Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

viernes, 31 de mayo de 2013

Final de partida (obra de teatro en cartel)

     


       “Hay que negarse a cualquier explicación e insistir en la extrema sencillez de la situación y del tema. No tenemos claves que ofrecer para desentrañar misterios que sólo ellos (los que preguntan) se han inventado. Si alguien quiere hacerse quebraderos de cabeza sobre los fonos armónicos, es cosa suya, y él mismo debe procurarse la aspirina. Hamm es lo que es en la obra, y Clov es lo que es en la obra, y todo es lo que es en la obra. En un lugar así y en un mundo así. Final de partida será mero juego. Nada menos. De enigmas y soluciones, ni una palabra. Para cosas tan serias, están las universidades, las iglesias, los cafés.
                                                          Samuel Beckett
       El domingo fui con mi madre y mi hermano a ver la obra de teatro Final de partida de Samuel Beckett. Desde ya, no se la recomiendo a nadie. El comentario anterior, del propio autor, me releva de hacer algún tipo de análisis (a confesión de partes relevo de pruebas). De todas maneras voy a esbozar algunas líneas porque soy estudiante de Letras y tengo la obligación moral de aportar algo. Eso sí, voy a hablar en mi lengua y no voy a utilizar un estilo académico porque me aburre la careteada de los marxistas culturales. Se quejan de los curas pero la verdad que con los sacerdotes la paso bárbaro. Si quieren dormirse estudien Gramática o lean a Adorno (yo creo que era un amargado por las circunstancias históricas de su vida. Por eso decía que "después de Auschwitz no puede haber poesía").

        Empecemos. La obra se desarrolla siempre en el mismo lugar y en el mismo momento. La situación es básicamente la misma de principio a fin: Un diálogo entre un viejo ciego y su criado, un joven infeliz. Los protagonistas son dos actorazos que se comieron el escenario a pesar de la piedra que se colgaron al cuello: Joaquín Furriel y Alfredo Alcón (también director de la obra). La interpretación es muy buena. No quiero adelantar ciertos detalles a los valientes que quieran ir pero les comento algo: Alcón está en el escenario antes de que el público entre a la sala. Algo muy extraño y admirable. No voy a decir cómo pero es así como yo digo. El tipo estaba duro como rulo de estatua antes de que llegáramos nosotros. Admirable. Un gran profesional. Y Joaquín Furriel fue una bestia como de costumbre (su personaje es un criado jorobado y amargado con problemas existenciales debido a los malos tratos que le da su señor). Y sí, todo se limita a una conversación acerca de la libertad, la cuestión es "ir o no irse" de esa casa vieja y sombría cuyo dueño es un tirano agonizante.

         No voy a omitir a otros dos actores: Graciela Araujo y Roberto Castro. Ellos interpretan a los padres del personaje encarnado por Alcón. Su participación es, según mi humilde opinión, secundaria pero actúan muy bien. La interpretación fue muy buena. El tema es que la obra en ningún momento cambió de dirección. El espectador está a la expectativa de que acontezca un giro mágico, Deus ex machina, pero ese giro no llega nunca. Es el mismo aburrimiento de principio a fin. Un lamento boliviano pero canónico según la crítica occidental. Lo de siempre: Si actúa Alcón es lo mejor. De todas formas la gente no aplaudió de pie salvo algunos pelotudos muy chupamedias. Mi vieja se mea por Alcón y es careta a más no poder pero no levantó el traste del asiento. Mi hermano no es del palo del teatro pero no hace falta ser de carrera de Letras para darse cuenta de que el texto de beckett es una mierda y una falta de respeto al espectador. De Alcón he visto varias obras y ahora me acuerdo de El Rey Lear y Enrique IV de Shakespeare. Eso es teatro. Pero lo que vi el domingo es un embole a cuadros. Parece que el periodismo y los intelectualoides burgueses pueden inducir el gusto de la gente pero se equivocan: El espectador no come mierda. Se hace el pelotudo y se calla la boca para que no lo traten de negro y bruto. Es como todo. Vas a una exposición de arte, te ponen un sorete y uno tiene que decir "¡que lindo soretito de París!" El mundo es así y así está.
         
           Lo mejor de la noche fue la pelea que mi hermano y yo tuvimos con los burgueses que hacían fila antes de ver la función. Yo fui al baño y mi madre también. Mi hermano se quedó de pie en el salón principal esperándonos. Luego fue él al toilette y volvió. Lo típico. Parece algo banal pero no lo es: Este ir y venir de la familia le sugirió a un grupo de viejos chotos y viejas ricas que nos habíamos colado. No tiene sentido si se piensa que las entradas están numeradas pero bueno, los ricachones son así, blancos de mierda, puta oligarquía sionista. Bueno, resulta que una vieja me acusó de colarme. Yo le dije que no y ella me dijo que mentía y que ella también fue adolescente. Yo le contesté que más sabe el Diablo por viejo que por Diablo. Más adelante, cuando mi hermano y yo bajábamos los escalones, mi madre seguía haciendo cola para mear (las minas tardan mil años para descargar), unos viejos quisieron increparnos. Mi hermano gritó "¡La concha de su madre!" pero no muy alto (solo lo suficiente para alejar a esos cincuentones y sesentones homosexuales). Yo dije que lo que no le podía pegar a la vieja se lo iba a pegar a ellos (estaba dispuesto a darles paliza de muerte a esos viejos cornudos). Repentinamente llegó mi madre aliviada y mi hermano y yo depusimos nuestra actitud para no amargar a nuestra progenitora (si era por nosotros le dábamos leña a morir a esos bigotudos maracas). Sin más pasamos a ver el embole que comenté anteriormente.

            Mi hermano y yo salimos a las puteadas del teatro. Nos perdimos la goleada al "Lechero" para ver esa bosta. Nada como mirar fútbol de la mano de River. Eso sí es espectáculo. La obra de Beckett es puro humo, puro psicologismo burgués, pura afectación. Todo lo que dicen que es bueno es una mierda y todo lo que dicen que es malo es bueno. Un ejemplo: Nadie lo quiere a Hugo Wast pero es lo mejor de la literatura nacional. Y todos le chupan la verga a Beckett y es un tremendo pelotudazo. Bueno, lo mismo acá: Nadie de ustedes me quiere pero yo soy un maestro de la diversión (ustedes se creen muy grosos por ser de "clase mierda"  o media pero son unos maraquitas de colores con pretensiones de proletario). ¡Aguante River carajo!

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