Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

jueves, 3 de enero de 2013

Deborah Brockmann (nombre de mujer)


       
   
       Aquel que pueda entender que entienda. Lea su nombre y sabrá que es nombre de mujer y no de bestia. Y el nombre de la mujer es Deborah Brockmann (ver sus iniciales). Su belleza ha perdido a muchos. ¿Cómo encontrar a una de sus victimas en las más altas y sublimes cumbres de sus pechos? Nadie ha vuelto de ellas. La muchacha a varios ha envuelto en su velo de sensualidad oriental. Ninguno sabe de dónde vino ni dónde va. Nadie nada...

         Yo tuve oportunidad de verla solo una vez como una Rizpah en medio de un parque de la gran ciudad. Sus brillantes ojos verdes con tintas naranjas iluminaban el lago centenario hermoseado por patos y cisnes blancos. Vientos de flores pálidas recubrían la piel de la princesa de azúcar. ¿Quién la vio antes que yo? Tal vez varios. Sé también que supo amar a hombres y hablo en plural porque es lo que corresponde.

        Esperanza de Oriente y flor del desierto. La semita confundía los tiempos del espíritu como aquel que maneja los relojes de la ciudad y cierra sus puertas. En majestuosidad lejana reverdecían aquellas miradas que tantos corazones han roto. ¿Qué caballero puede conquistar su corazón o su pensamiento? Ninguno. La guerrera del mar y del sol se resistirá con todas sus fuerzas ante cualquier inoportuno. Hablará de obsesivos y de locos a aquellos que se atrevan a llevársela.

         ¿Quise raptarla? Podría haberla puesto en mi hombro derecho como un botín de una guerra alejandrina pero a los griegos ya no nos quieren como antes. Pude habermela llevado al campo pero quise demostrar amor dándole libre albedrío. No sé. Fue como jugar a ser Dios. Y la dejé ir sin conservar vanos anhelos de retornos fantasmas.

          Hubo un anónimo que le ha escrito y le dijo cosas muy poderosas. Omitiré el encabezado de la carta y demás formalidades para no caer en algo burocrático. Simplemente es un consuelo de tontos saber que no soy el único. Tal vez es mi otro yo el que estaba enamorado de ella o es otro yo más allá de mis otros yoes. No sé cuántos soy. ¿Habrá un uno para cada día o cada hora? ¿Puede ser que dejemos de existir varias veces en esta vida? Quizás sea el momento de colocar la carta en su lugar y olvidarme de estos rodeos que asfixian el alma...

            Estabas tan linda esa tarde en la que me negaste el beso. Como una beldad oriental que nunca volveré a ver. El lujo asiático en tus ojos era la envidia de mis detractores. ¿Cómo pudiste negarme el sabor de tus labios eternos? Tal vez quisiste alejarte lentamente de mí. En el fondo admiro tu resolución de dejarme porque nunca fui digno de tu persona. Todavía recuerdo el fondo claro de tu alma. ¿Nunca sentiste el llamado de Dios? Tal vez deberías haberme dejado en lugar de forzarme a ser yo el autor de mi desdicha.

             ¿Tenías miedo de mí? ¿Qué te dijeron los demás? El qué dirán es de los que no son quienes.  Yo te digo que tenés razón en mucho. Yo te levanté la voz aquella noche de tus caprichos  y no fui condescendiente con tu pasión adolescente de hacer amigas virtuales. Imágenes falsas no han de ser tomadas como auténticas. Simplemente yo quería alejarme por la vereda sin faroles y vos me corriste como queriendo hallar un complice en tu obstinación. Me enfrentaste y justificaste moralmente a los burgueses y a los usureros. Yo te dije que estos últimos merecían la horca. No es personal pero soy hombre de la mal llamada Edad Media (a mi juicio esta fue la época mejor de la historia). También te molestó que yo me haya reivindicado como seguidor del régimen católico que emuló lo mejor de la verdadera Edad de Oro...

            Es verdad que quise llevarte para mi lado. ¿Qué ibas a hacer con esos revolucionarios de salón alquilados por los financistas de tu familia? Ya te veo adorando un becerro de oro como antaño tus antepasados más lejanos (esto sin creemos realmente que los jázaros son hijos de Palestina y no de Crimea). ¿Te enojaste rusita mía? No es para menos. Yo quise hacerte mía haciéndote el amor una y otra vez hasta morir. Veo que sos muy orgullosa y que no te gusta dejarte dominar en ningún aspecto. Lo que reconozco es que tu cuerpo sabe tomar las riendas de las batallas más intensas. Tenés el vigor de una yegua de pura raza. Lástima que seas tan indomable que no te hayas dejado cabalgar como es debido. Reconozco que sos muy buena en las artes amatorias pero tu mezquindad es propia de las tenderas que se guardan algo para vender. No te estoy acusando de nada. El que esté libre de pecados que tire la primera piedra (esto dijo aquel  crucificado cuya sangre todavía cae sobre tu cabeza). Quizás no sea lo suficientemente hombre como para darte todo lo que necesitás...

