi y José Bonifacio. La luz entraba a través de ventanales enormes. Todo a mi alrededor era blanco como una baldosa limpiada con  Cif crema. Me estaba quedando ciego ante tanto brillo. A pesar de las luces y de los obreros iluminados, a pesar de los pesares, yo seguí caminando siempre hacia adelante. Ya estaba adentro y era el único particular entre tantas botas y uniformes. Todos con el pelo bien cortito. Bien brutos los tipos. En una sociedad supuestamente democrática se adoptan prácticas castrenses en el ámbito laboral. Decía que seguí pasando revista a esa legión de cagaderos. Parecía ese lugar el cuartel general de los cuartos de baño. Nada que mis lectores no hayan visto antes. La misma mierda que tienen en su casa pero multiplicada por mil. Ahora que lo pienso, quizás la costumbre de practicarle sexo oral a la mujer se introdujo junto al bidet. Algún pajero literario me hablará de los romanos pero yo creo que la gente ordinaria no comía ciertos manjares si no estaban aseguradas las condiciones de higiene. Yo no lo sé. ¿Esperan algo? Ya lo van a tener...

        En el sueño no hay lógica porque no hay limitaciones físicas o temporales. Todo pasa muy rápido y todo pero todo puede pasar. Una lectora llamada Florencia me dijo que el anterior de mis sueños locos le resultó confuso. Eso porque todavía no leyó el final de este. Pasó en mi paseo inconsciente que llegué al fondo de ese regimiento de inodoros. ¿Con qué me encontré? Allí había un dirigible blanco y hermoso de La Serenísima. ¿Se acuerdan de los dirigibles que volaban en el cielo porteño allá por los años noventa? ¡Me siento un viejo con solo 24! Más de uno no se debe acordar. La rusita de diecinueve no creo que lo recuerde. Yo tenía siete años cuando veía pasar a estos locos del aire. Tan exitosa fue esa campaña publicitaria que te daban un dirigible inflable de juguete tomando no sé cuántos litros de leche o yogur. ¡Esas sí que eran épocas de gloria! Me contaron que esos bichos dejaron de volar porque los negros los cagaban a tiros (negros de mierda hijos de puta. ¿Qué de malo tiene la alegría de los chicos? ¿Por qué cagaban hacían eso). Sigamos soñando: vi el dirigible en medio de ese hangar y luego me desperté recordando todos los días lindos de la infancia. No sé qué corno tiene que ver un inflable con un biorsi pero así son las coas que sueño todas las noches. Sueños locos V (algo sobre mi padre). Muchas gracias por leer.

2 comentarios:

  1. Me acuerdo de escucharlo, hacía muchísimo ruido, te acordás? Entonces subía corriendo las escaleras a la terraza para verlo pasar. Y claro, tenía la réplica inflable en mi pieza. Saludos Alan!

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    1. Muchas gracias por leer y comentar. Ahora me hiciste acordar que hacía ruido. ¡Era hermoso! Ojalá vuelva a pasar algún día. Un gran abrazo. Alan.

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