Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

martes, 21 de mayo de 2013

Copiarse

     

    
 Un sueño más y otra vez lo aclaro desde ya. Tiene que ver con el vil arte de copiarse. Prefiero sacarme un uno (1) en una examen y aprender a pensar por mí mismo tratando de elaborar respuestas por más equivocadas que estén. Uno gana experiencia en esas instancias de sudor, lagunas, palpitaciones, presión baja, mareos y demás. Gana mucho y se pierde poco en comparación. Así sea que la prueba académica sea para trabajar en la Casa Blanca, yo condeno el copiarse. Tal vez haya quienes valoren a los que tengan la picardía de salirse con la suya y pasar todos los filtros habidos y por haber. Es todo muy loco pero así lo veo yo.

      Soñé con otro yo, con un yo que me era completamente ajeno: una versión anglosajona de Alan. Algo así como un inglés de pura cepa (yo soy criollo de pura cepa). Muy borgeano esto. Imaginen una academia de ensueño. Un gran edificio rodeado de vastos jardines de la libertad. Algo sublime para un jovencito de 18. Algo inigualable. Conciban un salón central en el edificio de la academia. Toda la impronta gringa que quieran. Importen elementos de la ficción que a mi me importa aunque a ustedes no les importe. Importen que en los sueños no existe Guillermo Moreno.

       Todos los chicos vestidos de traje dando un examen de ingreso. Muy exigente el nivel de la Universidad Anglosajona de Inhumanidades. Algo muy cool. Los niños de mamá sudando la gota gorda para ver si van a ser parte de la élite que dirige los destinos de la Tierra. A lo Cecil Rhodes. No escatimen esfuerzos y busquen en Google quién fue ese tipito. Si leen esto tienen computadora. Dios quiera que esta obrita mía llegue a formato libro pero tendría que ser dueño de la editorial para que esto suceda. Bue, bue, imaginen tanto como John Lennon les ha pedido y más también.

         Los chiquis blancos transpirando como negros. Las respuestas que no llegan. ¡Sueños locos los míos! Esa masa amorfa de adolescentes sufrientes me conmovió pero más me conmovió el Alan anglosajón en un lugar serio (nada que ver con Bonifacio y Puán, un lugar de gente linda de verdad donde no fuman, hacen deportes, se bañan todos los días y se conciben proyectos de conquista mundial. Confieso que prefiero a la élite anglosajona antes que a la mesa chica del Sionismo. Con un inglés puedo entenderme pero con un halcón de la alta política mundial no podría compartir ni una hora de charla sobre temas formales. ¿Me imaginan a mí hablando de Medio Oriente con Rahm Israel Emanuel ?). Cuestión que los gringuitos lindos se quemaban los sesos atormentados por los fantasmas del fracaso y el alcoholismo británico.

           Repentinamente el Alan inglés, que no el argentino católico tataranieto de un asturiano y bisnieto de una Siciliana, es llamado por una señorita que lo invita a dar un paso al frente. De golpe el Alan inglesito se levantó, tomó su maletín y se expulsó a sí mismo de la Academia antes de ser humillado públicamente con un sermón sobre ética protestante. Le llamaron la atención por copiarse cuando no fue así. Todo mentira. El Alan inglés tampoco era mucho más rico que el Alan auténtico. Simplemente tuvo la chance de ir a rendir una prueba para ingresar a la Universidad Anglosajona de Inhumanidades (las letras, la filosofía, las artes y las leyes al servicio de su Majestad Victoria, Emperatriz de la India, Reina y Señora del Orbe en su totalidad y más allá de ella). Cosa de ingleses locos, cosa de criadores de cipayos.

           El otro Alan despertó dentro de mi sueño y se mató de la risa. "No me copié y me reprobaron igual". Luego de reírse se fue a caminar por la ciudad de Londres. El Alan anglosajón, a pesar de no haber ingresado en su academia predilecta, no se amargó sino que decidió a emigrar a la Argentina. Tiempo sin tiempo y anacronismos varios, yo salí a caminan por Buenos Aires anhelando de la mañana una caricia de sol. Alan Christian y Alan Moore son la misma persona en versiones distintas. Lástima que alguna vez se agarraron a piñas en un bar de Avenida de Mayo...

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