            Cuando te dije que si te veo con otro verías a tu socio de inmundicias ser roto por mis puños, no fue más que la exacerbación de mi temperamento mediterráneo. En el fondo de mi ser perverso sentiría como una delicia el goce de todo tu cuerpo ante mí o ante otro caballero (inclusive me prestaría a ser parte de tu séquito de adoradores). Lo único que podría darme odio es si te veo con algún negro maldito de esos que andan vagando por las grandes ciudades. Me darían ganas de matar ver a un pigmeo tocando la porcelana que es tu tez. Hasta podría tolerar que uno de tu raza te acaricie. Te imagino con un Sansón rubio de ojos azules haciéndote muy feliz de día y de noche. Yo también sería feliz al saber que sos feliz (obvio que no me gustaría verte en compañía de un soldado de Israel pero peor sería hallarte solita). Me daría rabia verte triste y sola por los pasillos de los lugares que tenemos en común. Te dejé para que seas feliz. Mientras que no estés con ningún africano todo te ha de ser perdonado. La mujer que sale con alguien de otro pueblo se burla de todos sus compatriotas de la peor manera posible: La humillación.

            Veo que tampoco te dejaste servir por mí. Yo quise ser tu esclavo y no me dejaste. Tal vez porque en mi voluntad de ser tu servidor hubo un dejo de mi fuerza y una pretensión de ser. Se puede decir que yo te ordené y te mandé para que seas mi reina. Eso no tiene sentido. Es contradictorio. El poder viene por derecho divino y no porque yo te obligue a que vos me obligues a... Sé que te pareció pura estulticia de mi parte el querer vivir por siempre a tus pies. La mujer tiene labios más bellos y deliciosos que sus propios labios y son los labios de la vida. Hay tanto placer y tanto deleite adorando el fuego del bello sexo...

           Sé qué no podré besarte nunca más en ninguno de tus labios. Lamento saber que no podré ser el padre de tus hijos. Me hubiera gustado llenarte de mí. Si me lo pidieras sería tu marido por siempre pero sé que no va a pasar. Lo único que te pido es que me permitás besar tu panza el día en que ella crezca por la semilla del amor. Me encantaría acariciar al hijo que pudo haber sido mío. Me arrodillaría antes vos y besaría a ese niño por nacer. La vida es un milagro desde el momento mismo de su concepción. Ojalá puedas ser muy feliz junto al dichoso padre de tus criaturas. Estoy seguro que vas a engañar a tu esposo y él lo consentirá. Yo podría ser igual y no ser revanchista en absoluto como aquellos que pagan mal por mal. Me imagino que vas a estar con muchos hombres a lo largo de tu vida (sé que ya estuviste con muchos y que el amor para tu corazón es como un polvo mágico que se vuelca en ocasiones de ensueño).

           Algún día quisiera saber los pormenores de tu vida de alcoba. Mi sentido moral siempre me movió a repudiar tu impudicia pero en el fondo de mi ser el demonio de la lujuria sentó sus reales para quedarse. Me acuerdo cuando dijiste que estuviste con hombres mayores que yo. No me cayó bien pero en el fondo excitaste mis fantasías más perversas. Tal vez Dios quiso que me separé de vos para alejarme de las llamas eternas del Infierno. En todo caso el cielo te creo hermosa, Deborah bella. Cada vez que me acuerdo de tu recuerdo florece en mí una pasión ardiente como el sol en medio de Tierra Santa. Siento como todo mi ser se transforma al contemplar tu imagen sensual y peligrosa. Es como si una serpiente emergiera de mi cuerpo con el vil deseo de atacarte una y otra vez. A veces siento que la serpiente ata mis pensamientos y mi corazón...

              Sinceramente hubiera deseado que seas como tu amiga hebrea que se llama igual que la hija de Shylock (¡Inmortal Shakespeare y su Mercader de Venecia!). Me encanta lo fiel que es esa señorita. Ojalá fueras así. Si siendo pervertida y sucia como toda bolche, ¿cuánto más me gustaría si fueras piadosa y de vida austera? Es cierto que si fueras como ella nunca habrías estado conmigo. Eso no lo sé. Te habría raptado o te hubiera comprado a tu padre. Después de todo, con un poco de plata se arregla hasta el casamiento más imposible. ¡Lástima que no tenga ni para invitarte un puto café y la puta que los parió a los financieros que crearon esta crisis de mierda!

              La verdad es que este escrito que me proporcionó un anónimo es un monumento a la inmoralidad. Ya estoy dudando si debo o no dejarlo en mi blog. Simplemente permanece en pie este texto para que la gente conozca los más hondos y repugnantes abismos de la mente humana. Asco. Yo jamás escribiría algo así y si viera al autor de estos párrafos lo mataría (suponiendo que pudiera matarme a mí mismo).

             El amor a primera vista te deja ciego para siempre...
           

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