Respeten sus progreleyes y no sean contradictorios censurandome.

El Congreso no promulgará ninguna ley con respecto a establecer una religión, ni prohibirá el libre ejercicio de la misma, ni coartará la libertad de expresión ni de la prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y de pedirle al Gobierno resarcimiento por injusticias.
(Primera Enmienda de la Constitución de los EE.UU., ratificada el 15 de diciembre de 1791.)



Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Articulo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 en Paris.



- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber ingerencias de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.

-2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.

(Artículo II - 71; Título II concerniente a Libertades del Tratado para el que se establecia una Constitución Europea)

miércoles, 24 de octubre de 2012

Rebelde sin causa penal alguna


          
           De ahora en más voy a empezar a publicar mis sueños. La idea es ofender a los psicólogos, que ellos sepan que estoy loquito y bueno, después decirles que en realidad no soñé lo que fue escrito en esta página y que hago uso de mi libertad de expresión. Entonces dirán que hago abuso y caerán en contradicción. Bah, digo todas estas incoherencias a modo de prólogo. El resto lo leerán ustedes.

            Ustedes leerán que soñé con un joven de cabello castaño rojizo y ojos marrones. Delgado y de altura mediana. Bien afeitadito. Con sonrisita de enfermo mental y actitud soberbia y prepotente. Parado en la puerta de una escuela. Me provocaba para  pelear. Dado que se había plantado, comencé a atacarlo con un palo de policía. Un hombre me dijo que le dé más fuerte. No le dolía. Como si fuera el vuelo de una mosca. El gringuito seguía de pie. No tuve más remedio que bajarlo de una patada en las pelotas. Fin del sueño. Me desperté confundido.

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