Jorge Rafael Viruela

  

     
   Una persona decía lo siguiente: "Muerto Videla, todos contentos". Yo lo miré seriamente pero no porque sienta simpatías por el difunto sionista amigo de Estados Unidos, no; lo miré en silencio y lo contemplé detenidamente porque como cristiano no festejo la muerte de nadie. Eso es propio de los bolches que no creen que el que muere pasa a mejor vida. Le dije al que hablaba, justamente, que no es de buen católico celebrar el deceso de un ser humano. Él me contestó diciendo: "Soy judío". Yo le dije que Jesús era judío y quería el amor entre los hombres. Con cara de sorprendido se limitó a decirme que no ve con buenos ojos a los cristianos que quieren convertir a los miembros de su comunidad. Yo hablé algo acerca del antisemitismo de los mismo judíos y me retiré de inmediato. El tipo siguió con su perorata en algún bar de la ciudad.

           No hay que festejar la muerte de nadie así sea el peor asesino del mundo. La política argentina está cargada de odio, violencia, rencores, memorias incompletas y hechos nefastos rayanos en la locura. Me da bronca que los antecesores ideológicos de Videla hayan dicho en su momento "¡Viva el cáncer!" y también me molestan los burgueses que celebraron la muerte Kirchner ( a pesar de que Kirchner en vida haya sido más hijo de puta que cualquier militar, me dolió su muerte). Es hora de que celebremos los nacimientos y no las muertes de las personas. Pero no, en una sociedad como esta se festejan los abortos y los suicidios además de las defunciones de los curas y los milicos.

           ¡Que Dios se apiade de las almas de todos los argentinos difuntos pues Él no hace acepción de personas y se conmisera tanto del militar como del guerrillero! ¡Que la paz que no tuvieron acá la tengan en mejor vida los caídos de los dos bandos y que definitivamente haya paz entre nosotros! Dios quiera que por intercesión de la Virgen de Luján podamos crecer como país.